?D¨®nde est¨¢ el cr¨¦dito que "no aparece"?
En estas ¨²ltimas semanas est¨¢ habiendo una gran pol¨¦mica sobre la actuaci¨®n de los bancos y cajas de ahorros (la banca). La cuesti¨®n objeto de esta pol¨¦mica es si estas instituciones financieras est¨¢n concediendo la cantidad de cr¨¦dito justo y necesario para que las peque?as y medianas empresas (pymes) puedan continuar con su actividad "normal".
La banca argumenta, con raz¨®n, que en tiempos de crisis es normal que no crezca el cr¨¦dito. Hay menos peticiones de cr¨¦dito, y ¨¦stas son generalmente menos solventes. Dar m¨¢s cr¨¦dito ser¨ªa una irresponsabilidad, argumentan.
La segunda e importante raz¨®n para no aumentar el cr¨¦dito es que, dado que ni hab¨ªa ni hay suficiente ahorro en Espa?a para hacer frente a todos los pr¨¦stamos y cr¨¦ditos concedidos alegremente durante la ¨¦poca de vacas gordas, fue necesario pedir prestado al exterior a plazos cortos (dos o tres a?os). La dificultad de su renovaci¨®n en el exterior por parte de la banca significa que ¨¦sta dispone de una menor cantidad de dinero para prestar.
El cr¨¦dito que no llega a las 'pymes' financia viviendas vac¨ªas que los bancos compran
Jap¨®n aplic¨® en los a?os noventa una pol¨ªtica parecida a la que est¨¢ siguiendo Espa?a
Para resolver por lo menos parte de este problema, el Gobierno ha acudido en su ayuda aval¨¢ndole nuevas emisiones de deuda con el fin de que pueda obtener la liquidez que, de otro modo, le deniegan los mercados internacionales, o prest¨¢ndole contra garant¨ªa de activos que otros prestamistas no le admitir¨ªan. De esta forma, el Gobierno facilita liquidez a la banca, pero a la vez tiene la impresi¨®n de que ¨¦sta no llega a las pymes. Un d¨ªa la critica y al siguiente dice que est¨¢ actuando correctamente. Las propias pymes dicen que se les deniegan la mayor¨ªa de los cr¨¦ditos que solicitan y que, en los casos en que se conceden, el tipo de inter¨¦s y las garant¨ªas solicitadas son mucho mayores que antes de la crisis. El Banco de Espa?a est¨¢ callado.
Como es habitual, cada uno dice su verdad, pero no toda la verdad. Falta, por lo menos, una pieza esencial para que las verdades que cuenta cada parte sean coherentes: la contabilizaci¨®n de la morosidad por parte de la banca.
Un peque?o ejemplo nos ilustrar¨¢ sobre dos formas de hacerlo y sus consecuencias. Imaginemos que hace dos a?os un promotor pidi¨® un cr¨¦dito a un banco para una promoci¨®n de un piso que la tasadora del banco valor¨® en 100.000 euros. El banco, prudentemente, le concedi¨® un cr¨¦dito por el 80% de esta cantidad: 80.0000 euros. A su vencimiento, el promotor no consigue vender el piso y, por tanto, no puede devolver el cr¨¦dito al banco. Ante esta situaci¨®n, el banco tiene dos grandes alternativas: una, declarar al promotor como moroso y, eventualmente, quedarse con el piso y subastarlo. En este caso tiene que anotarse como p¨¦rdida un porcentaje que llega, en pocos meses, hasta el 50% de la deuda. La segunda posibilidad es decirle al promotor que le compra el piso por un precio igual al de la deuda, esto es, por 80.000 euros. ?Cu¨¢les son las consecuencias de una y otra alternativa? En la segunda no se apunta ninguna p¨¦rdida, ya que no est¨¢ obligado a poner el activo comprado a precio de mercado, de acuerdo con las ¨²ltimas normas del Gobierno sobre valoraci¨®n de activos. Pero, de esta forma, los 80.000 euros quedan invertidos en un bien que no produce nada y, en consecuencia, es un dinero que no puede ir a parar a las pymes productivas que lo necesitan. Es m¨¢s, nuestro banco deja de percibir intereses sobre la deuda que ten¨ªa, por lo que, para tener los mismos ingresos, se ver¨¢ obligado a subir el tipo de inter¨¦s de otros clientes que s¨ª son solventes.
En la primera [forma de contabilizar la morosidad], el banco debe apuntarse una p¨¦rdida de 40.000 euros en su cuenta de resultados, mientras no se quede con el piso o lo venda. Pero ?cu¨¢l es la consecuencia ¨²ltima de declarar al deudor como moroso y subastar el piso que tiene como garant¨ªa? ?Hay mercado para este piso? S¨ª, lo hay, aunque con una rebaja muy importante sobre el precio de tasaci¨®n o el de la deuda del banco. Existen fondos de inversi¨®n dispuestos a comprar viviendas en Espa?a, pero a unos precios que est¨¢n alrededor del 50% de los de tasaci¨®n de hace dos a?os.
Sin embargo, nuestro banco no est¨¢ incentivado para venderlas o subastarlas, puesto que, de hacerlo, deber¨ªa apuntarse la correspondiente p¨¦rdida (unos 30.000 euros en el piso de nuestro ejemplo). Y si esto lo hace con todos los deudores que no pueden devolverle el pr¨¦stamo y que tienen como garant¨ªa bienes inmobiliarios, el banco puede pasar a ser insolvente y deber¨¢ ser rescatado con dinero p¨²blico.
El Regulador o el Gobierno podr¨ªan obligarle a dotar la correspondiente p¨¦rdida, tanto si efectivamente se realiza como si no lo hace. Sin embargo, le permiten valorar a precio de coste y no de mercado. Y la banca, ante esta situaci¨®n, ha optado l¨®gicamente por esconder sus verg¨¹enzas con el permiso expreso del Gobierno y del Banco de Espa?a. ?Qui¨¦n querr¨ªa declararse en quiebra si puede optar por esperar a ver si sus activos suben de valor? Ni la banca ni nadie. Su decisi¨®n m¨¢s racional es esconder sus p¨¦rdidas reales esperando que los activos que tienen como garant¨ªa aumenten su valor.
Un peque?o c¨¢lculo nos puede dar una idea de la magnitud aproximada del dinero esterilizado s¨®lo en viviendas. En Espa?a hay alrededor de un mill¨®n de viviendas por vender. La mayor¨ªa financiadas por la banca. Si consideramos que cada vivienda tiene un pr¨¦stamo medio de 120.000 euros, resulta que tendr¨ªamos 120.000 millones de euros totalmente esterilizados. Bienes que ni producen ni son utilizados en el bienestar de las personas, adem¨¢s de tener costes de mantenimiento. Si la banca vendiera estos activos a fondos de inversi¨®n con un 30% de descuento sobre el valor de sus pr¨¦stamos (hay compradores a estos precios), perder¨ªa 36.000 millones de euros, lo que significa que bastantes bancos y cajas de ahorros ser¨ªan insolventes, pero, a cambio, el 70% restante, es decir, 84.000 millones de euros, podr¨ªa destinarse a inversi¨®n productiva para las pymes.
?Qu¨¦ es entonces lo m¨¢s conveniente para el pa¨ªs? ?Seguir con la pol¨ªtica actual manteniendo esterilizados 120.000 millones de euros sine die, esperando que suban los precios, o bien obligar a los bancos a contabilizar sus activos o sus deudas a valor de mercado? En este ¨²ltimo caso tendr¨ªamos algunos bancos y cajas insolventes. Y, claro, precisar¨ªan la ayuda del Estado, puesto que la banca no debe quebrar. El da?o al sistema ser¨ªa demasiado grave. Pero s¨ª pueden, y deben, hacerlo sus accionistas si han cometido graves errores de decisi¨®n.
Jap¨®n, en los a?os noventa, sigui¨® una pol¨ªtica parecida a la que est¨¢ aplicando ahora nuestro pa¨ªs. Escondi¨® las p¨¦rdidas que la banca ten¨ªa de hecho sobre la base de refinanciarles su deuda para que pudieran mantener activos cuyo valor real era muy inferior al que figuraba en el activo de su balance.
Las consecuencias son de todos conocidas. Tuvo una d¨¦cada de estancamiento y, a¨²n ahora, despu¨¦s de 15 a?os, sus activos inmobiliarios no han logrado recuperar el valor que ten¨ªan antes de la crisis. Despu¨¦s de siete u ocho a?os del comienzo de la crisis, el Gobierno tuvo que forzar el saneamiento de los bancos. Durante estos a?os, los bancos fueron verdaderos zombis, pero segu¨ªan operando. Todo parece indicar que aqu¨ª estamos siguiendo los mismos pasos que Jap¨®n en esa d¨¦cada perdida. Ya tenemos bancos zombis. Y, mientras tanto, las pymes productivas se asfixian y, en muchos casos, se mueren.
Daniel Villalba es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Empresa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.