Farsa elogiosa repugnante
El Gobierno argentino ha intentado repatriar los restos de Borges y recuperarlo as¨ª para el patriotismo. Pero el escritor lo que m¨¢s rechazaba eran la demagogia, el populismo y la vulgaridad.
Uno de los m¨¢s hermosos poemas que escribi¨® Luis Cernuda se llama Birds in the night y est¨¢ dedicado a Verlaine y Rimbaud. O, mejor dicho, a la "farsa elogiosa repugnante" de que suelen ser v¨ªctimas, despu¨¦s de muertos, los poetas que, malditos y marginados en vida por sus malas costumbres, excesos, violencias y provocaciones, son luego convertidos en glorias nacionales. Celebrados por "embajadores y alcaldes", merecen bustos y placas como la que el gobierno franc¨¦s ("?o fue el gobierno ingl¨¦s?") coloc¨® en el n¨²mero 8 de Great College Street, Camden Town, Londres, la modest¨ªsima casita donde por unas semanas el poeta borracho y cincuent¨®n y el adolescente insolente y genial "vivieron, trabajaron, fornicaron" gozando de una libertad que pagar¨ªan luego car¨ªsimo.
Mar¨ªa Kodama impidi¨® que se llevara a cabo ese ultraje p¨®stumo a un intelectual tan ilustre
Como tantos creadores, Borges no pertenece a la Argentina sino a todos los que lo leen
El poema de Cernuda destila una c¨®lera helada, que se traduce en contenidas imprecaciones, desesperaci¨®n, desprecio, y, como par¨¦ntesis de sol en la tormenta, delicadas im¨¢genes de conmiseraci¨®n por el destino de ese par de provocadores a los que la posteridad -los pol¨ªticos, los dignatarios culturales, los esnobs y el establecimiento en general- recuperan para el patriotismo y el orgullo nacional, emascul¨¢ndolos de este modo de todo aquello que, mientras viv¨ªan, merec¨ªa asco, odio y rechazo de la moral, la religi¨®n y los valores entronizados.
Me trajo a la memoria este poema la noticia de que el Gobierno argentino se propon¨ªa repatriar los restos de Jorge Luis Borges del cementerio de Plainpalais, en Ginebra, donde reposan -una linda y acogedora placita que tiene el semblante de todo menos de un camposanto- y llevarlos a Buenos Aires para enterrarlos en el pretencioso cementerio de La Recoleta.
La idea, por lo visto, contaba con el apoyo de la propia presidenta argentina, la se?ora Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, y de su marido, el ex presidente Kirchner, que -es comprensible y en cierto modo inevitable- no quer¨ªan perder la ocasi¨®n de darse un ba?o de cultura y popularidad presidiendo el fasto, en el que, qui¨¦n lo duda, habr¨ªa habido discursos, banderas, acaso cornetas, y adjetivos como "poeta ¨ªnclito", "cuentista m¨¢gico" y "ensayista trascendental". El proyecto fue presentado en el Congreso por la diputada peronista Mar¨ªa Beatriz Lenz y como su partido tiene mayor¨ªa parlamentaria es seguro que hubiera sido aprobado: ?c¨®mo perder¨ªan la oportunidad esos legisladores, ellos tambi¨¦n, de darse otro ba?o de cultura? De este modo, todo parec¨ªa bien encaminado para el gran esperpento: el cad¨¢ver de Borges elevado a los altares de la inmarcesible naci¨®n que le dio el ser por un Gobierno que encarna de manera emblem¨¢tica todo lo que la vida y la obra de Borges rechazan y escarnecen: la demagogia, el populismo, el mal gusto y la vulgaridad.
Mar¨ªa Kodama, la viuda del escritor, se opuso a la repatriaci¨®n, alegando que Borges decidi¨® al final de su vida, en plena posesi¨®n de sus facultades, marcharse de Argentina, para morir en Suiza, un pa¨ªs donde hab¨ªa vivido y estudiado de adolescente y al que guard¨® siempre mucho cari?o. "En democracia", declar¨®, "ninguna persona de ning¨²n partido puede disponer, o intentar disponer del cuerpo de una persona, que es lo m¨¢s sagrado, frente a otra que ha dado y sigue dando su vida por su amor". Mar¨ªa Kodama tiene toda la raz¨®n del mundo, desde luego, pero acaso dio muestras de excesivo optimismo calificando de "democracia" ese sistema sui g¨¦neris en el que, en cada elecci¨®n, resultan disputando y reparti¨¦ndose el poder unas cuantas facciones y pandillas peronistas ante la lastimosa impotencia de la pigmea oposici¨®n. En todo caso, quedan en la patria de Borges bastantes argentinos cultos y decentes que apoyaron a Mar¨ªa Kodama e impidieron que se llevara a cabo ese ultraje p¨®stumo contra la figura intelectual m¨¢s ilustre nacida en Argentina. En efecto, la diputada Mar¨ªa Beatriz Lenz retir¨® su proyecto, al menos por ahora, pero no es imposible que alguien lo resucite en el futuro. (En el Per¨², de tiempo en tiempo, alg¨²n diputado propone tambi¨¦n repatriar los restos de C¨¦sar Vallejo).
Es verdad que las circunstancias han hecho de Borges una "gloria nacional" porque ¨¦se es el destino que espera a todos los seres humanos que por su talento, sus virtudes, su genio, prestan un gran servicio a la humanidad en los dominios de las ciencias, las artes o las letras: ser inmediatamente nacionalizados y trasmutados en motivos de exaltaci¨®n patriotera.
En verdad, a los grandes talentos no los "producen" los pa¨ªses y, por eso, Borges no es un "producto" argentino. Result¨® de una alianza casi indiscernible de ideas, im¨¢genes, poemas, novelas, ensayos, sistemas filos¨®ficos, teolog¨ªas, procedentes de muchas lenguas y culturas, de la atm¨®sfera estimulante de una familia, de un grupo de amigos y conocidos, pero, principalmente, de una disposici¨®n o don personal, exclusivo y ¨²nico, para so?ar, fantasear, asimilar las grandes creaciones literarias y ordenar las palabras del espa?ol en frases, p¨¢ginas y libros de extraordinaria precisi¨®n e inusitada belleza. Y por esa raz¨®n, al igual que Shakespeare y Goethe y Cervantes y tantos otros eminentes creadores, Borges no pertenece a la Argentina sino a todos los que lo leen y se deslumbran con su imaginaci¨®n, su cultura literaria, su elegancia, su iron¨ªa y su soberbia manera de utilizar nuestra lengua imponi¨¦ndole la exactitud del ingl¨¦s y la inteligencia del franc¨¦s sin que por ello pierda el bronco vigor de la lengua castellana.
Borges se fue de su pa¨ªs porque, como les ocurre a muchos escritores con los suyos, estaba acaso asqueado con lo que all¨ª ocurr¨ªa, o simplemente harto de ser una "gloria nacional" (despu¨¦s de haber sido un ilustre desconocido hasta que Francia, Europa y los Estados Unidos hicieron saber a los argentinos que ten¨ªan un genio en casa) o porque, a la vejez, como dicen que hacen los elefantes cuando sienten que van a morir, quiso pasar la ¨²ltima etapa de su vida y morir donde hab¨ªa comenzado la vida que a ¨¦l le importaba -la vida intelectual-: esa Suiza donde fue, o crey¨® ser, feliz, leyendo vorazmente, aprendiendo idiomas, y contrayendo, contagiado por los suizos, la sobriedad, la frugalidad, la correcci¨®n y la modestia que fueron rasgos permanentes de su vida privada.
Fue una decisi¨®n perfectamente leg¨ªtima y quienes de veras admiran a Borges -que no son los politicastros ignorantes, ni los gacetilleros semianalfabetos que se dan tambi¨¦n ba?os de cultura traficando con los genios- deben acatarla. Era indigno alegar como argumento, para justificar la repatriaci¨®n, una cita de Borges formulada en una entrevista de ocasi¨®n, seg¨²n la cual quer¨ªa ser enterrado en La Recoleta al igual que sus antepasados. ?No se han enterado esas pobres gentes que los seres humanos, a diferencia de las piedras y los animales, cambian a veces de opini¨®n? Si hubieran le¨ªdo a Borges, sabr¨ªan que ¨¦l lo hizo innumerables veces y sobre muchas cosas (aunque nunca por comodidad u oportunismo).
La decisi¨®n que vale es la ¨²ltima que tom¨®. La que lo llev¨®, cuando era ya un anciano reconocido y festejado (pero devorado por la enfermedad) a dejarlo todo y, como lo hubiera hecho un adolescente letraherido, a empezar de nuevo, en un pa¨ªs donde ser¨ªa siempre un desconocido, en aquella anodina, reprimida, pol¨ªglota y pr¨®spera ciudad de Calvino donde, entre bibliotecas, aulas, libros e idiomas extranjeros, comenz¨® a ser Borges. Es un buen sitio para que descanse el m¨¢s internacional y cosmopolita de los escritores que, vaya paradoja, fue tambi¨¦n, de alg¨²n modo, un provinciano visceral, aquel fantaseador alucinado y erudito irreverente con la erudici¨®n, aquel viejo-ni?o t¨ªmido, y por momentos destemplado, que nunca madur¨® y por eso jam¨¢s se corrompi¨®.
Un consejo, amigos escritores: nadie puede poner lo que escribi¨® a salvo de futuras manipulaciones, distorsiones y vejaciones. Pero s¨ª es posible, en cambio, precaverse contra p¨®stumas emboscadas como la que estuvo en marcha y felizmente fracas¨® contra los huesos del pobre Borges. H¨¢ganse incinerar y que esparzan sus cenizas en lugares inalcanzables, como el bosque o el mar. ?Mil veces preferible alimentar a los peces o a los p¨¢jaros que a esos inescrupulosos can¨ªbales que engordan con los despojos de los buenos escribidores!
? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario EL PA?S, SL, 2009.
? Mario Vargas Llosa, 2009.
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