Para Antonio

Fue un regalo sorpresa. Mi padre me lo dio un d¨ªa cualquiera, toma, para que dejes de robarme los m¨ªos. Aquel libro peque?o, encuadernado en piel roja, con letras doradas y un grabado min¨²sculo en el lomo, me impresion¨® tanto que estuve a punto de no marcarlo, pero ten¨ªa s¨®lo 13 a?os y una necesidad insuperable de afirmarme en todo, as¨ª que, con un boli azul y mucho cuidado, escrib¨ª mi nombre, y la fecha, encima del suyo, Antonio Machado, Poemas.

Muchos a?os despu¨¦s, hace pocos, estuve en Colliure, donde ¨¦l no eligi¨® morir, en el cementerio donde le enterraron hace hoy 70 a?os. Mucha gente dice que es bonito. A m¨ª me pareci¨® espantoso, una tumba peque?a, indigna, pobre, ajena, insignificante y sobre todo fr¨ªa, muy fr¨ªa, demasiado para un poeta que me ha hecho temblar de emoci¨®n tantas veces. Pero no todo es negativo. Para el Ayuntamiento de Colliure, por ejemplo, Machado representa una estupenda fuente de ingresos. Adem¨¢s, los espa?oles que llegan hasta all¨ª por autopista, ni siquiera se dan cuenta de lo cerca que est¨¢n de las playas donde los franceses encerraron, como si fueran ganado, a los soldados del Ej¨¦rcito Popular de la Rep¨²blica, esos hombres que afrontaron la derrota con los versos que el poeta hab¨ªa escrito para ellos, grabados en la memoria y en el coraz¨®n.

Nunca m¨¢s volver¨¦ a gastarme un c¨¦ntimo en Colliure. Pero, a despecho del tiempo y de la historia, quiero ofrecerle a Antonio una tumba espa?ola, caliente y soleada. Porque ya no tengo el libro que me regal¨® mi padre. Sin dar opci¨®n a sus hermanas, mi hijo mayor me lo rob¨® hace a?os, y no se lo pedir¨¦ cuando se vaya. As¨ª, alg¨²n d¨ªa, mis nietos se lo robar¨¢n a ¨¦l, y al abrirlo, leer¨¢n una cuidadosa inscripci¨®n con boli azul, Almudena, 73. Y aprender¨¢n por qu¨¦ Antonio Machado es el poeta nacional espa?ol, aunque est¨¦ enterrado tan lejos de casa.