Rajoy, entierro o resurrecci¨®n en casa
El l¨ªder del PP se lo juega todo en Galicia y estar¨¢ 12 de los 15 d¨ªas de campa?a - Los populares son optimistas pero asumen que un fracaso caer¨ªa sobre el jefe
Desde que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar le eligi¨® como su sucesor, en septiembre de 2003, Mariano Rajoy s¨®lo ha tenido dos alegr¨ªas. Una, enorme, la victoria en las elecciones municipales de 2007. Otra, mucho m¨¢s peque?a, en 2005, cuando, despu¨¦s de volcarse en la ¨²ltima semana de las elecciones gallegas para empujar a un Manuel Fraga ya muy envejecido, el PP logr¨® darle la vuelta a las encuestas, que les daban 32 esca?os: lleg¨® hasta 37 y se qued¨® a 8.700 votos de gobernar, de nuevo, con mayor¨ªa absoluta.
Aunque los analistas gallegos no detectaron que la presencia de Rajoy fuera tan importante, su entorno s¨ª consigui¨® instalar en el partido la idea de que ¨¦l arrastr¨® muchos votos. Y eso le dio mucha fuerza interna.
Est¨¢ ligando su suerte a la de los candidatos en Lugo y Ourense
Cuatro a?os despu¨¦s, el liderazgo de Rajoy est¨¢ mucho m¨¢s debilitado. Ha perdido dos veces las elecciones generales, ya no controla Baleares ni Navarra, donde ha sufrido una escisi¨®n, su valoraci¨®n como jefe de la oposici¨®n no deja de caer, seg¨²n el CIS, y el partido sufre dos escandalosos casos de espionaje entre compa?eros y corrupci¨®n de altos cargos del partido.
Por eso Galicia se puede convertir en el mazazo definitivo para un l¨ªder muy tocado o en el aire que necesita para enfrentarse a sus enemigos internos. En G¨¦nova, sede central del partido, se ha extendido el optimismo, aunque fuentes de la direcci¨®n admiten que un fracaso recaer¨¢ sobre las espaldas del l¨ªder.
Rajoy es consciente de que en Galicia se la juega mucho m¨¢s que en el Pa¨ªs Vasco. Tanto que, de los 15 d¨ªas de campa?a, va a estar 12 en Galicia -una cifra inaudita en un dirigente nacional- y tres en Euskadi.
Adem¨¢s, la campa?a de Rajoy no est¨¢ dise?ada para figurar sin m¨¢s, lograr algunas fotos y dar unos pocos m¨ªtines. Es un recorrido agotador, un trabajo de fondo m¨¢s propio de un candidato local que de un l¨ªder nacional. Rajoy visita cinco pueblos cada d¨ªa, algunos min¨²sculos, da paseos, saluda, ofrece peque?os m¨ªtines, se re¨²ne con empresarios locales, come y cena con los jefes del partido... est¨¢ trabajando duro para ara?ar voto a voto.
Y lo est¨¢ haciendo precisamente en las zonas m¨¢s dif¨ªciles, las rurales, especialmente de Ourense y Lugo, donde el PP ten¨ªa tal hegemon¨ªa que tiene mucho para perder. El l¨ªder se la juega as¨ª doblemente. No s¨®lo est¨¢ poniendo su cara a cualquier resultado en las elecciones, sea bueno o malo, sino que adem¨¢s est¨¢ ligando su suerte a la de los candidatos en Lugo y Ourense, precisamente, sobre todo esta ¨²ltima, donde m¨¢s riesgo tiene el PP de perder un diputado.
En este inagotable recorrido por el interior de Galicia, siempre alejado de Alberto N¨²?ez Feij¨®o -hasta ahora s¨®lo han coincidido una vez, en el gran mitin en la plaza de toros de Pontevedra-, y en esta desesperada b¨²squeda de votos rurales, Rajoy ha rendido pleites¨ªa incluso a un persona tan alejada de su trayectoria pol¨ªtica como Jos¨¦ Luis Baltar, el todopoderoso presidente de la Diputaci¨®n de Ourense. El l¨ªder del PP lleg¨® al extremo de recorrer media provincia al anochecer para dar un mitin en el peque?o pueblo de Baltar, Esgos, y reconocer ante sus paisanos: "El PP es Baltar".
Galicia ha sido siempre clave para el PP. No s¨®lo es la patria del fundador. Ya en 1981, Alianza Popular, germen del PP, tuvo aqu¨ª su primera victoria electoral. Gallegos eran muchos de los cuadros de la primera AP. En Galicia tuvo el PP su refugio en los a?os dif¨ªciles, en los primeros 90, cuando no gobernaba en casi ninguna comunidad aut¨®noma y aqu¨ª se formaban sus cuadros. Galicia, siempre talism¨¢n para el PP, puede significar la resurrecci¨®n de Rajoy con un buen resultado, pero tambi¨¦n el principio del fin de su mandato si su arriesgada jugada sale mal.
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