Se acabaron las bromas
La publicaci¨®n de las encuestas el pasado domingo le ha dado un vuelco a la campa?a. Hasta ese momento el aliento del PP se hac¨ªa sentir en la nuca del bipartito, pero sin que eso hiciera presagiar de un modo serio el retorno de los conservadores. Esa posibilidad es ahora, sin embargo, un hecho, un dato que le a?ade tensi¨®n y dramatismo a la convocatoria y debiera facilitar la movilizaci¨®n de los electores. ?Lo har¨¢?
La pregunta no es ret¨®rica. Ante la realidad -tambi¨¦n ante la realidad pol¨ªtica- hay que tener un respeto absoluto. Lo ideal, escribe Josep Pla, ser¨ªa situarse ante ella como ante el mar o una monta?a, no de un modo pol¨¦mico, sino con absoluta humildad, con temor y temblor. Eso es lo que pretenden, supongo, los soci¨®logos y analistas que han elaborado esas encuestas y los estrategas de la campa?a que extraen las consecuencias y elaboran los mensajes que los candidatos ponen en circulaci¨®n.
El bipartito se ha plegado a la agenda del PP, ha admitido su plana visi¨®n del pa¨ªs
Lo que sucede, sin embargo, es que esas encuestas nos dejan sumidos en la confusi¨®n absoluta. Sabemos que la derecha puede ganar, pero no sabemos por qu¨¦. Tal vez aqu¨ª convenga citar al se?or Federico Nietzsche, "no hay hechos, sino interpretaciones", lo que vendr¨ªa a refutar el realismo del catal¨¢n y, aplicado al caso, a sancionar el desconcierto. Los hilos cruzados de la sensibilidad popular est¨¢n tan enmara?ados que no es f¨¢cil desentra?ar el mensaje que nos env¨ªan esas encuestas.
Tal vez la clave est¨¦ en la legislatura pasada. George Lakoff ha popularizado la palabra inglesa frames para referirse a eso que hace que interpretemos los hechos en una determinado marco de inteligibilidad. Quien domina esos marcos domina la agenda. Los neocon aseguraron su largo ciclo de poder en la batalla de los valores -religi¨®n, patriotismo- y en su dominio del imaginario social. Como reza el lema de uno de los m¨¢s importantes think tanks estadounidenses, "las ideas tienen consecuencias". Si Obama tuvo ¨¦xito no fue s¨®lo porque la guerra de Irak y la crisis econ¨®mica agotaran la paciencia de los ciudadanos de aquel pa¨ªs. Adem¨¢s, supo dar la batalla por los valores, establecer una visi¨®n dem¨®crata para su pa¨ªs.
En eso es en lo que ha fallado el bipartito. No hubo batalla por los frames. Se han plegado a la agenda de los conservadores. Del Gramsci que leyeron en su juventud no les ha quedado nada, no le han dado importancia a la hegemon¨ªa ideol¨®gica. Han admitido la plana visi¨®n del pa¨ªs de sus oponentes. Eso ha producido desorientaci¨®n y decepci¨®n en sus votantes -ni tan siquiera los peque?os s¨ªmbolos han cambiado- y control del espacio ideal por la derecha.
Ella no ha cedido un mil¨ªmetro. Ha multiplicado la demagogia y la mentira con gran desparpajo. No hay que ir a los autos del juez Garz¨®n. Adem¨¢s de los p¨¦simos ejemplos de Carrera y Crespo -antiguo secretario de Organizaci¨®n del PPdeG- muchos de sus dirigentes tendr¨ªan serias dificultades para explicar el incremento de su patrimonio. Tambi¨¦n est¨¢n constatados los casos de enriquecimiento il¨ªcito -en el terreno e¨®lico, para no ir m¨¢s lejos- y ser¨ªa posible enumerar una larga lista de alcaldes encausados por corrupci¨®n de la que se han hecho eco los peri¨®dicos. Por no hablar de, en alguna ocasi¨®n, connivencia con el narcotr¨¢fico. Desde los tiempos de Vioque y Bea Gondar menudean los casos.
Pese a ello han obrado como si hubiesen salido de la ducha reci¨¦n peinados, como si compartiesen la inocencia del Para¨ªso y fuesen una muestra del primer d¨ªa de la creaci¨®n. No han tenido reparo en importar la desquiciada visi¨®n de la derecha extrema, tan bien representada por Esperanza Aguirre y su ¨¦mulo local, Corina Porro, que ha llegado a afirmar que con Manuel Fraga hab¨ªa m¨¢s libertad.
Han extendido la grotesca idea de la imposici¨®n ling¨¹¨ªstica, import¨¢ndola de P¨ªo Moa, esa luz y faro de la libertad en Occidente. Se han negado a negociar el Estatuto, a diferencia de sus colegas valencianos, andaluces o castellanos. En plena ca¨ªda libre del capitalismo a consecuencia de la ideol¨®gica visi¨®n del neoliberalismo prometen m¨¢s desregulaci¨®n y libertad de mercado y ?un ERE en la Xunta!
Frente a ello el bipartito ha sido t¨ªmido, para usar un eufemismo. Si el pr¨®ximo domingo revalida en las urnas deber¨ªa haber aprendido la lecci¨®n. Se acabaron las bromas. Si hay una segunda legislatura el Gobierno progresista y nacionalista debe serlo sin complejos y rompiendo claramente con el legado de Fraga. Ah¨ª es d¨®nde estar¨¢ la clave de su ¨¦xito. El bipartito no puede ceder a los chantajes de la derecha medi¨¢tica, ni sancionar la continuidad de una Galicia caduca concedi¨¦ndole a ciertas elites la capacidad de ser los amos del cortijo local. Tiene que comenzar un nuevo tiempo, y har¨ªan bien ambos l¨ªderes en explicitar esta voluntad, si quieren ganarse la confianza de sus electores.
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