Un 'corralito' de j¨®venes promesas

En su universo literario, la denuncia ha sido reemplazada por el sarcasmo. Nacieron en los setenta y se descubrieron escritores en un mundo dominado por el ordenador, donde la m¨¢quina de escribir es un objeto vintage. Son La joven guardia argentina. Una generaci¨®n de autores lejana a la dictadura militar (1976-1983) y marcada por la crisis de 2001. Un total de 23 creadores reunidos en una antolog¨ªa que presenta la nueva narrativa argentina y que se edita por primera vez en Espa?a.

Les gusta dejarlo claro. No escriben igual, no hablan de los mismos temas, no comparten estilo. "Todos quieren que digamos en qu¨¦ nos parecemos", afirma el escritor Juan Terranova. Junto a ¨¦l, Patricio Pron, Diego Grillo Trubba, Samantha Schweblin y Maximiliano Tomas, el impulsor del proyecto, charlaron con EL PA?S en la Casa de Am¨¦rica sobre la complicidad que naci¨® a partir de la publicaci¨®n original en Argentina de La joven guardia (Belaqva) en 2005. "Fue una apuesta. No s¨®lo los present¨® a los lectores, tambi¨¦n sirvi¨® para que los autores se conocieran", se?ala Tomas.

La poca solemnidad de los textos es, quiz¨¢, su mayor punto en com¨²n

Fue un encuentro afortunado. Organizan lecturas p¨²blicas y performances. Asisten a sus presentaciones. Entran en sus blogs. "Y nos emborrachamos. Algo muy importante para un escritor", comenta Terranova, autor de Mi nombre es Rufus, la historia de Birmania, una banda indie rock. De las confabulaciones han nacido incluso nuevas antolog¨ªas. Ah¨ª intercambian papeles. Grillo Trubba se encarg¨® de antologar cuentos sobre sexo (En celo, Mondadori, 2006) y cr¨ªmenes (In fraganti, Mondadori, 2008), mientras que Terranova compil¨® una serie de relatos inspirados en los barrios de la capital argentina (Buenos Aires / Escala 1:1. Los barrios por sus escritores, Entrop¨ªa, 2007).

El uso de Internet como plataforma creativa despierta reacciones encontradas. "No me interesa demasiado", comenta Patricio Pron, ganador del premio Ja¨¦n de Novela 2008 por El comienzo de la primavera, un relato ambientado en una universidad alemana.

Pron confiesa que es propietario de un solo blog, que utiliza para que su padre lea sus art¨ªculos publicados fuera de Argentina. No es el caso de Terranova, Grillo o Tomas. Todos cuentan con blogs que actualizan con regularidad. "Los blogs son muy ¨²tiles para conocer la obra de otros escritores y para intentar vencer el centralismo", afirma Samantha Schweblin, autora de El n¨²cleo del disturbio, una compilaci¨®n de cuentos on¨ªricos.

El blog es una respuesta a la marginaci¨®n editorial, comenta Grillo Trubba, autor de la novela Los disc¨ªpulos y del Manual del Holgaz¨¢n. "Crecimos como escritores cuando Argentina ya no est¨¢ en el centro del mundo editorial, sino en la periferia", explica. Tomas coincide, "el centralismo es tal que esta antolog¨ªa tard¨® tres a?os en editarse en otro pa¨ªs". No hay victimismo, sin embargo. "La responsabilidad para encontrar un mercado reside en el creador. Muchos de los que dicen 'la gente no lee' en realidad quieren decir 'la gente no me lee'", se?ala Grillo Trubba. "Creo que se lee m¨¢s que nunca. Se lee como entretenimiento en otras plataformas, y tambi¨¦n se debe reconocer que el lector que compra un libro es uno preparado, m¨¢s erudito", a?ade Tomas.

La poca solemnidad en sus textos es, quiz¨¢, su mayor punto en com¨²n. "No tenemos dogmas, vemos a la literatura como un objeto recreativo", explica Pron. Esta soltura se refleja en la experimentaci¨®n entre g¨¦neros literarios, la diversidad de los temas que abordan y su versatilidad para difundirlos. Ya sea en sus antolog¨ªas, por las calles de Buenos Aires o desde las entradas en sus blogs. Comparten la convicci¨®n de que la literatura sirve para sentir, expresar y divertirse. "No tenemos una queja conservadora. No vamos gritando, 'el rock muri¨®', 'la gente no lee'. La literatura no necesita nadie que la venga a defender", concluye Terranova.