Eclipse de la democracia
Tanto en el caso de la Roma cl¨¢sica como en las ciudades-rep¨²blica de la Italia medieval, el factor que provoc¨® la degeneraci¨®n de las instituciones republicanas fue la conversi¨®n de magistraturas sometidas a l¨ªmites temporales muy estrictos en magistraturas ejercidas indefinidamente, incluso de modo vitalicio. El armaz¨®n institucional permanec¨ªa; su contenido pasaba a ser un poder personal. No es casual que fuera la extensi¨®n de la "dictadura", en principio semestral, por Sila y por C¨¦sar, lo que diera lugar tanto al cambio sem¨¢ntico como a la naturaleza de los nuevos reg¨ªmenes centrados en el ejercicio individual del poder. El tr¨¢nsito de las rep¨²blicas urbanas a las se?or¨ªas en el siglo XIII, con la entrada en escena del signore permanente, en otro marco hist¨®rico, reproduce la deriva autoritaria.
Desde Venezuela a Italia, emerge un autoritarismo que se justifica manteniendo algunas formas
Porque ese se?or permanente, aun cuando subsistan las instituciones democr¨¢ticas, dispondr¨¢ de los medios para someter el funcionamiento de las mismas a su voluntad, desfigur¨¢ndolas. Es lo que convierte en extremadamente peligroso el resultado del refer¨¦ndum ganado por Hugo Ch¨¢vez. Sus turiferarios recuerdan que las futuras elecciones siguen ah¨ª y que ¨¦l se ha impuesto en un proceso democr¨¢tico. Pero eso significa olvidar que el episodio se sit¨²a en el marco de un proyecto de poder personal archiproclamado por el propio l¨ªder venezolano, una revoluci¨®n "socialista" ya confirmada a su juicio hasta el a?o 2019, y que parte de la formulaci¨®n torticera creada para eliminar el precedente resultado desfavorable del refer¨¦ndum de 2007. Es decir, si un resultado no le conviene a Ch¨¢vez, se repetir¨¢ la consulta hasta que gane y se estreche cada vez m¨¢s el cerco a la libertad. Curioso respeto a la democracia.
El caos de su pol¨ªtica econ¨®mica no le preocupa. Le basta con declarar la bondad del proyecto populista radical, personificado en ¨¦l y ennoblecido con la etiqueta de socialismo, y con denostar y aplastar progresivamente a los opositores. El gorila ilustrado que nos describe Enrique Krauze en El poder y el delirio exhibe aqu¨ª esa primera condici¨®n. Sabe que mientras se sostenga la pol¨ªtica asistencial en vigor, y domine en los medios, podr¨¢ seguir adelante hasta la eliminaci¨®n del pluralismo. Conviene recordar que la construcci¨®n del totalitarismo fascista no fue en su primer modelo, el italiano, el resultado de un vuelco s¨²bito sino el resultado de un largo proceso de eliminaci¨®n de libertades e instituciones representativas que, seg¨²n Emilio Gentile, llega a los a?os 30. Ch¨¢vez sigue esa v¨ªa hacia su encuentro con el papel so?ado de nuevo Fidel Castro que ahora gu¨ªa a todo un continente.
La cuesti¨®n es entonces qu¨¦ hacer desde planteamientos democr¨¢ticos cuando la democracia es arruinada de modo irreversible. Pensaba en ello cuando esta misma semana present¨¦ la primera edici¨®n espa?ola por B. Pend¨¢s del cl¨¢sico de la oposici¨®n al poder desp¨®tico, el Vyndiciae contra tyrannos: el ejercicio del derecho de resistencia recupera su necesidad.
Hace unos a?os, el ¨²ltimo residuo dictatorial era el castrismo. Ahora su precaria supervivencia resulta garantizada por la tutela chavista, y se perfilan otras sombras, adem¨¢s justificadas por el car¨¢cter olig¨¢rquico de los reg¨ªmenes democr¨¢ticos que parecieron asentarse en el ¨²ltimo cuarto del siglo XX. Si hoy Evo Morales, con su nueva Constituci¨®n, parte en dos la naci¨®n boliviana haci¨¦ndola recaer sobre la mayor¨ªa ind¨ªgena y marginando a los criollos, vistos como herederos de la opresi¨®n colonial, hasta su llegada al Gobierno y durante dos siglos la jerarqu¨ªa de poder fue la inversa. En otras circunstancias, la exigencia de cambio resultaba asimismo bien explicable en Ecuador. Pero eso no exime del riesgo de autoritarismo que tambi¨¦n despunta en Nicaragua, con Daniel Ortega en busca de su perpetuaci¨®n como presidente, conjugando el fraude electoral (municipales de 2008), las pol¨ªticas asistenciales y la persecuci¨®n del aborto.
Frente a las conmociones externas, Javier Pradera habl¨® alguna vez de "la Europa-balneario". Desde el ¨¢ngulo de la democracia, eso parec¨ªa gracias a las transformaciones pol¨ªticas del ¨²ltimo cuarto del novecientos: ca¨ªda de las dictaduras en la Europa del sur, desplome del totalitarismo comunista. Las expectativas favorables empezaron a nublarse con el nuevo autoritarismo de Putin, otro que busca perpetuarse. Ahora el riesgo de un eclipse de la democracia reaparece en Italia. La resistible ascensi¨®n de Silvio Berlusconi ha culminado en una situaci¨®n radicalmente nueva: la perversi¨®n del sistema democr¨¢tico por su subordinaci¨®n a una trama de poder que destruye el esp¨ªritu de las instituciones, consagra la corrupci¨®n hecha Gobierno y sume en la impotencia a la oposici¨®n. Todo ello logrado merced a la hegemon¨ªa del poder de los medios controlados por un l¨ªder, atento s¨®lo al dominio del mercado pol¨ªtico y carente de escr¨²pulos. En el tr¨¢gico episodio de la muerte de Eluana, no le import¨® al ateo Berlusconi aliarse con el clericalismo vaticano. S¨®lo el fallecimiento de la joven evit¨® que de paso lograra la autorizaci¨®n para gobernar a voluntad con decretos-leyes salt¨¢ndose el Parlamento con la excusa de la urgencia. Dej¨® claro que en Italia, por encima de su p¨¦sima gesti¨®n econ¨®mica, el poder es todo suyo. Las elecciones en Cerde?a le han dado la raz¨®n y consagrado el hundimiento de la izquierda. Las formas democr¨¢ticas perviven.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.