Una hora en la 'cl¨ªnica' del arte
Centenares de personas visitan el IAPH en una jornada de puertas abiertas
Grupos de personas se agolpaban ayer a las puertas del Instituto Andaluz del Patrimonio Hist¨®rico (IAPH) bajo un cielo cubierto de nubes. Familias con sus hijos, adolescentes con la efusividad que nace de evitar una clase, estudiantes universitarios y se?ores que luc¨ªan el aspecto saludable de una jubilaci¨®n bien digerida se acercaron a este enclave situado en la Cartuja de Sevilla. Todos coincid¨ªan en algo en el umbral de este organismo dependiente de la Consejer¨ªa de Cultura: quer¨ªan gozar con el enorme patrimonio hist¨®rico y art¨ªstico que las culturas que han pasado por Andaluc¨ªa han dejado a lo largo de los siglos.
A los centenares de personas que visitaron el IAPH no les importaba demasiado guardar cola. Estaba claro por qu¨¦. Les esperaba una hora de visita por la mejor cl¨ªnica que hay en Andaluc¨ªa para las obras y objetos que dan cuerpo a su imaginario, sus rituales simb¨®licos y su iconograf¨ªa. El IAPH celebr¨® ayer una jornada de puertas abiertas desde las 11.00 hasta las 19.00. Los visitantes pudieron contemplar en grupos de 15 personas m¨¢s de 40 obras que est¨¢n en proceso de restauraci¨®n mientras escuchaban las explicaciones de los t¨¦cnicos.
El p¨²blico pudo contemplar m¨¢s de 40 obras que restaura el instituto
El 'Cristo crucificado' de la Cartuja de Jerez despertaba inter¨¦s
Un total de 140 personas trabajan para el IAPH. Las materias a las que se dedican estos profesionales dibujan un enorme arco. Hay historiadores, antrop¨®logos, restauradores, qu¨ªmicos, paleobi¨®logos, f¨ªsicos, arque¨®logos, documentalistas... Los profesionales del IAPH dieron a conocer al p¨²blico las actuaciones que se llevan a cabo en los talleres de restauraci¨®n de pintura, escultura, tejido, plater¨ªa y documento gr¨¢fico.
El recorrido, que duraba una hora, inclu¨ªa tambi¨¦n visitas a los laboratorios de paleobiolog¨ªa, qu¨ªmica y biolog¨ªa aplicada a la restauraci¨®n, as¨ª como a los centros de documentaci¨®n del patrimonio y de formaci¨®n y difusi¨®n. Tambi¨¦n se ofreci¨® informaci¨®n sobre el patrimonio sumergido, al que est¨¢ dedicado el Centro de Arqueolog¨ªa Subacu¨¢tica del IAPH, cuya sede se encuentra en C¨¢diz.
La visita ofrec¨ªa un plato fuerte, uno de esos momentos que cuesta olvidar. El Cristo crucificado de la Cartuja de Jerez, cuya intervenci¨®n acaba de concluir, destacaba ante un corro de gente. Sus grandes dimensiones lo convert¨ªan en un tesoro expuesto en el laboratorio de t¨¦cnicas fotogr¨¢ficas del IAPH. Esta obra barroca de Jos¨¦ de Arce data de 1637. Rainiero Baglioni, especialista en conservaci¨®n preventiva y con 20 a?os de trabajo en el IAPH a sus espaldas, daba detalles sobre los grandes enemigos del Cristo crucificado. "Estaba en muy mal estado de conservaci¨®n. Hay que tener en cuenta que la Cartuja de Jerez est¨¢ un poco abandonada. Es una pieza que pesa mucho. Su manipulaci¨®n es bastante complicada", explic¨® Baglioni antes de decir que la obra tendr¨¢ como destino final la catedral de Jerez.
"El Cristo crucificado ha sufrido mucho por los cambios meteorol¨®gicos extremos. En la Cartuja de Jerez se hab¨ªan perdido ventanas. Hab¨ªa mucha humedad y mucho calor en verano. Todo esto ocasion¨® problemas de dilataci¨®n y contracci¨®n en la madera, as¨ª como p¨¦rdidas de policrom¨ªa", se?al¨® el especialista. Baglioni coment¨® que el grado de abandono de la cartuja lleg¨® a tal punto que "anidaban p¨¢jaros encima de las esculturas". "Las deyecciones de p¨¢jaros son ¨¢cidas, lo que da?a mucho las esculturas", agreg¨® Baglioni.
Pero hab¨ªa m¨¢s piezas que merec¨ªan la atenci¨®n del p¨²blico. Las Cabezas de Ad¨¢n y Eva, de Alonso Cano, hac¨ªan detenerse al visitante con su t¨¦cnica barroca. Pertenecen a la catedral de Granada.
Luis de G¨®ngora lanzaba desde un rinc¨®n su mirada desafiante. El retrato del poeta cordob¨¦s es an¨®nimo y fue pintado en 1622. Su peque?o tama?o se ajusta a la intensidad del gesto hosco del autor de F¨¢bula de Polifemo y Galatea. Aquel escritor tan desde?ado por muchos de sus contempor¨¢neos pervive en un retrato perteneciente al Museo L¨¢zaro Galdiano, un enclave inesquivable en el circuito art¨ªstico de Madrid.
Una vitrina proteg¨ªa dos piezas de hace m¨¢s de 2.500 a?os que trascend¨ªan el tiempo. Ambas pertenecen al Museo Provincial de Huelva y datan de los siglos VIII-VII A. de C., en el periodo orientalizante. Una de ellas est¨¢ hecha de bronce y tiene la forma de la cabeza de un felino. El animal fijado en metal parece guardar su energ¨ªa, inmune al paso del tiempo.
Los visitantes continuaron su marcha en un recorrido que un¨ªa ¨¦pocas y geograf¨ªas, s¨ªmbolos y vivencias. Algunos reafirmaban con un gesto de la cabeza las explicaciones de los profesionales. Otros no paraban de preguntar. Y los hab¨ªa que puntualizaban las informaciones con detalles precisos. Todos disfrutaron de la jornada.
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