Obama reconstruye los cimientos
El presidente cede en Irak a cambio de cumplir su programa de cambio social
En 48 horas hemos visto dos caras diferentes de la compleja personalidad que se oculta tras Barack Obama: el visionario que quiere dejar huella profunda de su paso por la Casa Blanca y el pragm¨¢tico que no duda en corregir sus promesas para compatibilizarlas con la realidad. Sus Presupuestos para 2010, que ponen fin a varias d¨¦cadas de dominio del pensamiento econ¨®mico conservador, son la prueba del primer Obama, el ambicioso reformista, el mismo que desafi¨® al orden natural de las cosas al presentar su candidatura presidencial. Su anuncio sobre Irak, que representa una significativa reconsideraci¨®n de su posici¨®n anterior sobre ese conflicto, es un ejemplo de otro Obama, el negociador, el buscador de consensos, el mismo que resolvi¨® sus diferencias con Hillary Clinton y cedi¨® para sacar adelante su plan de est¨ªmulo econ¨®mico.
Hay que librar en el Congreso una dura batalla para aprobar los Presupuestos
Tanto los presupuestos como la retirada de Irak son asuntos trascendentales de su presidencia. Su instinto, sin embargo, ha sido diferente en el manejo de ambos. Con las dos decisiones asume un riesgo considerable; en el primer caso porque va a sublevar al establishment econ¨®mico, en el segundo porque va a frustrar los deseos de la izquierda. Pero la distinta reacci¨®n de Obama ante uno y otro problema hace pensar que acepta concesiones en lo que considera secundario -la guerra de Irak- para defender con m¨¢s autoridad lo que cree prioritario, la transformaci¨®n de los pilares de la sociedad norteamericana.
Lo dijo claramente el jueves en la presentaci¨®n de los Presupuestos: "Como ocurre en una familia, hay veces en las que puedes permitirte decorar la casa y veces en las que tienes que reconstruir los cimientos. Hoy tenemos que centrarnos en nuestros cimientos". Es lo que llama "una nueva era de responsabilidad".
Obama entiende que la crisis econ¨®mica actual es la consecuencia de un largo periodo de negligencia por parte de empresarios que no hicieron las renovaciones necesarias de sus negocios, financieros que buscaron el enriquecimiento a corto plazo y pol¨ªticos que se beneficiaron de todo ello sin medir las consecuencias futuras. "Nuestros problemas tienen sus ra¨ªces en errores pasados", afirma el presidente en el texto enviado al Congreso.
Esa crisis se presenta ahora como una oportunidad para Obama. Algunos la han comparado con la oportunidad que George Bush encontr¨® en el 11-S para invadir Irak y desplegar su visi¨®n neoconservadora.
En efecto, tambi¨¦n tiene Obama ahora la ocasi¨®n ¨²nica de remodelar de acuerdo a sus ideas un sistema que se muestra vulnerable y necesitado de ayuda como nunca. Sus primeros Presupuestos son, sin duda, la muestra de que el presidente no quiere dejar pasar esa oportunidad.
Un editorial del diario conservador The Wall Street Journal cree que "el presidente no s¨®lo est¨¢ intentando expandir el papel del Estado, sino ponerlo en una posici¨®n tan dominante que nunca m¨¢s se le pueda privar de ese poder". En el otro lado del abanico ideol¨®gico, el economista de izquierdas Paul Krugman, ¨²ltimo premio Nobel, afirma que "estos Presupuestos parecen muy, muy buenos".
Krugman y su escuela tienen razones para celebrar: m¨¢s de 3,5 billones de d¨®lares (2,7 billones de euros) de gasto p¨²blico, cerca de un bill¨®n de d¨®lares en aumento de impuestos para los ricos y los beneficios del capital, dr¨¢stica desaceleraci¨®n de los gastos militares...
Estos Presupuestos representan un masivo desembarco del Estado en la econom¨ªa. "El Estado tiene que liderar", dijo el presidente. El Estado aborda, con un desembolso inicial de 634.000 millones de d¨®lares, la empresa siempre fracasada de la reforma sanitaria. El Estado asume la posici¨®n relevante en la entrega de cr¨¦ditos para los estudiantes, relegando a las instituciones privadas. El Estado asume, con 150.000 millones de d¨®lares, el proceso de producci¨®n de energ¨ªas renovables y pone en marcha la limpieza del medio ambiente castigando con tasas a las empresas contaminantes. Un ejemplo sencillo de lo que est¨¢ ocurriendo es que, mientras el presupuesto de Defensa crece un 1,4%, el de Educaci¨®n lo hace un 12,8%.
Hay que librar ahora una dura batalla en el Congreso para sacar adelante esos Presupuestos, que repugnan a la filosof¨ªa de muchos republicanos. Pero otros miembros de la oposici¨®n puede que miren con mejores ojos al presidente despu¨¦s de sus nuevos planes para Irak.
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