El mus de Obama
Es probable que no tenga cartas para apostar como lo ha hecho ante todo el pa¨ªs por televisi¨®n, por encima del Congreso ante el que formalmente hablaba. Pero se la ha jugado a la grande y a la chica. Si no ten¨ªa suficiente con intentar atajar la dram¨¢tica crisis econ¨®mica, cuyo fondo a¨²n desconocemos, Barack Obama, transcurridos s¨®lo 40 d¨ªas de su presidencia, se atreve a dar pasos concretos hacia una sanidad p¨²blica pr¨¢cticamente universal, de calidad y asequible, que acabe con la indecencia de que el pa¨ªs m¨¢s poderoso del globo tenga a 46 millones de habitantes sin seguro m¨¦dico alguno. Anunci¨® el jueves, con su proyecto presupuestario, una hucha de 634.000 millones de d¨®lares, en 10 a?os, para lograrlo. Y va a afrontar tambi¨¦n el desprop¨®sito de que EE UU, el pa¨ªs que m¨¢s gasta en educaci¨®n, est¨¦ en un segundo nivel de la liga de las poblaciones mejor formadas. Pretende que las familias norteamericanas puedan mandar m¨¢s hijos a la universidad con ayudas p¨²blicas.
Cree en un Gobierno racional, creativo y eficaz que puede ser capaz de encender el motor de arranque de la econom¨ªa
Trata de darle la vuelta a la revoluci¨®n de Reagan 30 a?os despu¨¦s, durante los cuales el 1% m¨¢s rico de la poblaci¨®n norteamericana ha incrementado entre un 20% y un 30% su trozo de tarta de la riqueza nacional. El audaz objetivo de Obama es atacar, v¨ªa impuestos, esta desigualdad econ¨®mica de las clases medias, cada vez m¨¢s empobrecidas y que no alcanzan a pagar una sanidad y una educaci¨®n cada vez m¨¢s costosas. El principal asesor econ¨®mico de la Casa Blanca, Lawrence Summers, ha explicado as¨ª lo ocurrido en los ¨²ltimos tres decenios: "El 80% de las familias estadounidenses ha estado enviando un cheque anual de 10.000 d¨®lares al 1% m¨¢s rico de la poblaci¨®n". Intentar¨¢ reducir a la mitad el d¨¦ficit presupuestario, hoy el 12,3% del PIB, el mayor desde la II Guerra Mundial, subiendo impuestos a los ricos, no tocando a la inmensa mayor¨ªa de familias que ingresan menos de 250.000 d¨®lares anuales, y gastando menos en guerras. Lo m¨¢s parecido a la cuadratura del c¨ªrculo.
Y todo lo quiere hacer a la vez, porque "la pasividad no es una opci¨®n". ?Este presidente es un ingenuo, un visionario, cree que nos puede sacar de la recesi¨®n hablando, quiere hacer de Robin Hood, o hemos elegido a un jugador de p¨®quer?, se preguntan los norteamericanos ante la sorprendente aceleraci¨®n de la presidencia Obama. Barack entiende que la crisis que acogota al mundo y provoca la ansiedad de los norteamericanos es una oportunidad y no la excusa para la inacci¨®n o el ir poco a poco. Habla de la necesidad de "acciones audaces y grandes ideas" porque es evidente, en un plano te¨®rico, que el pensamiento convencional ya no funciona. Sin embargo, el inmenso est¨ªmulo fiscal para, primero, salvar al sistema financiero con un gasto p¨²blico keynesiano es una idea convencional. Aunque tambi¨¦n se podr¨ªa pensar que arrojar paladas de dinero de los contribuyentes a los bancos para que rehagan sus balances y salvar as¨ª a las mismas instituciones que han metido al mundo en este negro pozo es una idea bastante loca.
Es cierto que EE UU sigue siendo el pa¨ªs de los sue?os, donde como ha demostrado la elecci¨®n de Obama todo es posible. Un presidente negro, una mujer speaker (presidente) del Congreso y un tipo blanco, el vicepresidente Biden, en el podio del Congreso, como lo resumi¨® la CBS en su telediario nocturno.
Conviene que sepamos qui¨¦n es el 44? presidente de Estados Unidos. Ya tenemos algunas piezas para ir completando el rompecabezas. Hace poco Obama invit¨® a un grupo de selectos columnistas a volar con ¨¦l a Chicago en el Air Force One. Bob Herbert, del Washington Post, y E. J. Dionne, del New York Times, han aportado detalles interesantes. Barack es un pragm¨¢tico al que, por encima de ideolog¨ªas, le importa que las cosas funcionen. ?No dijo aqu¨ª el siglo pasado Felipe Gonz¨¢lez que el cambio consist¨ªa precisamente en eso? "Soy un eterno optimista pero no soy un bobo", les dijo Obama. Y en su parlamento de esta semana ante el Congreso, dej¨® claro que cree, sin fundamentalismo alguno, en un Gobierno racional, creativo y eficaz que puede ser capaz de encender el motor de arranque de la econom¨ªa de mercado, para retirarse despu¨¦s a un segundo plano. Pero no se trata de un Gobierno m¨¢s grande. En el camino ya ha alterado la visi¨®n del pueblo norteamericano, que en su mayor¨ªa piensa que la palabra Estado es obscena y socialista, provocando una transformaci¨®n ideol¨®gica. Quiz¨¢s Obama pretende mover el centro pol¨ªtico a la izquierda, al igual que Ronald Reagan lo desplaz¨® a la derecha. Se tratar¨ªa de redefinir el capitalismo reconstruyendo el liberalismo americano.
En esta orilla del Atl¨¢ntico, la Europa de las catedrales y del Estado de bienestar, que como avis¨® Zapatero en su ¨²ltimo discurso de pol¨ªtica exterior corre el peligro de convertirse en "una suerte de gran museo sin peso en el mundo", la audacia innovadora de Obama provoca una sana envidia. Mientras la crisis econ¨®mica amenaza con partir Europa con Estados fallidos en el Este del continente que hab¨ªan puesto sus esperanzas en la Uni¨®n Europea, afectando incluso al n¨²cleo fuerte del eurogrupo, nuestro sano escepticismo de viejas naciones no nos debiera impedir reconocer la todav¨ªa indispensabilidad de Estados Unidos.
fgbasterra@gmail.com
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