Dos modelos de pa¨ªs llegan a las urnas
Ibarretxe pide m¨¢s autogobierno y derecho a decidir "para vivir mejor". L¨®pez busca acabar con las "pol¨ªticas excluyentes" - PNV y PSE no descartan arrancar en minor¨ªa
Juan Jos¨¦ Ibarretxe y Patxi L¨®pez no s¨®lo son los ¨²nicos candidatos a lehendakari con posibilidades de gobernar Euskadi durante los pr¨®ximos cuatro a?os. Representan dos modelos diferentes de entender la pol¨ªtica y el futuro que deben tener los 2,1 millones de habitantes de la comunidad aut¨®noma. Los j¨®venes y los mayores; los que tienen trabajo y las 110.000 personas condenadas a la cola del paro o a releer los anuncios del peri¨®dico o de Internet para encontrar empleo, un bien tan preciado como amenazado en esta ¨¦poca de "crisis global y sist¨¦mica".
Y pase lo que pase hoy cuando se abran las urnas y arrojen los resultados definitivos y las posibles mayor¨ªas que se puedan conformar sumando unas u otras siglas, ambos candidatos tendr¨¢n una cosa en com¨²n: su decisi¨®n irrevocable de contrastar hasta el final sus modelos, recetas y soluciones en la sesi¨®n de investidura que abra la novena legislatura en el Pa¨ªs Vasco. Ibarretxe y L¨®pez deber¨¢n responder entonces en esa sesi¨®n a una pregunta clave: ?se ha acabado definitivamente el ciclo de Lizarra (1998-2008) en la pol¨ªtica vasca para iniciarse una nueva era?
Ambos candidatos contrastar¨¢n sus programas en la investidura
L¨®pez ha reclamado una amplia mayor¨ªa para gobernar sin "hipotecas"
La pol¨ªtica de pactos la fija el EBB y ah¨ª puede chocar con Ibarretxe
El PSE descarta "interferencias" de Ferraz, salvo una suma muy ajustada
Los socialistas tienen claro que lo que Zapatero ha denominado en campa?a "la d¨¦cada perdida de Ibarretxe" es irrepetible. Que no se puede construir pol¨ªticamente Euskadi desde la exclusi¨®n y las trincheras, una mitad de los vascos contra la otra. La colaboraci¨®n institucional que se abri¨® con la llegada de Zapatero en marzo de 2004 a La Moncloa es el modelo que Patxi L¨®pez quiere poner en funcionamiento tambi¨¦n en el Pa¨ªs Vasco entre partidos y en el entramado institucional. "Y para hacer pa¨ªs, quiero hablar con todos, nacionalistas, populares...", ha reiterado el candidato del PSE-EE. Otra cosa es el Gobierno, que previsiblemente arrancar¨¢ en minor¨ªa, si finalmente el l¨ªder socialista re¨²ne los votos necesarios para ser investido lehendakari.
Frente a ese modelo, Ibarretxe y el PNV defienden -es verdad que con sordina durante toda la campa?a-, la existencia de un pueblo vasco con derecho a decidir su futuro. No obstante,en las ¨²ltimas semanas el candidato gestor ha preferido hablar de m¨¢s autogobierno y m¨¢s decisi¨®n aqu¨ª "para vivir mejor".
Es la segunda vez que el cabeza de cartel socialista, Patxi L¨®pez, y el nacionalista y candidato a la reelecci¨®n, Juan Jos¨¦ Ibarretxe, se miden en unas auton¨®micas. El primero llega con un partido unido como nunca en su historia reciente, tras acceder L¨®pez a la secretar¨ªa general en marzo de 2002. Fue en un congreso en el que se cerr¨® definitivamente la etapa de colaboraci¨®n-mimetismo con el PP. Una formaci¨®n a la que L¨®pez ha reprochado durante toda la campa?a que se dedique a "hacer antinacionalismo y antisocialismo". Precisamente, los ingredientes reactivos que los socialistas vascos quieren desterrar definitivamente de la pol¨ªtica en el "nuevo ciclo" que aspiran a dirigir desde los despachos de Ajuria Enea.
Frente a esa cohesi¨®n interna que el viejo partido socialista presenta ahora orgulloso, el candidato a la reelecci¨®n -que lleva en Ajuria Enea desde las auton¨®micas de 1998- y la direcci¨®n peneuvista han acordado una especie de tregua t¨¢cita para ganar, ahora m¨¢s que nunca, las elecciones. Pero no es descartable que la eterna dualidad en el partido de Sabino Arana aflore de nuevo cuando se trate de fijar la pol¨ªtica de pactos en funci¨®n de los resultados electorales. En Sabin Etxea, la hip¨®tesis de iniciar la nueva andadura con un Gobierno en minor¨ªa se ha ido abriendo camino con fuerza, m¨¢xime cuando la sangr¨ªa electoral de Eusko Alkartasuna puede dejar incluso a su candidato, Unai Ziarreta, fuera del pr¨®ximo Parlamento vasco y al antiguo socio sin posibilidad siquiera de formar grupo parlamentario. Y es la direcci¨®n del partido la que define, seg¨²n los estatutos peneuvistas, la pol¨ªtica de acuerdos postelectorales. Aunque para todo hay peros en Euskadi: por ejemplo que el veredicto de las urnas otorgue un abultado resultado en favor del candidato Ibarretxe que le permita una mayor¨ªa absoluta con el tripartito y Aralar, lo que presentar¨ªa de nuevo a Juan Jos¨¦ Ibarretxe como el salvador que ha impedido por segunda vez el asalto de los constitucionalistas a la Presidencia vasca. Con todo, el PNV parece inclinarse mayoritariamente por la hip¨®tesis de un Ejecutivo en minor¨ªa.
Patxi L¨®pez tiene la casa propia muy bien atendida y en calma, pero si los resultados no son todo lo buenos que esperan para lograr gobernar "sin hipotecas" y con las manos completamente libres, esa frecuencia que llega de Madrid con idea de interferir en las decisiones del PSE tal vez acabe siendo "insoportable", como admite en privado un buen conocedor de Ferraz. La peor hip¨®tesis que se maneja en la direcci¨®n socialista en Euskadi es que el PNV salga ganador en los comicios por varios esca?os y que los socialistas necesiten sumar los votos del PP de Antonio Basagoiti y del diputado que muchas encuestas otorgan en ?lava a (UPyD), el partido de Rosa D¨ªez, para sumar los 38 esca?os necesarios para alcanzar la mayor¨ªa absoluta. "Pero aqu¨ª la responsabilidad es de cada partido. Patxi L¨®pez va a presentar su candidatura en la investidura y, si puede tener mayor¨ªa absoluta, quien no juegue a sumar ser¨¢ barrido por la sociedad vasca", pronostican fuentes de la direcci¨®n socialista.
Es precisamente ah¨ª donde puede haber calado el mensaje que de manera reiterada han emitido con una sola voz Ibarretxe e I?igo Urkullu en campa?a: el mando de la decisi¨®n acerca del futuro de Euskadi y las prioridades las marcar¨¢ Madrid, si los n¨²meros les dan a los constitucionalistas.
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