El tormento de Vinicius de Moraes
Una compilaci¨®n de poemas revela las angustias del autor brasile?o
Vinicius de Moraes (Marcus Vin¨ªcius da Cruz de Mello Moraes, R¨ªo de Janeiro, octubre de 1913 - julio de 1980), a¨²n usaba pantal¨®n corto cuando recorr¨ªa los pasillos del colegio cat¨®lico Santo In¨¢cio con versos de su autor¨ªa escondidos en los bolsillos del uniforme. Varios elementos apuntalan la poco conocida tesis de que Vinicius de Moraes fue, en realidad, una persona profundamente atormentada, ciclot¨ªmica y de complejas dudas existenciales, frente a la imagen de showman parlanch¨ªn, bromista y propenso a las copas, las mujeres bonitas y la noche que existe de su persona desde hace d¨¦cadas.
La editorial brasile?a Companhia Das Letras ha publicado recientemente una nueva selecci¨®n de poemas del que fuera ¨ªntimo amigo del compositor Antonio Carlos Jobim, que viene a profundizar en la teor¨ªa de que Vinicius de Moraes, m¨¢s all¨¢ de un icono de la bossa nova, fue un hombre eternamente angustiado. Poemas Esparsos (Poemas sueltos) incluye algunos versos in¨¦ditos, anotaciones y textos explicativos de grandes figuras de la cultura brasile?a, como los poetas Ferreira Gullar y Carlos Drummond de Andrade, o el compositor y m¨²sico Caetano Veloso.
El coordinador del volumen, el tambi¨¦n poeta Eucan?a Ferraz, inaugura el ep¨ªlogo de la siguiente manera: "Los dramas de Vinicius de Moraes nunca fueron los propios de la po¨¦tica. Desde Camino a la distancia, su primer libro (...), los problemas de expresi¨®n de una inquietud existencial estuvieron en un primer plano y all¨ª permanecieron instalados, ineludibles como un destino".
Efectivamente, en los dos primeros poemarios rubricados por Vinicius, Camino a la distancia (1933) y Forma y ex¨¦gesis (1935), una atm¨®sfera de culpabilidad y desasosiego se apodera de los versos. Seg¨²n explica Castello en un extraordinario ensayo publicado el pasado enero en la revista cultural brasile?a Bravo!, la mujer surge en este periodo del poeta incipiente como una figura inocente e intangible, mientras que el hombre cobra la categor¨ªa de ser inferior y sucio, indigno del amor y la compa?¨ªa femenina.
En ambos vol¨²menes, catalogados por Castello como "poes¨ªa metaf¨ªsica", la masculinidad se presenta como "un lastre que mueve a los hombres por impulsos carnales y arrobos de violencia". Vinicius, a todas luces, sent¨ªa repugnancia de su propia condici¨®n masculina, pero no por ello renunci¨® a ella.
En Brasil, a Vinicius se le conoce cari?osamente como "o poetinha" (el poetilla), un diminutivo que viene a enfatizar su faceta m¨¢s primaveral o, m¨¢s preocupante a¨²n, que con no poca condescendencia rebaja su porte y solvencia como intelectual a una categor¨ªa inferior. "Vinicius rompi¨® con la imagen de los grandes poetas y narradores de su ¨¦poca. Mientras Guimar?es Rosa o Clarice Lispector eran figuras consagradas de la literatura brasile?a, Vinicius entraba m¨¢s y m¨¢s en el folclore de R¨ªo de Janeiro, algo que da?¨® profundamente su imagen de gran intelectual", comenta Jos¨¦ Castello, cr¨ªtico literario y autor de la m¨¢s completa biograf¨ªa de Vinicius de Moraes, O Poeta da Paixao (El poeta de la pasi¨®n).
Vinicius de Moraes simultane¨® su intensa producci¨®n literaria y period¨ªstica con una maltrecha carrera diplom¨¢tica que lo llevar¨ªa a Los ?ngeles, Par¨ªs y Montevideo. Nunca soport¨® las rigideces del protocolo propio de las embajadas y los consulados. Cuentan que cuando no estaba de humor para ponerse el traje y la corbata e ir a trabajar, el autor de la letra de Garota de Ipanema despachaba y recib¨ªa visitas en calzoncillos en sus dependencias de la residencia oficial. En Par¨ªs, las mesas de Le Bar Anglais hac¨ªan las veces de oficina en horarios de trabajo y fue all¨ª donde continu¨® su descenso a los infiernos del whisky y los romances furtivos (fue en este lugar donde cultivo la infidelidad a su tercera esposa, Lila B?scoli, con la mism¨ªsima Marlene Dietrich).
En un intervalo de 41 a?os, desde su primera boda hasta 1980, a?o en que falleci¨®, Vinicius vivi¨® una serie de nueve matrimonios, unos m¨¢s tempestuosos que otros, sin contar con los innumerables affaires paralelos con que intentaba camuflar su eterna insatisfacci¨®n emocional. "El amor sereno significaba la muerte para ¨¦l. Si no viv¨ªa en una permanente euforia amorosa entraba en depresi¨®n. Sufr¨ªa lo que los psic¨®logos actuales denominan bipolaridad", explica Castello.
Sabore¨® la miel del ¨¦xito y de la fama en Brasil y en el resto del mundo, pero nunca obtuvo el respeto de los c¨ªrculos intelectuales de su ¨¦poca. Seg¨²n Caetano Veloso, el propio Vinicius le dio la clave en una conversaci¨®n privada en su casa del barrio carioca de Jardim Bot?nico: "Yo prefiero la musiquita, las mujeres bonitas... de esta manera la poes¨ªa fluye. No quiero aquello (el trabajo disciplinado y meticuloso del poeta serio y comprometido)".
Precisamente ¨¦sa es la imagen que qued¨® del gran Vinicius de Moraes en el imaginario popular: la de un hombre ebrio, con un vaso de wisky en la mano, rodeado de amigos y mujeres hermosas, tarareando canciones que exaltaban la felicidad y la ligereza de los veranos eternos de R¨ªo de Janeiro.Seg¨²n un bi¨®grafo, el poeta sufr¨ªa un trastorno de bipolaridad
Babelia
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