Zardari empuja al pa¨ªs al abismo
La inhabilitaci¨®n de l¨ªderes de la oposici¨®n aumenta la inestabilidad
Pakist¨¢n se desliza hacia el abismo empujado por su presidente, Asif Al¨ª Zardari, la mano negra que ha inducido a los jueces del Supremo a inhabilitar para cargo p¨²blico al l¨ªder de la oposici¨®n, Nawaz Sharif. El pa¨ªs, azotado por el terrorismo talib¨¢n, arde en protestas desde el pasado 25 de febrero. "?Paquistan¨ªes, levantaos y rebelaos!", gritaba la semana pasada el popular l¨ªder de la Liga Musulmana de Pakist¨¢n-Nawaz (PML-N) ante decenas de miles de personas. El veredicto del Tribunal Supremo afecta tambi¨¦n a su hermano Shahbaz Sharif, destituido como jefe del Gobierno de Punjab, la provincia m¨¢s rica del pa¨ªs y en la que habitan casi la mitad de los 170 millones de paquistan¨ªes. Punjab se encuentra ahora gobernada desde Islamabad por un periodo de dos meses.
La pacificaci¨®n de Afganist¨¢n no es posible si Pakist¨¢n no colabora
Apenas hace un a?o que los paquistan¨ªes desafiaron a los violentos y acudieron a votar para poner fin a los nueve a?os de dictadura de Pervez Musharraf. Su esfuerzo y su voluntad democr¨¢tica -como ha ocurrido en los 61 a?os de historia del pa¨ªs- no ha sido correspondido por los dirigentes, que les han pagado con luchas partidistas, corrupci¨®n e incompetencia.
La mayor¨ªa de los paquistan¨ªes no confiaba en Zardari, pero el asesinato de su esposa y l¨ªder del Partido Popular de Pakist¨¢n (PPP), Benazir Bhutto, el 27 de diciembre de 2007 en plena campa?a electoral, hizo que los simpatizantes de Bhutto siguieran votando al PPP, pese a que hab¨ªa quedado en manos de quien se gan¨® el apelativo de Se?or 10% durante los dos Gobiernos de su esposa (1988-1990 y 1993-1996).
Unos pocos meses -Zardari se hizo con la jefatura del Estado en agosto pasado, tras forzar la dimisi¨®n de Musharraf- han bastado para probar que ten¨ªan raz¨®n quienes aseguraban que el hombre de negocios metido a pol¨ªtico no cumplir¨ªa sus promesas de unir el pa¨ªs para luchar contra la crisis econ¨®mica y contra la insurgencia. El ataque de ayer en Lahore, capital de Punjab, al igual que el de septiembre contra el hotel Marriot de Islamabad, en el que murieron 54 personas, revela que el terrorismo no se limita a las zonas fronterizas con Afganist¨¢n, sino que penetra hasta el mismo coraz¨®n del pa¨ªs.
Zardari y Sharif, enemigos hist¨®ricos, formaron un Gobierno de coalici¨®n para destituir a Musharraf, pero incluso antes de que cayera el enemigo que los hab¨ªa unido, el Gobierno se rompi¨® por las profundas divergencias entre ambos. La principal fue, sin duda, el restablecimiento de Iftijar Chaudry como presidente del Tribunal Supremo. Zardari tem¨ªa que si le devolv¨ªa el cargo, el juez considerar¨ªa nulos todos los decretos del ¨²ltimo a?o de Musharraf, incluida la amnist¨ªa que permiti¨® a Bhutto y Zardari volver al pa¨ªs. Por el contrario, Sharif, un pol¨ªtico muy popular, exig¨ªa la restauraci¨®n del juez porque tem¨ªa, como ha sucedido, que el designado por Musharraf revisara los cargos pendientes contra ¨¦l y su hermano y los inhabilitar¨ªa.
Roto cualquier entendimiento pol¨ªtico, Pakist¨¢n se enfrenta ahora al descontento de EE UU, su principal aliado. El presidente Barack Obama ha declarado prioritaria la pacificaci¨®n de Afganist¨¢n, pero ¨¦sta ser¨¢ imposible sin la colaboraci¨®n de Pakist¨¢n. Obama quiere que el Ej¨¦rcito paquistan¨ª se concentre en la estabilizaci¨®n de su frontera noroeste y que el Ejecutivo mejore su gobernabilidad. Ni lo uno, ni lo otro. La tensi¨®n con India despu¨¦s del ataque a Bombay por un supuesto comando de Lashkar e Toiba -un grupo radical que lucha porque Cachemira salga de India para ingresar en Pakist¨¢n- ha obligado a mover tropas hacia el este del pa¨ªs. Adem¨¢s, el Gobierno ha cedido a las demandas de la insurgencia, que ha impuesto la ley isl¨¢mica, sharia, en el valle de Suat, otrora para¨ªso tur¨ªstico a menos de un centenar de kil¨®metros de la capital.
Y mientras, el pa¨ªs se hunde en la miseria. El Fondo Monetario Internacional ha tenido que concederle un cr¨¦dito de 6.000 millones de euros para evitar la bancarrota.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.