La c¨¢rcel no es un basurero
Por falta de un par de agentes que lo llevaran al hospital, Jos¨¦ Mar¨ªa Solano vive con un ano artificial.
Por falta de otro par de agentes que lo llevaran al traumat¨®logo, Jos¨¦ Mar¨ªa Solano arrastra como puede su pierna derecha, con un esguince de tobillo convertido en cr¨®nico.
Por falta de tiempo ?y de ganas? del dentista, Jos¨¦ Mar¨ªa Solano se qued¨® sin dientes y sin pr¨®tesis dental.
No es extra?o que Jos¨¦ Mar¨ªa Solano diga que ha salido de la c¨¢rcel peor de como entr¨®.
S¨ª. Jos¨¦ Mar¨ªa Solano, de 42 a?os, vecino de un barrio marginal de Sevilla, es un preso en libertad condicional. Fue condenado por robo. Era un drogodependiente que buscaba dinero a cualquier precio. Ha pasado cuatro a?os entre rejas. Ahora est¨¢ en la calle.
Cuando ingres¨® en prisi¨®n, en 2003, s¨®lo ten¨ªa la nariz rota. En esos cuatro a?os recluido en Sevilla II, ha sufrido dos f¨ªstulas, un esguince, una fuerte depresi¨®n. Ha perdido varios dientes.
Si Jos¨¦ Mar¨ªa hubiera sido atendido adecuadamente, las f¨ªstulas y el esguince habr¨ªan sanado. La depresi¨®n se habr¨ªa amortiguado o desaparecido. Pero Jos¨¦ Mar¨ªa no fue llevado al m¨¦dico cuando ten¨ªa cita porque no hab¨ªa disponibles un par de agentes que lo trasladaran al hospital. No una, ni dos veces. Hasta veinte citas m¨¦dicas perdi¨® en cuatro a?os de prisi¨®n.
El caso de Jos¨¦ Mar¨ªa se repite de manera dram¨¢tica. La Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa (Apdha), que vienen denunciando "la vulneraci¨®n sistem¨¢tica del derecho a la salud" de la poblaci¨®n reclusa, present¨® el martes un nuevo informe escalofriante. En las c¨¢rceles andaluzas hay 16.751 presos, azotados por las m¨¢s devastadoras enfermedades: trastornos mentales (40%), hepatitis (33%), sida (10%), tuberculosis (5%), drogodependencia (80%). Las posibilidades de que un preso sufra alguna de esas enfermedades son siete veces mayores que entre la poblaci¨®n libre.
Sin embargo, no siempre son llevados ante un m¨¦dico, como ser¨ªa de justicia. El a?o pasado, un 38% de las citas m¨¦dicas externas se perdieron por falta de efectivos policiales. Las consecuencias son claras: miren a Jos¨¦ Mar¨ªa Solano.
Es cierto que Jos¨¦ Mar¨ªa cometi¨® un delito y fue condenado. Lo es tambi¨¦n que, aun habiendo sido un delincuente, se merec¨ªa el mismo trato y respeto que cualquier otro ciudadano. Desde luego, ten¨ªa derecho, como marcan la Constituci¨®n, la Ley General Penitenciaria y la Ley General de Sanidad, "a una asistencia sanitaria en igualdad de condiciones a la dispensada a la poblaci¨®n libre".
Jos¨¦ Mar¨ªa habl¨® el martes en la sede de la Apdha, junto a Isabel Mora, coordinadora general. Es la ¨²nica instituci¨®n que se ocupa de ¨¦l. En una labor digna de todo elogio, la Apdha viene denunciando desde hace a?os la situaci¨®n de la salud entre la poblaci¨®n reclusa. A veces, los pol¨ªticos les han hecho caso y algunas de sus denuncias han llegado al Parlamento o al Defensor del Pueblo. ?sta es una m¨¢s.
Las competencias en esta materia deber¨ªan haber sido transferidas desde Instituciones Penitenciarias a la Junta de Andaluc¨ªa antes del 1 de enero de 2004. No ha sido as¨ª. M¨¦dicos dependientes del Ministerio del Interior se ocupan de la atenci¨®n primaria. El Sistema Andaluz de Salud (SAS) es responsable de la asistencia especializada. La Apdha denuncia que no hay una buena coordinaci¨®n entre ambos. Adem¨¢s, faltan agentes que conduzcan a los presos a las consultas externas.
No es un problema menor. No hay que mirar a otro lado. Un gobierno socialista debe ser sensible a problemas como ¨¦ste.
Un problema que solo se explicar¨ªa si creemos que las c¨¢rceles son un "basurero, donde almacenar y esconder el fracaso de las pol¨ªticas sociales", en palabras de la Apdha.
Cualquiera de nosotros podr¨ªa haber sido Jos¨¦ Mar¨ªa Solano.
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