"Es dif¨ªcil leer a Proust o Hegel en libro electr¨®nico"
Su impresionante trayectoria avala a Antoine Compagnon (Bruselas, 1950), catedr¨¢tico de Historia de la Literatura, como uno de los intelectuales que m¨¢s ha estudiado la evoluci¨®n del libro y de la lectura. En la actual encrucijada entre la cultura impresa y la revoluci¨®n digital, Compagnon se muestra cauto y equidistante entre la nostalgia o el apocalipsis. "Es cierto que los j¨®venes", comenta este erudito que imparte clases en universidades de Par¨ªs y de Nueva York, "est¨¢n m¨¢s acostumbrados a leer en una pantalla y est¨¢ claro que las nuevas tecnolog¨ªas resultan muy ¨²tiles a la hora de una b¨²squeda concreta o de una lectura fragmentada. Ahora bien, est¨¢ por demostrar que sea m¨¢s c¨®moda la pantalla que el papel impreso cuando se trata de un libro de gran volumen. En suma, es dif¨ªcil una lectura prolongada de Proust o de Hegel en un libro electr¨®nico. Conviene tener en cuenta que un libro impreso responde a una memoria espacial y a un paisaje. En realidad, un libro implica de alg¨²n modo un paisaje, un territorio a explorar. En ese sentido, una pantalla no permite una representaci¨®n espacial del texto".
Profesor del Colegio de Francia y miembro del Alto Consejo para la Educaci¨®n, Compagnon ha visitado esta semana Madrid para dar una conferencia en el Instituto Franc¨¦s. Ponderado y afable, se resiste a los pron¨®sticos f¨¢ciles a los que tan aficionados son algunos de sus colegas. "Lo cierto es que ignoro", explica, "si los libros electr¨®nicos llegar¨¢n a adquirir m¨¢s relevancia que los vol¨²menes en papel". Nada aficionado a caer en el pesimismo, seg¨²n confiesa, Compagnon recuerda que la escasa afici¨®n de los j¨®venes a la lectura supone uno de los m¨¢s graves problemas de nuestra sociedad. "No obstante", matiza, "existe hoy una magn¨ªfica literatura infantil y juvenil, al tiempo que la extensi¨®n de la educaci¨®n ha favorecido que mucha m¨¢s gente que antes pueda leer Madame Bovary, por ejemplo. Nunca se ha le¨ªdo tanto como hoy y eso no podemos perderlo de vista".
Compagnon desprende una actitud did¨¢ctica, fruto de muchos a?os de clases, y al hilo de sus reflexiones sobre la lectura afirma: "Leer requiere de largos momentos de soledad y el ritmo de la lectura no guarda ninguna relaci¨®n con el ritmo de los medios audiovisuales, de los port¨¢tiles, de los m¨®viles... Puede sonar a broma, pero el aburrimiento estimula la lectura y muchos recordamos aquellos largos veranos de nuestra adolescencia y juventud cuando le¨ªmos grandes novelas. Hoy parece que est¨¦ prohibido aburrirse".
Desde su doble perspectiva de profesor y de autor -ha publicado varios ensayos, entre ellos Los antimodernos (El Acantilado)-, Compagnon subraya que el futuro de los suplementos culturales y de los cr¨ªticos est¨¢ en el aire. "Est¨¢ demostrado", apunta, "que las recomendaciones de la prensa hacia un libro no logran aumentar apenas sus ventas. Entretanto, Internet se ha convertido en el sal¨®n literario del siglo XXI donde la gente aconseja libros. Pero este sistema incluye fen¨®menos inquietantes, ya que en la Red existen posiciones dominantes y algunos jugadores disponen de mejores cartas".
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