?Cu¨¢ntos 'fans' necesitas para grabar un disco?
1993: En la Universidad, Xavier Le¨®n pide a todos sus colegas ?mil pelas y una foto de carn¨¦?. Con el dinero produce el primer (y ¨²nico) disco de Poble Sex; con las fotos hace un mosaico para la portada. Quince a?os despu¨¦s, una caja entera con copias de aquel ¨¢lbum sujeta una mesa coja en el despacho donde toma copas con sus amigos (todos con una carrera como m¨²sicos, managers, promotores de conciertos y disqueros). Alguien agarra el viejo disco. ??Te imaginas esto con Internet??. Dicho y hecho, su sitio web www.auamusic.com acaba de financiar tres ¨¢lbumes gracias a 150.000 d¨®lares aportados por peque?os accionistas.
2009: La invitaci¨®n al exclusivo concierto de la estrella del indie brit¨¢nico Patrick Wolf ?firmada personalmente por el m¨²sico con un ?mucho amor y eterna gratitud por vuestra fe en mi obra?? llega a la bandeja de entrada de sus m¨²ltiples productores. No son magnates de una multi, sino gente que ha invertido algunas libras en www.bandstocks.com para que el artista londinense produzca Battle, su cuarto ¨¢lbum. ?Juntos conquistaremos el mundo y demostraremos que la independencia y la autosuficiencia son dos maneras de salir del desastre en el que ha ca¨ªdo la industria?, explica el cantante en la p¨¢gina web.
"La tecnolog¨ªa ha destruido a las 'multis' porque editan cosas horribles" (Patrick Wolf)
Auamusic.com, en Espa?a, y Band-
stocks.com, en Reino Unido, ofrecen un sistema financiero cuyo t¨¦rmino oficial, acu?ado por la revista Wired, es crowd sourcing, de crowd, multitud, y outsourcing, externalizaci¨®n. Funciona as¨ª: la banda cuelga algunas canciones y pone a la venta 5.000 acciones de 10 d¨®lares para financiar su pr¨®ximo disco (las cifras son de Auamusic, pero var¨ªan poco de una empresa a otra). Cuando la gente empieza a comprarlas, el dinero va a un fondo de garant¨ªa que los gestores no pueden tocar (lo que se ?llevan? es un 10% de cada aportaci¨®n). El inversor puede cambiar su dinero de artista o retirarlo en cualquier momento (si lo hace, s¨®lo perder¨ªa ese d¨®lar de comisi¨®n). Una vez se alcanza el objetivo de 50.000 d¨®lares, se graba el disco, se editan 5.000 copias (una por acci¨®n) y se env¨ªan a los padrinos. A partir de ah¨ª, los beneficios de la siguiente tirada se reparten entre el artista (60%) y los inversores (40%, del cual un 15% va para el gestor).
Todos ganan. El artista saca un disco cuya tirada inicial ya est¨¢ vendida y obtiene un contrato con mejores t¨¦rminos que en el mercado convencional. El fan consigue su CD y si hay beneficios, se lleva parte del pastel. A los propios implicados les sorprende que funcione. ?Nunca pensamos que ¨ªbamos a conseguir grabar el primer disco 2.0 espa?ol, y menos a¨²n que ¨ªbamos a vender 5.000 copias anticipadas?, dice Juanma Fabregat, l¨ªder de Gremio DC, el primer grupo editado por Auamusic. ?F¨ªjate si nos pill¨® de sorpresa que no le coment¨¦ nada a mi grupo hasta que llev¨¢bamos 7.000 d¨®lares, y su primera reacci¨®n fue: ?Juanma, ?no eres ya mayor para creerte estas cosas??. Parece broma, pero Sellaband.com, una de las p¨¢ginas web m¨¢s antiguas (dos a?os y medio), ya ha editado 18 discos y reunido m¨¢s de dos millones de d¨®lares. Si el sistema cuaja, puede incluso convertirse en un negocio para el inversor. ?Ahora, las inversiones son emocionales?, explica Le¨®n, ?pero cuando uno de estos grupos d¨¦ un pelotazo o un artista conocido se anime a hacerlo, podr¨ªa haber inversiones financieras que busquen rentabilidad.?
?Si sientes que tu sello te est¨¢ convirtiendo en algo que no quieres ser, o si no quieres claudicar a tu visi¨®n art¨ªstica, necesitas sentarte y pensar qui¨¦n tiene el poder?, explica Patrick Wolf por e-mail mientras prepara su lanzamiento microfinanciado para el 1 de junio. ?Yo siempre he tenido una tribu que me apoya?, dice, ?no me gusta la palabra fan; pienso sin jerarqu¨ªas?. Con raz¨®n, sus fans son ahora sus productores. Para Wolf, vender no es tan importante como devolver la fe: ?Cuando era peque?o, comprar un CD era una experiencia religiosa, ahora es una especie protegida; mucha gente necesita m¨²sica para ir al gimnasio o conducir, pero hay otros que quieren m¨²sica con la que vivir, como una compa?era, esto es un ¨¢lbum?. ?No somos unos frikis de Internet?, dice Xavier Le¨®n, ?somos unos frikis de la m¨²sica, unos rom¨¢nticos del rock buscando una soluci¨®n: el mercado necesita nuevos modelos de negocio y esto es lo que est¨¢ por venir?. Patrick Wolf asiente, con una dosis de iron¨ªa: ?La tecnolog¨ªa ha destruido a las grandes discogr¨¢ficas porque editan cosas horribles y aburridas. Yo busco una alternativa. Tengo 25 a?os, a¨²n no me he comprado una casa, tengo un futuro?.
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