La Esfinge en Connecticut
La memoria de Kiki Smith tiene un lado temible y pat¨¦tico, como corresponde a todos los actos de exorcismo reales. Omnisciente y ubicua, proporciona ojos y o¨ªdos a la historia de tantas tejedoras de la interioridad, vulnerabilidad y fecundidad femeninas, al propagar diferentes significados para el cuerpo. Como las hero¨ªnas de Austen o las hermanas Bront?, Smith logra sacar el mejor partido de su reclusi¨®n dom¨¦stica. Su obra es una lente de aumento sobre las miniaturas l¨ªricas creadas en torno al espacio privado de las mujeres sin un pasado propio, pero que, como podr¨ªa admitir ocasionalmente Emily Dickinson, han decidido vivir en el reino de la "Posibilidad".
El punto de partida del ¨²ltimo trabajo de la artista norteamericana (nacida en Nuremberg, 1954) es un peque?o bordado de seda elaborado durante la Guerra de Independencia (1776-1783) que muestra el comedor de una casa de Preston (Connecticut) donde se desarrolla una narraci¨®n que empieza con la infancia y acaba en la tumba. Detr¨¢s del ata¨²d hay un espejo cubierto con un brocado con las iniciales P. P. que se refieren a la autora, Prudence Punderson, que asume su lugar en el centro de la tela (y de la vida) junto a la mesa de t¨¦. Delante de ella hay una hoja de papel de dibujo y un tintero. Una silla vac¨ªa junto a la mujer indica la falta de un ser querido y, al mismo tiempo, la voluntad de mantener su independencia durante las incertidumbres de la guerra gracias al trabajo realizado con sus propias manos. Con este argumento, Kiki Smith articula Her memory, donde nuevamente demuestra la incomodidad que siente hacia su herencia cultural, sobre todo su cr¨ªtica al lugar estrecho que a¨²n hoy se les asigna a las mujeres en el patriarcado y su an¨¢lisis de la econom¨ªa de la explotaci¨®n sexual. La mayor parte de estas esculturas, relieves, vidrios pintados, grabados, collages y dibujos se expuso originariamente en el Museum Haus Esters de Krefeld y en la Kunsthalle de Nuremberg (2008), a la manera de un work in progress que ahora culmina en la Fundaci¨®n Mir¨® de Barcelona, en la primera exposici¨®n en Espa?a de la artista.
Kiki Smith
Her memory
Fundaci¨®n Mir¨®
Parc de Montju?c, s/n. Barcelona
Hasta el 24 de mayo
La amenaza de la bruja acecha en la obra de Smith desde sus primeros trabajos de los ochenta. La mujer creativa es un monstruo, una gorgona, una escila, una madre de la muerte, la diosa de la noche. Todas las creadoras han acabado abrazando el papel del m¨¢s m¨ªtico de los monstruos femeninos, la Esfinge, cuyo mensaje indescifrable es la clave de la existencia. Smith transfigura esa imposibilidad en la representaci¨®n del cuerpo femenino y el dilema de la incapacidad de controlar sus lecturas. El pelo, los excrementos, la piel irritada, "la leche, la placenta, la sangre -"modos inquietantes de seguir manchando"- est¨¢n presentes en sus grabados, esculturas y objetos de su primera ¨¦poca. Durante los noventa, la cueva de la sibila-Smith est¨¢ abierta al cielo y posee un poder divino de creatividad maternal, pues atesora las par¨¢bolas primordiales de las v¨ªsceras.
De aquellos versos feroces apenas queda nada. El elevado asiento de piedra de la profetisa escribe hoy en p¨¢jaros, flores y cortezas del mundo vegetal exterior, pero sigue reconstruyendo la tradici¨®n esparcida que es su herencia matrilineal a trav¨¦s de la religi¨®n, mitos, leyendas, cuentos de hadas y, sobre todo, la Atl¨¢ntida emergida de toda la literatura del XIX escrita por mujeres. Su obra actual es menos intensa y arriesgada, y mucho m¨¢s literaria. As¨ª como escribi¨® Gaston Bachelar (Po¨¦ticas del espacio), la miniatura "permite tener conciencia del mundo con un ligero riesgo", en sus instalaciones, Kiki Smith ampl¨ªa con su lupa el peque?o bordado de aquella costurera de vida comprimida de Connecticut, con la intenci¨®n de seguir record¨¢ndonos los riesgos y la inestabilidad existentes fuera del mundo ficticio. Vivir en la Posibilidad.
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