'Watchmen' de leyenda
Dave Gibbons sabe que Watchmen le acompa?ar¨¢ hasta la tumba. "El t¨ªtulo estar¨¢ en las tres primeras l¨ªneas de mi obituario. ?Qu¨¦ digo! La primera: Watchmen pierde a su artista y cocreador a los 126 a?os", se r¨ªe, no sin falta de raz¨®n, este autor brit¨¢nico. Todo aquel que ha le¨ªdo un c¨®mic en su vida entender¨¢ la m¨®rbida broma aunque para el lego quiz¨¢ necesita explicaci¨®n. Gibbons (1949) habla de lo que muchos han definido como "la Biblia del c¨®mic", "el Santo Grial del noveno arte", esa "pieza clave de la cultura popular" o ese "ejemplar trabajo de narrativa posmodernista". El ¨²nico c¨®mic ganador del Premio Hugo, que anualmente reconoce los mejores trabajos literarios en el campo de la ciencia-ficci¨®n y la fantas¨ªa, y que la revista Time incluy¨® en su listado de las 100 mejores novelas de la historia. "Como aficionado al c¨®mic de toda la vida, friki si prefieres, es un trabajo del que me siento realmente orgulloso por haber dejado huella en el mundo de la historieta. Algo que cuando se escriba la historia del c¨®mic tendr¨¢ que ser mencionado", afirma sin esconder el orgullo.
Watchmen
Alan Moore y Dave Gibbons
Traducci¨®n de Maurizio Curtarelli
Planeta DeAgostini. Barcelona, 2009
464 p¨¢ginas. 35 euros
Traducci¨®n al catal¨¢n de Laura Casanovas
Columna. Barcelona, 2009
468 p¨¢ginas. 35 euros
"Fue un golpe de suerte que la acci¨®n transcurra en 1985 porque le da un tono intemporal, parte de un tiempo incre¨ªble en la historia estadounidense"
Watchmen naci¨® hace ya m¨¢s de dos d¨¦cadas, en septiembre de 1986, en 12 tebeos consecutivos, uno al mes, con los nombres de Alan Moore y Dave Gibbons como autores. "En aquel momento ni exist¨ªa lo que ahora llamamos respetuosamente novela gr¨¢fica", dice sarc¨¢stico de los intentos de darle m¨¢s seriedad al c¨®mic como medio. Era una historia que diseccionaba el mundo de los superh¨¦roes conocido hasta entonces con una trama que transcurre en el a?o 1985 en una realidad alternativa donde Richard Nixon disfruta de su quinto mandato en la Casa Blanca, Estados Unidos ha ganado en Vietnam y un grupo de "superh¨¦roes" que nunca fueron m¨¢s que justicieros disfrazados sobrellevan como pueden su jubilaci¨®n en medio de la guerra fr¨ªa. "Fue un golpe de suerte que la acci¨®n transcurra en 1985 porque le da un tono intemporal, parte de una d¨¦cada polarizada y fruto de un tiempo incre¨ªble en la historia estadounidense, los sesenta y los setenta, con la revoluci¨®n cultural, sexual, Vietnam, la llegada del hombre a la Luna, los asesinatos de JFK y Martin Luther King. Un tiempo m¨ªtico de dioses y superh¨¦roes", se relame el autor recordando esos a?os que ¨¦l tambi¨¦n vivi¨®.
Gibbons pertenece a esa primera generaci¨®n que s¨®lo quer¨ªa hacer c¨®mics. "Los anteriores quer¨ªan ser ilustradores o novelistas pero en mi caso lo ¨²nico que he querido ser desde ni?o es autor de c¨®mics", se sincera. El medio siempre le atrajo, un mundo de l¨¢piz y papel donde "si tienes talento" puedes crear "exactamente" lo que quieres. Como muchos otros de su generaci¨®n, creci¨® leyendo c¨®mics, historietas de todo tipo, de guerra, de f¨²tbol, para ni?os o para ni?as. Era una forma de entretenimiento popular. Gibbons recuerda con especial cari?o a los que considera sus maestros: Steve Ditko, creador de Spider-Man; Will Eisner, el padre de Spirit, o Jack Kirby, autor de Los Cuatro Fant¨¢sticos o Iron Man. "Crecimos con historietas y de ah¨ª luego nuestro inter¨¦s en proporcionar historias adultas, de mayor alcance y bien hechas tanto t¨¦cnica como art¨ªsticamente", comenta de su evoluci¨®n.
Si habla en plural es porque nunca le ha gustado trabajar solo. Lo hace porque es as¨ª el medio, volcado en la mesa de su estudio cerca de Londres donde se rodea de libros, m¨²sica, ordenadores y l¨¢pices para cumplir con un horario que prefiere que sea regular. Pero a diferencia del c¨®mic franc¨¦s o el espa?ol, donde es normal que el dibujante sea el ¨²nico autor de la obra, desde el gui¨®n hasta la portada, la tradici¨®n anglosajona compartimenta las funciones. Y Gibbons ha hecho de todo, rotular, colorear, entintar, dibujar o escribir el gui¨®n. Pero a ser posible siempre con alguien. "Si no el trabajo se eterniza y a m¨ª me gusta la novedad", ofrece como explicaci¨®n. Un amor por la colaboraci¨®n que le uni¨® al tambi¨¦n brit¨¢nico Alan Moore, autor de otras obras transgresoras dentro del medio como V de Vendetta, La liga de los caballeros extraordinarios, Constantine o From Hell, con el que hizo Watchmen. "No es tan claro como '¨¦l escribi¨® el gui¨®n y yo lo ilustr¨¦'. Fue un proceso de colaboraci¨®n. Y con toda humildad, el ¨¦xito de Watchmen est¨¢ en la forma en la que contamos la historia porque personajes de c¨®mics hay a patadas".
Es f¨¢cil pensar que vivimos la edad dorada del c¨®mic a la vista del amor que le procesa Hollywood. Gibbons titubea. Le preocupa que de ser un medio tan popular como era en su infancia, cuando todo el mundo le¨ªa tebeos, se haya convertido en algo para aficionados. "No es bueno leer una sola cosa, sea lo que sea", amonesta echando de menos una lectura m¨¢s variada entre sus seguidores. Sin embargo, Gibbons se congratula del "grado de respeto" que ha ganado el medio en estos a?os. "Leer c¨®mics es una experiencia diferente a leer a Proust. Pero me gustar¨ªa que la gente se anime a leer ambos. No son excluyentes", aclara el autor tambi¨¦n de otros trabajos populares como Give Me Liberty o la autobiogr¨¢fica The Originals. Son muchos los adeptos a la causa y s¨®lo el pasado a?o se vendi¨® un mill¨®n de ejemplares de la novela gr¨¢fica m¨¢s popular en el mercado. "Casi tanto como en los ¨²ltimos 20 a?os", reconoce con satisfacci¨®n de su triunfo, un ¨¦xito que comparte con otras obras como Batman, The Dark Knight Returns de Frank Miller o Maus, de Art Spiegelman, ganador este ¨²ltimo del Premio Pulitzer y trabajos todos ellos que han transformado la reputaci¨®n de este medio. "Su salto ahora al cine (la versi¨®n dirigida por Zack Synder se estren¨® ayer en Espa?a) no lo veo tanto como un reconocimiento de su valor sino como una forma de animar al p¨²blico a interesarse por otras obras de Alan, m¨ªas o de los muchos c¨®mics de inter¨¦s que existen en el mercado. Porque el c¨®mic es una forma art¨ªstica maravillosa y respetable de pleno derecho", resume sin envidia al resto de las formas culturales. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.