Victoria p¨ªrrica
Antes de las elecciones, el PNV sab¨ªa que era dif¨ªcil conservar la presidencia del Gobierno; m¨¢s dif¨ªcil ahora, cuando sus socios del tripartito se ven abocados a la liquidaci¨®n pol¨ªtica. Victoria p¨ªrrica la de Ibarretxe, que obliga a glosar el adjetivo. Los periodistas deportivos creen que una victoria p¨ªrrica es una victoria ajustada. No es verdad: una victoria p¨ªrrica es una victoria in¨²til. La victoria de Ibarretxe no ha sido ajustada (m¨¢s bien bastante c¨®moda), pero nunca ha habido victoria tan p¨ªrrica e in¨²til.
La posibilidad de que Euskadi cuente con un Gobierno PNV-PSE es casi nula. Y eso a pesar de que una mayor¨ªa ciudadana lleva a?os apostando por esa posibilidad. Los planes de Ibarretxe y de su tripartito impon¨ªan un bloqueo absoluto. ?Por qu¨¦ ahora, de pronto, todo es posible? No hagamos preguntas est¨²pidas, aunque algunos se merezcan la respuesta. Los militantes tienen el deber de sustentar argumentos imposibles, pero los dem¨¢s el derecho de acogernos al sentido com¨²n.
Primer argumento imposible. El intento del PSE por acceder a la presidencia del Gobierno es frentismo. ?Lograr el apoyo del PP comporta un Gobierno frentista? El argumento ser¨ªa v¨¢lido si se aceptara el supuesto de hecho antecedente: que el Gobierno anterior tambi¨¦n lo era. Si eso no se acepta, mejor callar. Las ¨²ltimas legislaturas no han sido ejemplo de concordia transversal. Ibarretxe siempre se ha apoyado en una mayor¨ªa muy concreta, apuntalada, en los momentos decisivos, por el voto del nazismo vasco. ?Por qu¨¦ lo que antes era mayor¨ªa legitimadora se convierte ahora en frentismo deslegitimador? Convendr¨ªa no insultar la modesta inteligencia del votante.
Segundo argumento. Un acuerdo entre PSE y PP es una alianza contra natura. Deviene a¨²n m¨¢s risible, m¨¢s que nada porque remover¨¢ de indignaci¨®n los huesos de muchos nacionalistas difuntos. Si esa alianza es contra natura, ?c¨®mo calificar la del PNV con su rencorosa y desleal escisi¨®n interna, y con una formaci¨®n de ultraizquierda anticapitalista?
Tercer argumento. Si deviene condici¨®n irrenunciable mantener a Ibarretxe en la poltrona, ello constituye un fascinante ejemplo de incapacidad para medir las propias fuerzas. Ni siquiera como moneda de cambio, en una ulterior negociaci¨®n, resultar¨ªa cre¨ªble jugar esa carta: est¨¢ ya liquidada por la historia.
Cuarto argumento. Un eventual acuerdo entre PSE y PP, adem¨¢s de contra natura, es golpista. No perdamos el tiempo, por verg¨¹enza, en glosar invento semejante.
El PNV no puede obstinarse en lo imposible. Debe analizar la soledad pol¨ªtica a la que le ha llevado el Gobierno del tripartito y el sector m¨¢s absurdamente invulnerable de su aparato. El PNV no ha tenido escr¨²pulos para liquidar, por razones desconocidas, a valiosos pol¨ªticos nacionalistas. Pero ahora s¨ª que tiene muy buenas razones para liquidar a algunos m¨¢s.
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