El nuevo 'lehendakari'
Siguiendo las pautas de los sistemas parlamentarios, la C¨¢mara vasca designa presidente -lehendakari- del Gobierno al candidato que obtenga la mayor¨ªa absoluta o -en su defecto- la mayor¨ªa relativa de sus miembros. El r¨¦gimen electoral y la estructura del sistema de partidos (siete en la ¨²ltima convocatoria) explican la dificultad para que una sola formaci¨®n pol¨ªtica logre alcanzar la mayor¨ªa absoluta parlamentaria.
Los resultados del 1-M posibilitan la designaci¨®n del socialista Patxi L¨®pez como lehendakari por acuerdo de tres partidos -PSE-PSOE, PP y UPyD- ajenos a la ideolog¨ªa nacionalista y opuestos al llamado Plan Ibarretxe. Ese programa -nunca abandonado por el PNV- pretende derogar el Estatuto y convocar al margen de la legalidad un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n cuyo objetivo ser¨ªa la consecuci¨®n a plazo medio de la soberan¨ªa de Euskal Herria como nuevo Estado europeo que incluir¨ªa el Pa¨ªs Vasco, Navarra y los tres territorios franceses ultrapirenaicos.
El presidente del PNV afirma que la elecci¨®n de Patxi L¨®pez como 'lehendakari' ser¨ªa un "golpe institucional"
Los dirigentes del PNV no proponen, sino que exigen, la continuidad en el poder de Ibarretxe, que ha impulsado la limpieza ideol¨®gica y la exclusi¨®n pol¨ªtica de los vascos ajenos a la ideolog¨ªa nacionalista durante una d¨¦cada. El primer argumento de los jelkides estriba en que la mayor¨ªa absoluta parlamentaria de PSE, PP y UPyD carece de un soporte paralelo de voto popular: sus papeletas sumaron el 47% de los sufragios v¨¢lidos. El 8,8% de voto nulo promovido por la ilegalizada Batasuna es sumado a una potencial mayor¨ªa nacionalista alternativa. Pero los desajustes de votos y esca?os tambi¨¦n son conocidos en pa¨ªses de vieja tradici¨®n democr¨¢tica: desde los partidos con mayor¨ªa absoluta parlamentaria pero menos votados que la oposici¨®n, hasta los presidentes americanos victoriosos en compromisarios pero segundones en sufragios.
En segundo lugar, el PNV sostiene que la presidencia del Gobierno pertenece al partido que cruza primero la meta. El principio, tomado de las carreras de caballos, choca con la l¨®gica del sistema parlamentario; el PP utiliz¨®, sin ¨¦xito, ese mismo criterio equino para reivindicar el Gobierno de la predecente Xunta y de la Diputaci¨®n de Cantabria (antes y ahora). Por lo dem¨¢s, esa teor¨ªa es abandonada cuando les conviene a sus usuarios: el PNV logr¨® en 1986 que Ardanza fuese elegido lehendakari con 17 diputados, cuando Benegas ten¨ªa 19, y ahora ocupa la presidencia de las diputaciones de Guip¨²zcoa y ?lava sin haber cruzado la meta en cabeza.
La ominosa alusi¨®n del presidente del PNV al "golpe institucional" que implicar¨ªa la elecci¨®n de Patxi L¨®pez como lehendakari con los votos del PP constituye una velada amenaza inaceptable en un sistema democr¨¢tico y un indiscreto lapsus freudiano de la visi¨®n monopolista del poder que defiende el nacionalismo vasco. Pero tambi¨¦n este intimidatorio argumento posee una buena dosis de cinismo y es de quita y pon: ?alguien ha olvidado que el PNV vot¨® la investidura de Aznar en 1996?
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