Dos platas en el monocultivo espa?ol
El joven Marco, espl¨¦ndido en los 800, y Ruiz, en un frustrante 1.500, salvan los muebles
Espa?a acab¨® el Europeo de Tur¨ªn con cinco medallas, la mitad que hace dos y cinco a?os, el 40% de las 12 conseguidas en Madrid en 2005. Y ninguna de ellas de oro, un hecho que no experimentaba desde 1998 (Valencia). El 80% de las cinco, cuatro, todas excepto la de Ruth Beitia en altura, se consiguieron en pruebas de medio fondo y fondo, el monocultivo del atletismo espa?ol desde que el mundo es mundo. El habitual car¨¢cter terap¨¦utico que suelen tener los Europeos bajo techo, unas citas en las que descansan algunos de los mejores y que sirven para que cada pa¨ªs saque al escaparate sus j¨®venes de m¨¢s futuro, s¨®lo sirvi¨® en la ciudad de los Alpes y el barroco para que reluciera m¨¢s a¨²n la desnudez del atletismo espa?ol.
El sevillano corri¨®, con el 'savoir faire' de un veterano, a rueda de Borzakowski, mito ruso
Menos mal que existe uno como Luis Alberto Marco, sevillano, estudiante de quinto de carrera (Ciencias del Deporte), novio formal de Isabel Mac¨ªas, una atleta de 1.500, y un artista del 800. Marco tiene 22 a?os y corri¨® la final del 800, a rueda del mito ruso Borzakowski, con la seguridad y el savoir faire de un veterano. Llegado el momento decisivo, en la ¨²ltima recta, sac¨® su arma, su final demoledor, y dio buena cuenta del sueco Claesson. Logr¨® la plata y la asumi¨® con el orgullo de aquel que puede responder 'el mejor' cuando le preguntan qui¨¦n le ha ganado. Marco se reclama de la escuela de Cacho, Roberto Parra -un talento ¨²nico e igualmente, enormemente, fr¨¢gil de articulaciones, el Coe de Toledo- y, sobre todo, de Reina, su compa?ero de entrenamientos. Fue el metal de m¨¢s valor del atletismo espa?ol ayer, el d¨ªa en que se desinfl¨®, ligeramente, el mito del 1.500 tododominador. No se produjo el habitual barrido en la prueba fetiche, la de Abascal, Gonz¨¢lez, Cacho. En una carrera en la que el tr¨ªo Casado, Ruiz, ?lvaro Rodr¨ªguez, part¨ªa con el temor reverencial al veterano Rui Silva, s¨®lo Ruiz, un debutante, estuvo a la altura y subi¨® al podio. Casado, bronce en Birmingham tras Higuero y Gallardo, control¨® bien la carrera en la calle uno, imponente, hasta que lleg¨® el momento cr¨ªtico, hasta que despu¨¦s de innumerables tirones, codazos, agarrones, por el interior se le col¨® Rui Silva, el Cacho lusitano, un perro viejo que corre con el cuchillo entre los dientes y a quien los a?os -fue oro europeo indoor en 1998 y 2002, y oro mundial en 3.000 en 2001- han acentuado su instinto asesino. "Iba vigilando de refil¨®n a la derecha y se me meti¨® por dentro en un visto y no visto", dijo Casado. "Y en aquel momento, mentalmente me vine abajo, me crisp¨¦ y liber¨¦ toda la energ¨ªa convertida en par¨¢lisis, en una mueca sin sustancia". La cara de Casado reflejaba frustraci¨®n, como la de Rodr¨ªguez. De todo se aprovech¨® Ruiz, de 27 a?os, quien comenz¨® como cuatrocentista y que se entrena en Soria, en la dehesa de Valonsadero que tantas veces pis¨® Cacho, con el mismo entrenador, Enrique Pascual, que trata de imbuir sentido t¨¢ctico en la cabeza de un velocista. Es burgal¨¦s y estudia empresariales.
Mientras, Italia present¨® a un talento extraordinario -Claudio Licciardello, un siciliano al que su padre, carabiniere, no dej¨® jugar al f¨²tbol por considerarlo macarra-que corre los 400 con la soltura de los negros, y casi tan r¨¢pido, como demostr¨® con el oro en el relevo; mientras, Francia, a quien le fall¨® el prodigioso triplista Teddy Tamgho, se sac¨® de la manga al en¨¦simo pertiguista, Lavillenie, que le levant¨® el oro a rusos y alemanes, y a Yoann Kowal, bronce en el 1.500; mientras, Alemania, en proceso de renovaci¨®n acelerado, mostr¨® su fondo de armario y, 73 a?os despu¨¦s, un heredero para Luz Long, aquel saltador de longitud que deber¨ªa haber representado el poder ario ante el negro Jesse Owens, en la figura de un joven de Aquisgr¨¢n de 22 a?os, llamado Sebastian Bayer, que salt¨® 8,71 metros, la segunda mejor marca mundial de la historia bajo techo.
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