La nueva ruta de la coca¨ªna pasa por ?frica
Los carteles suramericanos se benefician de pa¨ªses destrozados por la guerra
?frica occidental se ha convertido en uno de los principales centros de contrabando de coca¨ªna. Cerca del 27% (40 toneladas) de la coca¨ªna que se consume al a?o en Europa llega de Am¨¦rica del Sur a trav¨¦s de la nueva ruta africana v¨ªa Nigeria, Ghana, Liberia, Sierra Leona, Guinea, Guinea-Bissau, Cabo Verde, Senegal, Mal¨ª y Mauritania. En el otro extremo del continente, ?frica oriental es la principal ruta de la hero¨ªna asi¨¢tica a trav¨¦s de Etiop¨ªa y Kenia. ?stos son algunos de los datos del informe anual de la Junta Internacional de Fiscalizaci¨®n de Estupefacientes (JIFE) de Naciones Unidas, que se present¨® recientemente en Bogot¨¢.
El aumento de la incautaci¨®n de cargamentos de coca¨ªna demuestra que la v¨ªa africana empieza a reemplazar a las tradicionales, de Colombia a Galicia y la llamada ruta de los veleros, por Azores, Madeira y Canarias. Es la respuesta a los golpes policiales de finales de los noventa: los carteles de la droga dirigieron su mirada a ?frica. Es el escenario perfecto: pobreza, una costa extensa y escasamente vigilada, pa¨ªses castigados por guerras interminables y lo m¨¢s importante, Gobiernos d¨¦biles, instituciones inexistentes, y jueces y polic¨ªas corrompibles.
"No aceptamos que Guinea-Bissau sea un narco-Estado", dice el primer ministro
"Los carteles no s¨®lo compran casas; tambi¨¦n, elecciones", advierte un experto
"Los carteles de la droga no s¨®lo compran propiedades inmobiliarias, bancos y empresas, tambi¨¦n compran elecciones, candidatos y partidos", asegura Antonio Mar¨ªa Costa, director ejecutivo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Tomemos el caso de Guinea-Bissau, ex colonia portuguesa y una de las 10 naciones m¨¢s pobres del mundo. La exportaci¨®n de anacardos es su primera actividad comercial. Cualquier servicio prestado al narcotr¨¢fico da m¨¢s dinero. Este peque?o pa¨ªs africano no tiene prisi¨®n, la Polic¨ªa Judicial, encargada de la lucha antidroga, cuenta con 60 agentes y un ¨²nico veh¨ªculo.
Carmelo V¨¢squez Guerra es un hombre con suerte. Desde hace tres a?os, la DEA, la Interpol y la Fiscal¨ªa antidrogas mexicana siguen sus pasos, pero hasta la fecha no han conseguido cazarle. El nombre de este ciudadano de nacionalidad venezolana, seg¨²n el pasaporte que exhibe, sali¨® a la luz en abril de 2006 cuando un avi¨®n DC-9, con matr¨ªcula estadounidense y procedente de Venezuela, aterriz¨® en el aeropuerto de Ciudad del Carmen, en el Estado mexicano de Campeche. La nave llevaba un cargamento de 5,5 toneladas de coca¨ªna. El destino final de la droga era, con toda seguridad, Estados Unidos. V¨¢squez Guerra era el piloto, y seg¨²n las autoridades mexicanas pertenec¨ªa al cartel de Sinaloa, al igual que las seis personas detenidas. No se sabe c¨®mo, V¨¢squez Guerra consigui¨® escapar.
El 12 de julio del a?o pasado, al otro lado del Atl¨¢ntico, un bimotor estadounidense procedente de la ciudad venezolana de Barcelona aterrizaba con problemas mec¨¢nicos en el aeropuerto Osvaldo Vieira, en la capital de Guinea-Bissau. La DEA, Interpol y la Polic¨ªa espa?ola ten¨ªan informaci¨®n fidedigna de que el avi¨®n transportaba 500 kilos de coca¨ªna para el mercado europeo. El Ej¨¦rcito rode¨® el avi¨®n y tom¨® el control de una zona del aeropuerto, usurpando las competencias de la Polic¨ªa Judicial. "Los militares no ten¨ªan atribuciones para actuar de aquella manera, porque a fin de cuentas se trataba de un avi¨®n civil. Procedieron a descargar el avi¨®n y no pod¨ªan hacerlo", explica en una conversaci¨®n telef¨®nica Lucinda Barbosa, directora general de la Polic¨ªa Judicial.
Realizada sin testigos la descarga de la mercanc¨ªa, los militares dijeron que la droga no era droga, sino medicamentos para las Fuerzas Armadas. "Investigamos y comprobamos que aquella mercanc¨ªa era droga. No hay ninguna duda de eso", asegura Barbosa. Los tres tripulantes, todos venezolanos, y dos controladores a¨¦reos guineanos fueron detenidos por la Polic¨ªa Judicial. Incluido el piloto. ?Qui¨¦n era? Carmelo V¨¢squez Guerra, el mismo que dos a?os antes iba a los mandos del DC-9 repleto de coca¨ªna que aterriz¨® en Campeche, y pr¨®fugo de la Justicia mexicana.
La Fiscal¨ªa antidrogas de M¨¦xico emiti¨® a trav¨¦s de Interpol una orden internacional de captura contra Carmelo V¨¢squez, quien se esfum¨® de nuevo cuando estaba a punto de ser entregado a funcionarios mexicanos que esperaban en Lisboa. El caso fue archivado en febrero por falta de pruebas, ante la sorpresa de la DEA, Interpol de Francia y Portugal, la Polic¨ªa Judicial de Guinea-Bissau y de Portugal, y de otros organismos que segu¨ªan de cerca los acontecimientos. Esto ocurr¨ªa en el mismo pa¨ªs, cuyo presidente, Nino Vieira, fue asesinado el lunes por un grupo de militares leales al jefe del Ej¨¦rcito, Batiste Tagme na Waje, muerto en atentado horas antes.
Carlos Gomes J¨²nior, primer ministro de Guinea-Bissau, trataba hace pocas semanas de explicar lo inexplicable. "Nunca aceptaremos que nos cataloguen como un narco-Estado", dijo. En los ¨²ltimos tiempos el Consejo de Seguridad de la ONU y el propio secretario general, Ban Ki-moon, han advertido de la grave situaci¨®n en Guinea-Bissau ante el poder creciente del narcotr¨¢fico y la fragilidad del Estado.
A pesar de que el precio de la coca¨ªna en Europa ha ca¨ªdo, seg¨²n European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction, sigue siendo algo m¨¢s cara que en EE UU, donde el mercado est¨¢ en declive. "Llegar¨¢ el momento en que esta ruta sea mucho m¨¢s poderosa que el tr¨¢fico hacia EE UU y eso es lo que queremos evitar", advierte el comisario Miguel Mu?oz (ex jefe de la secci¨®n IV de la Brigada Central de Estupefacientes), que estima en 27.000 d¨®lares (21.300 euros) el kilo en EE UU, mientras que en Europa se pagan 27.000 euros por igual cantidad.
Frente a la enorme capacidad del narcotr¨¢fico para extender sus tent¨¢culos, Europa empieza a tomar medidas. En noviembre de 2007 naci¨® el Centro de An¨¢lisis y Operaciones contra el Narcotr¨¢fico Mar¨ªtimo (MAOC-N), con sede en Lisboa, que integran siete pa¨ªses miembros de la UE: Espa?a, Portugal, Reino Unido, Irlanda, Holanda, Francia e Italia. Estados Unidos est¨¢ como observador. El objetivo es intercambiar informaci¨®n. Desde su creaci¨®n, ha incautado 59 toneladas de droga.
El MAOC se inspira, seg¨²n ha explicado su director, el brit¨¢nico Tim Manhaire, en la estadounidense Joint Interagency Task Force South (JIATF), con sede en Cayo Hueso, que agrupa a todas las agencias de seguridad de EE UU (DEA, CIA, FBI...), fuerzas militares y de vigilancia. Forman parte de la JIATF la mayor¨ªa de naciones de Am¨¦rica Latina y Caribe. Creada en los a?os setenta, se reactiv¨® despu¨¦s de los atentados del 11-S con un despliegue espectacular de medios y recursos para controlar toda la costa americana, desde EE UU a Tierra del Fuego. M¨¢s modestamente, el MAOC pretende ser el guardi¨¢n de la costa atl¨¢ntica europea, en una especie de frente com¨²n contra el tr¨¢fico de droga desde Am¨¦rica del Sur a trav¨¦s de la costa africana.
En el concierto europeo Espa?a es pionera en la persecuci¨®n mar¨ªtima de narcotraficantes, porque la legislaci¨®n interna permite actuar en aguas internacionales cuando se trata de interceptar embarcaciones con cargamento sospechoso. "Somos los ¨²nicos que nos mojamos, y llevamos 30 a?os haci¨¦ndolo", dice un oficial de la lucha antidroga.
Embarcaciones con siete motores sincronizados de 350 caballos de potencia cada uno, que alcanzan los 50 nudos, con combustible suficiente para recorrer 4.000 millas n¨¢uticas en un viaje de ida y vuelta, y capaces de transportar hasta 3.000 kilos de coca¨ªna. Las lanchas de Aduana no superan los 30 nudos y no pueden ir m¨¢s all¨¢ de 200 millas. Es una lucha de David contra Goliat. El control por sat¨¦lite es esencial para descubrir embarcaciones ilegales, pero en este terreno EE UU y Reino Unido tienen la palabra. "Aprehender droga no sirve de nada si no haces presos", asegura un agente espa?ol. Lamentablemente, todav¨ªa hay muchos Carmelos V¨¢squez que campan a sus anchas entre Am¨¦rica y ?frica.
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