"No nos van a acobardar"

Mansur lleg¨® a casa de Miguel Santiago con 15 a?os. "Vino en patera desde Marruecos y le soltaron en un bosque; cuando entr¨® en casa escond¨ªa la cabeza detr¨¢s de la gorra de la verg¨¹enza que sent¨ªa. En seguida me dio todo lo que ten¨ªa: un calendario y 10.000 pesetas", dice emocionado Santiago, profesor de instituto en C¨®rdoba y ex presidente de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa. Santiago lleva 15 a?os abriendo su casa a sin papeles.

El comportamiento desinteresado de Santiago, que les ofrece habitaci¨®n, comida y un lugar donde empadronarse para acceder a la sanidad y la educaci¨®n, puede costarle una multa de entre 501 y 10.000 euros por cada uno si sale adelante el anteproyecto de reforma de la Ley de Extranjer¨ªa, cuyo art¨ªculo 53 considera falta muy grave "la promoci¨®n de la permanencia irregular en Espa?a de un extranjero". Esto es, "cuando el extranjero dependa econ¨®micamente del infractor".

Una plataforma re¨²ne firmas contra el cambio en la Ley de Extranjer¨ªa

"La reforma es impensable en un Estado que se dice democr¨¢tico y de Derecho", explica Santiago. "De Derecho tiene poco un sistema que penaliza la solidaridad, y qu¨¦ democracia es ¨¦sa que no deja que personas responsables ejerzan su libertad y les proh¨ªbe socorrer a los m¨¢s necesitados", se pregunta el profesor. F¨¦lix Pantoja, fiscal del Tribunal Supremo, asevera: "Es un grave problema ¨¦tico y social que Espa?a adopte una posici¨®n tan contraria a los Derechos Humanos, en la l¨ªnea de la corriente de cierre de fronteras en Europa".

El manifiesto Salvemos la hospitalidad ha unido a un grupo de juristas, sacerdotes, artistas y otros profesionales en una plataforma por la modificaci¨®n del anteproyecto, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado diciembre y pendiente de debate en el Congreso. Piden incorporar al texto la necesidad de "¨¢nimo de lucro" para que haya sanci¨®n y ya han recogido unas 3.500 firmas. "Porque esta norma vulnera un valor fundamental como es la solidaridad", afirma Juli¨¢n R¨ªos, abogado y miembro de la plataforma.

El plato de cer¨¢mica que recibe en casa de Daniel Izuzquiza reza: "?sta es nuestra casa, ¨¦sta es vuestra casa". La frase hecha es tambi¨¦n la filosof¨ªa del hogar que el jesuita comparte en Madrid con otros tres curas y cuatro sin papeles. Izuzquiza no est¨¢ nada asustado por la reforma que le convertir¨ªa en delincuente. "Tratan de asfixiar a la gente solidaria", expresa con rabia contenida, "y socialmente la reforma responde a una l¨®gica peligrosa, porque esta gente est¨¢ abocada a la marginalidad y la delincuencia". Como Daniel y Miguel, las personas y entidades que sin ¨¢nimo de lucro (Red Acoge, C¨¢ritas, etc.) presten ayuda a inmigrantes ser¨¢n puestas a la altura de las mafias que sacan provecho del drama de la inmigraci¨®n clandestina.

Las ONG y las asociaciones religiosas ser¨ªan el blanco principal de las sanciones. Antonio Cepeda, presidente de Red Acolle, afirma que tienen una "profunda preocupaci¨®n" por lo que supone "una involuci¨®n" en "la legislaci¨®n de extranjer¨ªa, ya de por s¨ª poco abierta", y por las repercusiones que se pueden derivar "si se llega a verificar este desprop¨®sito". No obstante, desde la federaci¨®n nacional de Red Acoge tienen la esperanza de que "se cambie el anteproyecto, aunque si no es as¨ª seguir¨ªamos actuando igual".

M¨¢s que las multas parece asustar un posible efecto en la sociedad. "Un problema de la pol¨ªtica migratoria es su efecto psicol¨®gico, el meterte el miedo en el cuerpo", explica Izuzquiza. "Se lanza un mensaje y la gente lo interioriza; pero es importante no caer en el miedo y batallar por espacios de libertad". El sacerdote afirma que si se modifica la ley "habr¨ªa que plantear una campa?a de desobediencia civil, de iniciativa ciudadana, retar a las autoridades reforzando y extendiendo el tejido solidario en el entorno".

Juli¨¢n R¨ªos no est¨¢ dispuesto a cambiar la opci¨®n de vida que escogi¨® hace 20 a?os, "compartir lo m¨ªo con quienes lo necesiten". El guineano Babakar vive en su casa desde hace un a?o: "No s¨¦ qu¨¦ har¨ªa si no hubiera conocido a Juli¨¢n. En algunos albergues te dejan estar tres meses, pero despu¨¦s te quedas en la calle". Las entidades que dan cobijo a los inmigrantes reci¨¦n llegados suelen tener un tiempo limitado de acogida, tras el cual, ni expulsados ni regularizados, se quedan en tierra de nadie y a expensas de la caridad.

La plataforma se reunir¨¢ con los distintos grupos pol¨ªticos y presentar¨¢ las firmas en el Congreso este mismo mes. De todas formas, Daniel, Juli¨¢n, Miguel y las asociaciones seguir¨¢n actuando para que la solidaridad no deje de ser la esperanza de miles de sin papeles. "No me van a acobardar, voy a seguir luchando por la gente que lo necesita; ir¨¦ a la c¨¢rcel si tengo que ir, no me lo van a prohibir, te lo digo desde mis entra?as", sentencia Santiago.