?Qui¨¦nes son los corruptos?
"S¨®lo existe un pecado y es el robo. Cuando mientes, le robas a alguien el derecho a la verdad". En Cometas en el Cielo, del escritor afgano Khaled Hosseini, he encontrado esa perla sobre el robo y la mentira, los dos pecados capitales de la clase pol¨ªtica. Espa?a est¨¢ de nuevo envuelta en una sucia ola de corrupci¨®n. De Norte a Sur y de Este a Oeste, llegan noticias de gentes sin escr¨²pulos que roban y mienten a sus ciudadanos.
Todos los partidos pol¨ªticos han estado, est¨¢n y con toda seguridad estar¨¢n en el futuro salpicados por la inmoralidad de algunos de sus militantes. Se?ala Patxo Unzueta en el Diccionario pol¨ªtico y social del siglo XX espa?ol (Alianza Editorial), que "la opini¨®n p¨²blica no reacciona tanto contra los episodios de corrupci¨®n, como por la forma en que el Gobierno se enfrenta a ellos". Podemos concluir que, una vez que se ha robado, lo peor es negarlo. Mentir. Ocultar al ciudadano el derecho a la verdad. Roba quien tiene cerca la caja. Quien gobierna, sea un pa¨ªs, una comunidad o un ayuntamiento.
El votante de izquierdas es m¨¢s sensible a los casos de corrupci¨®n y castiga m¨¢s a sus responsables pol¨ªticos. Por el contrario, la derecha es m¨¢s condescendiente con el enriquecimiento il¨ªcito de sus dirigentes. Hay ejemplos que lo corroboran. Felipe Gonz¨¢lez ha reconocido el da?o que la corrupci¨®n hizo a su partido, que perdi¨® las elecciones en 1996 frente a Aznar, por la indignaci¨®n desatada tras los casos Guerra, Filesa o Rold¨¢n.
En el lado opuesto, vemos muchos casos de alcaldes que revalidan mayor¨ªas absolutas a¨²n estando implicados en casos de corrupci¨®n. El ejemplo m¨¢s pr¨®ximo es el del alcalde popular de Alhaur¨ªn el Grande (M¨¢laga), Juan Mart¨ªn Ser¨®n, en libertad bajo fianza de 100.000 euros acusado de haber recibido 642.000 euros en sobornos, junto con su concejal de Urbanismo. La direcci¨®n regional, encabezada por Javier Arenas, sostiene a Ser¨®n y se fotograf¨ªa a su vera. Medio pueblo le aplaude.
Habr¨ªa que preguntarse si los ciudadanos que votan a pol¨ªticos acusados de corrupci¨®n no son tambi¨¦n encubridores, y en ocasiones part¨ªcipes, de esos hechos delictivos. Estos d¨ªas se escucha a vecinos de Alcauc¨ªn (M¨¢laga) decir que con el ex alcalde socialista encarcelado, Jos¨¦ Manuel Mart¨ªn, el pueblo se beneficiaba porque hab¨ªa mucho empleo. Claro, ?se constru¨ªan centenares de viviendas ilegales!
Bernardo Kliksberg, coautor de Primero la gente (Planeta / Deusto), escrib¨ªa el pasado domingo en este peri¨®dico que en los pa¨ªses m¨¢s ¨ªntegros, adem¨¢s de tener altos grados de equidad y justicia, la sociedad rechaza a los corruptos por ser "parias sociales". Los primeros que deben repudiar a los corruptos son los dirigentes de los partidos que los acogen. En esto, como en todo, hay dos opciones: se expulsa al presunto corrupto, caso Alcauc¨ªn; o se denuncia persecuci¨®n pol¨ªtica, caso Alhaur¨ªn.
Los populares suelen elegir esta segunda v¨ªa. Con frecuencia, acusan a jueces, fiscales, polic¨ªas y periodistas de urdir conspiraciones contra ellos. Lo gritaba el alcalde Ser¨®n cuando era detenido en Alhaur¨ªn: "No vienen a por m¨ª, vienen a por el PP". Lo repite toda la plana mayor del PP tras el caso Correa: Camps es inocente, Garz¨®n es el corrupto.
Si realmente la trama de Correa y del espionaje en Madrid es una conspiraci¨®n, ?por qu¨¦ han dimitido cuatro alcaldes, un consejero auton¨®mico y otros altos cargos del PP y est¨¢ implicado el presidente de la Comunidad Valenciana y cuatro diputados m¨¢s? Porque es mentira que todo sea un invento de Garz¨®n. Quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa sepamos toda la verdad. Mientras, habr¨¢ que recordar a los populares lo que dec¨ªa un polic¨ªa de la serie televisiva The Wire: "Una mentira no es una versi¨®n de la historia. Es una mentira".
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