El silencio del bosque

Todo apunta a que Patxi L¨®pez ser¨¢ nuestro pr¨®ximo lehendakari. No s¨¦ si ¨¦ste es un lugar apropiado para ello, pero perm¨ªtanme decir que me alegro. Y lo ser¨¢ con el apoyo del PP, de lo que me alegro igualmente, aunque no ignore las dificultades que tendr¨¢ que sortear un acuerdo de esa naturaleza, tan dependiente de los avatares de la pol¨ªtica nacional y de sus repercusiones en las relaciones entre esos dos partidos. Pero se romper¨¢ una maldici¨®n, y ese es el motivo por el que me alegro y por el que dejo a un lado los reparos de moco fino que escucho estos d¨ªas.

S¨ª, el PSE es un partido de izquierda y el PP un partido de derecha, y no suele ser habitual que dos partidos opuestos ideol¨®gicamente se apoyen o colaboren en tareas de gobierno, salvo en circunstancias extraordinarias. Ser¨ªa f¨¢cil arg¨¹ir que entre nosotros esas circunstancias se dan, y que fue debido a ellas que el anterior Gobierno se pudo constituir gracias a la confluencia del voto del PNV (derecha), EA (socialdem¨®crata), EB (izquierda a secas) y PCTV (batasunismo camuflado). Sin embargo, nuestra idiosincrasia no reside en lo extraordinario de las circunstancias que hacen necesarias esas confluencias, sino que son ¨¦stas lo extraordinario en s¨ª. Tratar¨¦ de explicarme.

La confluencia actual es la confluencia de los benditos. No insistir¨¦ en los esfuerzos para salvar la representatividad de quienes desean apoyar a una opci¨®n ilegalizada, la legitimidad del derecho de esos votantes frustrados. Cuando se vota a una opci¨®n determinada se la vota para que acceda al Gobierno que se trata de elegir, de modo que la legitimidad de esa opci¨®n se halla vinculada a esa posibilidad de acceso. Pues bien, aqu¨ª y ahora, son ¨ªmprobos los esfuerzos que hacen algunos para defender la legitimidad de una fuerza ilegal, y son igualmente ¨ªmprobos los esfuerzos que realizan esos mismos para restarles legitimidad a unas fuerzas pol¨ªticas legales. Lo extraordinario entre nosotros, y que anula el alcance de conceptos como legalidad y legitimidad, es la l¨ªnea divisoria entre bendici¨®n y maldici¨®n, esa que otorga una ubicaci¨®n nominal -legal- en el sistema a algunas fuerzas pol¨ªticas pero trata de negarles toda legitimidad de facto para cumplir el objetivo que ese sistema les asigna. Que el PSE y el PP formaran gobierno podr¨ªa ser un acierto o un desacierto que sancionar¨ªan sus resultados, en ning¨²n caso una anomal¨ªa. Tampoco una maldici¨®n, ni una agresi¨®n contra el sistema que acoge a esas fuerzas pol¨ªticas y s¨ª una prueba de la validez del mismo.

Lo que es injustificable es que a uno de los dirigentes de la confluencia de los benditos le sorprenda el "silencio clamoroso" de los ilegales ante un posible gobierno del PSE, su falta de reacci¨®n contra el normal funcionamiento democr¨¢tico. ?Lamenta acaso el se?or Egibar el silencio del bosque, de ese en el que ca¨ªan las nueces que ahora teme dejar de recoger?