Illumbe trata de romper su gafe
El Ayuntamiento donostiarra busca una salida para el complejo que concluya en restaurar la concesi¨®n anulada
La plaza de toros de Illumbe acumula un err¨¢tico devenir desde que, en 1996, fue construida por la familia Chopera mediante una concesi¨®n administrativa del Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n que le reconoci¨® su explotaci¨®n por un periodo de 75 a?os.
En su corta vida, esta instalaci¨®n ha podido presenciar desde problemas entre los socios originarios de la entidad gestora, hasta el cese de actividad de varios de los establecimientos de hosteler¨ªa del complejo y de las salas de cine, que vieron estimadas por los tribunales sus pretensiones contra la entidad concesionaria, con consecuencias derivadas que salpicaron al propio Ayuntamiento. Y como colof¨®n, se produjo la anulaci¨®n judicial de la f¨®rmula de adjudicaci¨®n directa de la concesi¨®n.
Todo hace indicar que la concesi¨®n volver¨¢ a quedar en manos de Chopera
Adem¨¢s, la inicial euforia de la afici¨®n taurina de que San Sebasti¨¢n volv¨ªa, por fin, a recuperar una plaza de toros despu¨¦s de quedarse sin El Chofre ha perdido intensidad, ya que en las ¨²ltimas temporadas los carteles transcurren planos y sin alma, penalizadas sin duda por la lejan¨ªa del recinto del centro de la ciudad.
En este contexto, el consistorio donostiarra, que no se viene distinguiendo por un apoyo a la fiesta, al contrario de lo que ocurre en Bilbao y Vitoria, donde el respaldo se ha traducido en resultados positivos para la organizaci¨®n de la feria y la propia ciudad, se ve abocado a resolver el galimat¨ªas jur¨ªdico creado. Se trata de revestir como procedimiento abierto un proceso que, en pura l¨®gica, debe conducir a restaurar la concesi¨®n anulada. Quienes conocen la situaci¨®n de Illumbe sostiene que no ser¨¢ suficiente con conseguir este ¨²ltimo objetivo, sino que la salida m¨¢s id¨®nea deber¨ªa conciliar los muy diversos intereses en juego, en ocasiones contradictorios.
Esta soluci¨®n deber¨ªa conciliar tres escenarios. De un lado, el de la familia Chopera, que asumi¨® de forma particular la financiaci¨®n del proyecto de Illumbe y que no ha podido amortizarla en el periodo previsto, en buena medida, por la anulaci¨®n judicial. A su vez, se trata de asegurar el objetivo municipal de reactivar unas instalaciones dise?adas en su d¨ªa como un gran proyecto comercial y de ocio y que, en la actualidad, sobrevive a duras penas. Y finalmente est¨¢ la posibilidad de mantener una actividad taurina que agradecer¨¢n, entre otros, los 881 abonados que tienen pagado su abono hasta 2012.
La f¨®rmula ideada por los rectores municipales para dar soluci¨®n a este jerogl¨ªfico ha sido la organizaci¨®n de un concurso, cuyo plazo para presentar ofertas vence el pr¨®ximo d¨ªa 30 de marzo En el mismo, con la contrapartida de un incremento de las posibilidades urban¨ªsticas y comerciales, se prev¨¦ incluso la explotaci¨®n de un aparcamiento de superficie y se impone a los licitadores, que deber¨¢n mantener el esquema de festejos que vienen siendo programados, un disuasorio canon concesional de, al menos, 36 millones de euros.
Esta es la cantidad a revertir a la familia Chopera en el supuesto de que no resulte ser la adjudicataria. La cantidad se ver¨ªa reducida a 21 millones, a pagar por el Ayuntamiento, si el concurso quedase desierto, en cuyo caso el complejo revertir¨ªa al municipio.
Todo conduce, por lo tanto, a que el actual concesionario repita, contribuyendo as¨ª a que los hermanos Chopera, acuciados por los varapalos empresariales sufridos recientemente en Zaragoza y tierras francesas, no pierdan peso en el sector. As¨ª mismo, tambi¨¦n tendr¨¢ su influencia su reconocida voluntad de dar continuidad al sue?o empresarial de su padre, que no era otro que volver a programar toros en su ciudad natal.
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