Ch¨¦jov en Arturio Soria
Una comedia espa?ola (Une pi¨¨ce espagnole), de Yasmina Reza, est¨¢ teniendo una feliz resurrecci¨®n en el Valle-Incl¨¢n, dirigida por Silvia Munt y con un formidable elenco. Se estren¨® en 2004, por todo lo alto, en el Th¨¦?tre de la Madeleine: puesta de Luc Bondy y reparto encabezado por Bulle Ogier, Marianne Denicourt y Andr¨¦ Marcon. Fue un ¨¦xito de p¨²blico pero la cr¨ªtica parisiense la machac¨® con las acusaciones habituales (superficial, vac¨ªa), esta vez revestidas de una inusual virulencia: la autora hab¨ªa cometido el error de afirmar que era su mejor obra y la que m¨¢s trabajo le hab¨ªa costado. Puede que al deg¨¹ello contribuyera su innecesario aire de espagnolade, con vestuario almodovariano y cabeza de toro en la pared: nada m¨¢s lejos de este texto sutil y melanc¨®lico. Cinco actores, supuestamente franceses, ensayan la nueva comedia de un joven autor madrile?o llamado Olmo Panero: la historia de una familia que se desintegra. No, no es lo que esperamos. No hay interrelaciones entre los c¨®micos y los personajes que interpretan. Sus historias personales no se reflejan en la trama de la obra. No es Por delante y por detr¨¢s, de Michael Frayn. Ni tampoco, aunque a ratos pudiera parecerlo, Esta noche improvisamos, de Pirandello. Hay un cierto v¨ªnculo con la primera obra de Reza, Conversations apr¨¨s un enterrement (in¨¦dita aqu¨ª, que yo sepa), y con el primer teatro (Cuisine et dependances) de Agn¨¨s Jaoui y Jean-Pierre Bacri, pero su padre titular es, indiscutiblemente, Ch¨¦jov. Por su tonalidad, su estructura vagabunda, sus efectos. En una de sus mejores escenas, el di¨¢logo combina la narraci¨®n de un intento de suicidio, la elecci¨®n entre dos vestidos para la gala de los Goya, una ni?a neurotizada por un aspirador de juguete y la cr¨®nica de una pugna vecinal por la medianera de un jard¨ªn. Hay un reci¨¦n llegado que no comprende la infelicidad del grupo: el hast¨ªo, las pullas, las borracheras, las crisis de ansiedad. Ch¨¦jov en un chal¨¦ de Arturo Soria: desesperanza con unas sorprendentes gotas de perfume L¨®pez Rubio. Aparentemente (lo mismo dec¨ªan de Ch¨¦jov), no hay progresi¨®n dram¨¢tica, aunque las tensiones van creciendo hasta volverse irrespirables. Tal vez la funci¨®n no desarrolle todos sus vectores de fuerza, pero es m¨¢s arriesgada (por experimental, por amarga) que sus redondas obras precedentes. Y est¨¢, como ellas, fant¨¢sticamente observada y escrita.
Una comedia espa?ola.
Yasmina Reza. Direcci¨®n: Silvia Munt. Teatro Valle-Incl¨¢n. Madrid. Hasta el 29 de marzo.
La acci¨®n principal se interrumpe o se bifurca por los apartes de los actores, que se dirigen, en breves y suculentos mon¨®logos, al autor de la obra, a la no menos todopoderosa sastra, a un periodista o al p¨²blico, todos invisibles, para manifestar sus miedos, sus dudas, su rabia, y su com¨²n perplejidad ante esa "vida real", mon¨®tona y vac¨ªa fuera del escenario, que se les antoja tan borrosa como la costa de un pa¨ªs lejano.
M¨®nica Randall, de retorno al teatro m¨¢s luminosa que nunca (y, curioso, con un punto Ponte) tras una largu¨ªsima ausencia, interpreta a una primera actriz que ya no recuerda "las inflexiones de la vida" y para la que un cambio de vestuario es casi una cuesti¨®n existencial a la hora de encarnar a Pilar, una madre cuyo retour de l'?ge provoca las embestidas de sus hijas. Xicu Mas¨® borda dos roles antag¨®nicos: el veterano sarc¨¢stico, de vuelta de todo pero secretamente inseguro, furioso por su necesidad de impresionar al autor (un tipo que dice cosas como "las palabras son par¨¦ntesis entre silencios") y Fernando, un administrador de fincas feliz y bondadoso, enamorado de Pilar, en funciones de raisoneur. Otro enorme actor catal¨¢n, Ramon Madaula, se desdobla en dos criaturas nihilistas pero con parejo voltaje pasional: un gal¨¢n feroz que se niega a complacer a Olmo y a ser considerado un artista ("somos seres ego¨ªstas, volubles, vac¨ªos ambulantes, nadas") y Mariano, un profesor de matem¨¢ticas alcoholizado cuyo permanente sarcasmo es lo ¨²nico que le salva del vac¨ªo. Hay tres hermanas, faltar¨ªa m¨¢s, pero s¨®lo conoceremos a Nuria (Maria Molins) y Aurelia (Cristina Plazas). El juego de dobles se eleva a la tercera potencia, porque Cristina Plazas interpreta a una actriz que interpreta a Aurelia y que a su vez interpreta a una tal se?orita Wurtz, profesora de piano enamorada de un hombre casado, en una innominada obra b¨²lgara. Ah¨ª Reza riza el rizo, y perdonen el chiste, a costa de la primera caracterizaci¨®n: Cristina Plazas est¨¢ estupenda como Aurelia, la amargada esposa de Mariano, envidiosa del ¨¦xito de Nuria, y conmovedora como la se?orita Wurtz, pero la autora ha desarrollado muy poco sus apartes. Tampoco me qued¨® muy clara la bifurcaci¨®n de Maria Molins: se supone que en la primera ficci¨®n es una actriz fr¨¢gil, sensible, reacia a la exposici¨®n p¨²blica, cuyo norte interpretativo es la Sonia de T¨ªo Vania, y en la segunda (Nuria) una c¨®mica banal, encumbrada a la fama por sus amor¨ªos con un actor de Hollywood, pero dir¨ªa que el tono de la segunda contagia a la primera. En otras palabras: que sus apartes parecen los de Nuria fingiendo ser fr¨¢gil, sensible, etc¨¦tera. Tal vez fue una impresi¨®n m¨ªa, no s¨¦; en todo caso, quitando este posible pero, su trabajo es tan vivaz y magn¨¦tico como el de sus compa?eros de reparto.
La producci¨®n tripartita de Bit¨®/Centro Dram¨¢tico Nacional y Teatro Nacional de Catalu?a ha cuidado minuciosamente todos los factores, desde la r¨ªtmica traducci¨®n de Fernando G¨®mez Grande hasta la escenograf¨ªa (mucho m¨¢s que un "escenario vac¨ªo") de Xavier Mill¨¢n y la iluminaci¨®n (un tanto l¨®brega: ojo) de Lionel Spycher. Por lo que respecta a la puesta, Silvia Munt no s¨®lo firma aqu¨ª su mejor trabajo sino uno de los mejores de la temporada: una direcci¨®n matizad¨ªsima, atenta a todos los ritmos, y un conjunto de interpretaciones que en ning¨²n momento juegan la temible carta de buscar la risa a toda costa, como ejemplifica, para citar uno solo, el delirante pero hipercontrolado mon¨®logo de Madaula narrando la contienda de vecinos. Placer al cuadrado: por el texto de Reza y por el juego de estos actorazos, a los que me pasar¨ªa horas viendo y escuchando.
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