Restauraci¨®n americana
Estados Unidos investigar¨¢ los abusos de la era Bush durante la guerra contra el terror
La herencia de George W. Bush no se limita a la econom¨ªa o la pol¨ªtica exterior. Incluye, adem¨¢s, aspectos menos visibles pero no menos determinantes a la hora de concretar el cambio de rumbo perseguido por Obama, inspirado por una restauraci¨®n de los valores de la democracia estadounidense. El ¨²ltimo presidente republicano y su entorno no se limitaron a usar los mecanismos de poder de la ¨²nica superpotencia mundial, sino que pretendieron sustituirlos por nuevos instrumentos con vistas a asegurar la obtenci¨®n de los objetivos de su programa. Se trataba, en definitiva, de ajustar las instituciones y las leyes a su pol¨ªtica, no al contrario. Y de ah¨ª que, durante los dos mandatos de Bush, Estados Unidos asistiera en nombre de la guerra contra el terror al deterioro de las garant¨ªas procesales, al recorte de derechos y libertades civiles o a la legalizaci¨®n de la detenci¨®n indefinida y la tortura en c¨¢rceles secretas y campos como el de Guant¨¢namo.
Obama se ha comprometido a desmantelar esta ominosa herencia, pero tanto las c¨¢maras legislativas como la Administraci¨®n, adem¨¢s de la justicia, se interrogan sobre el mejor procedimiento para hacerlo. En este contexto, algunos senadores y congresistas han sugerido la creaci¨®n de una comisi¨®n de la verdad, siguiendo el modelo establecido en algunos pa¨ªses del continente americano en el tr¨¢nsito de la dictadura a la democracia. M¨¢s all¨¢ del valor como met¨¢fora de la ingente tarea que aguarda a la nueva Administraci¨®n, referirse a una eventual comisi¨®n de la verdad en una situaci¨®n como la que atraviesa Estados Unidos da a entender que Bush acab¨® con los contrapoderes del sistema constitucional. Aunque ¨¦sa hubiera sido su intenci¨®n, lo cierto es que los contrapoderes han funcionado y ser¨¢n sin duda ellos los que desvelen los excesos cometidos y, en su caso, determinen las responsabilidades de cualquier naturaleza.
Obama ha dejado sin efecto las ¨®rdenes presidenciales en las que se ampararon muchas de las medidas incompatibles con el Estado de derecho adoptadas por su predecesor. Y es de suponer que las c¨¢maras y los tribunales seguir¨¢n adelante con este trabajo. Hasta la llegada de la nueva Administraci¨®n, Estados Unidos no padeci¨® un cambio de r¨¦gimen pol¨ªtico, sino que vivi¨® bajo un Gobierno cuyos excesos ser¨¢n corregidos por el propio sistema democr¨¢tico. Por las mismas instituciones y leyes que Bush quiso alterar.
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