"Tengo una memoria de segunda mano"
"Le doy a la patria un valor accidental; no es esencia, sino circunstancia" "La vida es una invenci¨®n, y la literatura, memoria perfeccionada"Tiene sobre la mesa una botella de whisky, The Glenrothes, de malta. ?l est¨¢ "relativamente bien, ahora que todo es relativo", y tiene 103 a?os, los cumple ma?ana. No pone ning¨²n reparo para brindar a la una de la tarde con aquel whisky a?oso. Luego nos llevar¨¢n ¨¦l y su mujer, Carolyn Richmond, a un restaurante donde come media lubina. Durante las dos horas de almuerzo habr¨¢ consumido tres o cuatro vasos de buen vino. Celebra su cumplea?os Francisco Ayala, escritor espa?ol de todo el siglo XX, y ahora de nueve a?os del siglo XXI.
Se suele decir que cenaba dos manzanas y un whisky ("y ahora dos whiskys y una manzana") y es s¨®lo una met¨¢fora de su amor duradero por la bebida escocesa. Lo que come ahora, de noche, es yogur, y se desayuna con miel. La miel, cree ¨¦l, es su secreto. "Sin la miel a lo mejor no estar¨ªa tan bien como estoy. ?Y con el whisky!".
"La vida es una invenci¨®n, y la literatura, memoria perfeccionada"
"Le doy a la patria un valor accidental: no es esencia, sino circunstancia"
"Cuando volv¨ª en 1960, Espa?a era un pa¨ªs deprimente, en blanco y negro"
"No aspiro a entenderlo, pero algo raro sucede con el capitalismo"
Da gusto estar con ¨¦l; hubo un momento de nuestro encuentro en que ya se acabaron las fotograf¨ªas e incluso las preguntas, y entonces ¨¦l se dedic¨® a mirar a lo lejos, como si viniera de un gran cansancio. Entonces dijo:
-As¨ª da gusto estar. La paz.
Aparte de la miel, y todo lo dem¨¢s, lo que le mantiene excepcionalmente alerta es la memoria, y de su memoria quisimos hablar con ¨¦l, en su comedor, rodeados de paredes blancas.
Pregunta. As¨ª que 103 a?os y tan campante.
Respuesta. Bueno, con decir "estoy" ya est¨¢ dicho todo. ?Le parece poco? Estoy. Estoy as¨ª por la miel; he mejorado de un a?o a otro gracias a la miel.
P. Eso dice Carolyn.
R. ?Ella lo cuenta todo! Pero ella es mi vida, literalmente. Y la miel: ?ahora estoy como las abejas, f¨ªjese toda la miel que he comido! Ahora bien, oigo mal, los tabiques no funcionan.
P. Pero funciona la memoria.
R. Ya no tanto. Yo tengo una memoria de segunda mano. Por ejemplo, usted empieza a contar, y yo me acuerdo en seguida de todo.
P. Por ejemplo, volvamos a Granada, despu¨¦s del exilio, en 1960. As¨ª comienza usted Recuerdos y olvidos (Alianza Editorial), sus memorias.
R. Ah, ese momento. Hab¨ªa estado fuera toda una vida, y encontr¨¦ recuerdos de tiempos remotos; lo que hab¨ªa no estaba antes, pero yo recordaba all¨ª mi infancia, y ve¨ªa todas las cosas de la infancia como si estuvieran all¨ª presentes.
P. El primer momento de su exilio fue Argentina.
R. Si yo tuviera que decir recuerdos hermosos de mi vida estar¨ªan all¨ª; Argentina es entra?able y propia.
P. Y all¨ª hizo Realidad, una revista que intent¨® conciliar el exilio con el exilio interior...
R. La hice yo, pero quise que apareciera como responsable Francisco Romero, qu¨¦ gran tipo. ?l era un sevillano fant¨¢stico que convirti¨® su casa en un lugar andaluz en Buenos Aires. ?l jam¨¢s dej¨® de ser de Sevilla.
P. Debe dejar una huella dolorosa dejar la patria de uno.
R. Cuando la tierra le expele a uno... Aunque all¨ª nos acogieron con los brazos abiertos. Eso no me ha herido. Le doy a la patria un valor accidental, no es algo que afecte a la esencia de la persona, sino a su circunstancia.
P. Otro lugar de su memoria es Brasil, ese "pa¨ªs del futuro, y siempre lo ser¨¢", que dec¨ªa Stefan Zweig...
R. Ja, ja; est¨¢ bien tra¨ªdo. Brasil tiene lo suyo. Me encontr¨¦ muy a gusto all¨ª; all¨ª me relacion¨¦ con much¨ªsima gente. Por all¨ª estaba Gabriela Mistral, la poeta chilena. Una vez bail¨¦ con ella la conga; ah¨ª tuve, las manos sobre su cintura, fue lo m¨¢s cerca que estuve de ella.
P. ?Y qu¨¦ se sent¨ªa?
R. ?Con Gabriela Mistral? Nada, era una mujer antipatiqu¨ªsima. ?No pas¨® nada! Era muy farsante. Detestaba a su madre, que era una vasca severa y trabajadora, y le ca¨ªa bien el padre, que era un chileno muy perdido... ?No s¨¦ si alguien tuvo buena relaci¨®n con ella alguna vez en el mundo!
P. Y despu¨¦s viene Nueva York...
[..."donde me conociste", dice Carolyn].
R. Ah, ?te conoc¨ª all¨ª? Ah, aquella escena que est¨¢ en Recuerdos..., el incendio del pelo.
["Habl¨¢bamos, y una risa suya le hizo inclinar hacia atr¨¢s la cabeza... De pronto veo brotar una llama en su pelo. Su pelo se hab¨ªa prendido en una de las velas; y mi coraz¨®n ard¨ªa ya, desde ese momento mismo, con s¨²bita violencia. Aquella muchacha era Carolyn Richmond"].
...Lo recuerdo, pero ahora tengo una memoria traidora, que inventa y miente.
P. Pero eso es la literatura.
R. La literatura es la vida y la vida es la literatura. La vida es una invenci¨®n.
P. Y eso es la memoria.
R. La literatura es la memoria, pero perfeccionada... Ahora que lo saca, Nueva York es para m¨ª un lugar extra?o, ajeno a mi vida. Es el mundo m¨¢s artificial que he conocido; me he sentido m¨¢s tranquilo, m¨¢s natural en otros sitios...
P. Antes de volver sostuvo con Espa?a una correspondencia period¨ªstica...
R.
["Rafael Conte le propuso que escribiera para Informaciones...", dice Carolyn]... Y qu¨¦ iba a hacer, hice una serie de retratos de personajes que yo hab¨ªa conocido. Est¨¢n en Recuerdos... Nunca tuve una relaci¨®n muy ¨ªntima con nadie; siempre fui arisco... Nunca me he solidarizado a fondo con nadie.
P. Y volvi¨®, en 1960. Fue cuando vio que este pa¨ªs ten¨ªa el color de las alas de mosca.
R. Era un pa¨ªs bastante soso, deprimente. Un pa¨ªs en blanco y negro. ?Alegr¨ªa al volver? No, no hab¨ªa ninguna alegr¨ªa al retornar... La alegr¨ªa es cuando esperas encontrar algo, y yo no esperaba encontrar nada que anhelara encontrar.
P. Y desde que le dieron el Cervantes, en 1991, no ha dejado usted de tener enfermedades...
R. Salgo de ellas, como se sale de los asaltos. Y aqu¨ª estoy otra vez... F¨ªjese mi cabeza [muestra la muesca de una operaci¨®n], ?ha sido un campo de batalla! Y siempre adelante.
P. Dec¨ªa que este que le recibi¨® era un pa¨ªs de color de ala de mosca. ?Y ahora?
R. ["Ahora es en supertechnicolor", dice Carolyn]... Ella me interpreta, me hace decir las cosas que yo no quiero, ja, ja.
P. ?Y no es verdad, no ve usted as¨ª ahora este pa¨ªs?
R. S¨ª, claro que s¨ª. Y d¨ªgalo otra vez. Carolina es mi vida, ?pero literalmente!
P. Don Francisco, malos tiempos ahora.
R. Parece. La econom¨ªa est¨¢ fatal. No entiendo nada, ni aspiro a entender nada. Pero se ve, algo raro sucede con el capitalismo. ?No lo ve usted as¨ª?
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