La crisis se pone el sombrero
Mientras la ropa se simplifica, los accesorios se vuelven m¨¢s llamativos
La sombrerer¨ªa est¨¢ de enhorabuena. En menos de 15 d¨ªas se han inaugurado dos exposiciones dedicadas a este complemento: Hats: an anthology, en el museo Victoria & Albert de Londres; y El arte de volar, en el museo del Traje de Madrid. En la primera, Stephen Jones -el Balenciaga de los tocados- repasa la historia del sombrero desde Nefertity hasta Camilla Parker Bowles. En la segunda, la dise?adora Candela Cort cubre la cabeza de 100 grandes retratos -de La maja desnuda a La dama del armi?o- con tules y corales.
Parece indiscutible que el sombrero est¨¢ de moda. Pero en estos tiempos de crisis, cuando hace ya d¨¦cadas que las mujeres decentes se atreven a salir de casa sin ¨¦l, cabe preguntarse si tiene futuro fuera de los museos.
En Reino Unido, donde es casi un s¨ªmbolo nacional, el negocio se mantiene fuerte. La cadena de grandes almacenes John Lewis vendi¨® en 2008 un 7% m¨¢s de sombreros, y un 14% m¨¢s de tocados, que en 2007. En Espa?a, "el sector va lentamente hacia arriba", seg¨²n apunta la dise?adora F¨¢tima de Burnay. Tras a?os de cabezas descubiertas, en los que artesanos y empresas echaron el cierre, las BBC (bodas, bautizos y comuniones) resucitaron la sombrerer¨ªa. "El 80% de las mujeres que vienen a mi tienda buscan un tocado para alguna de estas celebraciones", explica De Burnay.
La dise?adora sit¨²a el origen de este resurgimiento en las pasarelas. Eso, sin contar con la influencia de iconos como Carla Bruni, que en su papel de primera dama francesa ha recuperado el bonete al estilo Jackie Kennedy, o la actriz Sarah Jessica Parker, que acudi¨® al estreno de Sexo en Nueva York con un desmesurado tocado de plumas verdes. "Todo el mundo ven¨ªa pidiendo un tocado parecido", recuerda. El sombrero coronado por un descomunal lazo que la cantante Aretha Franklin luci¨® en la jura de Barack Obama como presidente de Estados Unidos no s¨®lo gener¨® cr¨ªticas sino tambi¨¦n admiraci¨®n. Su creador, Luke Song, ha recibido 5.000 encargos del mismo modelo.
Y es que en tiempos de recesi¨®n, este accesorio se vuelve m¨¢s popular que nunca. Al menos as¨ª lo creen los expertos, como Stephen Jones, comisario de Hat: an antology. "Durante las guerras lo ¨²nico que no se racionaba eran los cosm¨¦ticos y los sombreros, y, trabajando con dise?adores de moda para el pr¨®ximo oto?o-invierno, me he dado cuenta de que, aunque la ropa se simplifica, los accesorios se vuelven m¨¢s extravagantes", explicaba en The Financial Times.
Una prueba de que la sombrerer¨ªa est¨¢ lejos de desaparecer es que sigue habiendo gente interesada en aprender el oficio. Fernando Zapata, coordinador del curso de dise?o de sombreros del Istituto Europeo di Design, asegura que, desde que pusieron en marcha el master hace cinco a?os, el n¨²mero de alumnos ha aumentado. "Viene gente de forma particular, pero tambi¨¦n hay grandes empresas de moda que env¨ªan a sus dise?adores para especializarse porque saben que existe una demanda", explica. Zapata asegura que Espa?a fue una "potencia en sombrerer¨ªa", que export¨® t¨¦cnicas artesanales a Francia y Alemania. S¨®lo queda, pues, superar la barrera de las bodas, bautizos y comuniones.
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