Regalos envenenados
La exculpaci¨®n de Garz¨®n por el Supremo se utiliza para desprestigiarle
Nunca una resoluci¨®n judicial que exculpa a un juez de haber prevaricado o de haber cobrado sobornos ha sido tan letal para su fama y honor como la dictada esta semana por la Sala Segunda del Tribunal Supremo sobre Baltasar Garz¨®n. ?ste no est¨¢ por encima de la ley, pero todo el caso es un perverso monumento a la insidia. Primero, un supuesto periodista de investigaci¨®n public¨® que el juez hab¨ªa cobrado 1,7 millones de d¨®lares durante su estancia -a?o y medio con permiso de estudios del Consejo del Poder Judicial- en Nueva York, dato literalmente falso.
Con esa base, Antonio Panea, un abogado querellante del grupo de amigos de los condenados por el caso Banesto, al que Garz¨®n hab¨ªa rechazado una querella contra el presidente del Banco Santander, Emilio Bot¨ªn, present¨® una denuncia en el CGPJ en febrero de 2008 que, tras ser examinada, fue archivada por la Comisi¨®n Disciplinaria el 29 de abril. En esa fecha, el Consejo lo presid¨ªa Francisco Hernando, era de mayor¨ªa conservadora y faltaba mucho para que Garz¨®n investigara a cargos del PP por corrupci¨®n en la Operaci¨®n G¨¹rtel.
QUERELLA Denuncia con datos falsos
Tras el rechazo, en junio del a?o pasado, el mismo abogado present¨® una querella ante la Sala Segunda del Supremo por prevaricaci¨®n (dictar a sabiendas resoluci¨®n injusta) y cohecho (cobro de sobornos) contra Garz¨®n por los mismos hechos, a?adiendo que el magistrado hab¨ªa rechazado la querella contra Bot¨ªn porque el dinero que el juez hab¨ªa cobrado durante su estancia en Nueva York hab¨ªa sido pagado por el Banco Santander, dato igualmente falso. Y en noviembre del a?o pasado, cuando ya se hab¨ªa renovado el Consejo del Poder Judicial con mayor¨ªa propuesta por los socialistas, present¨® otra denuncia por los mismos hechos ante el nuevo Consejo.
Se da la circunstancia de que, para entonces, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional hab¨ªa confirmado la decisi¨®n de Garz¨®n de archivar la querella contra Bot¨ªn, por lo que la supuesta prevaricaci¨®n atribuida al magistrado se desmoronaba por su propio peso. Este hecho ya debi¨® de suponer la inadmisi¨®n de la querella, pero el magistrado ponente, Luciano Varela, decidi¨® investigar los hechos durante seis meses y reclam¨® al propio juez Garz¨®n y a la Universidad de Nueva York que le aportasen certificados de sus emolumentos.
El Supremo, habitualmente, se limita a admitir o rechazar las querellas que se le presentan, pero en este caso hizo una excepci¨®n. Por un lado, confirm¨® que Garz¨®n no cometi¨® delito alguno, porque no dict¨® ninguna resoluci¨®n injusta, ni percibi¨® dinero por ello. Y por otro, precis¨® que el juez no cobr¨® del Banco Santander 1,7 millones de d¨®lares, sino 203.135,14, que no pag¨® el Santander. Esos ingresos brutos, de los que hay que deducir impuestos, inclu¨ªan gastos de desplazamiento, escolarizaci¨®n de una hija y los honorarios propiamente dichos. En total, poco m¨¢s de 87.000 d¨®lares netos. Los gastos y la escolarizaci¨®n fueron abonados por el Centro Rey Juan Carlos I y el resto por el Centro Derecho y Seguridad, de la Facultad de Derecho, de la Universidad de Nueva York, por lo que el supuesto de cohecho tampoco se sostiene.
"La informaci¨®n previa ha evidenciado que las cantidades percibidas [por Garz¨®n] son muy inferiores a las que el querellante indicaba que le hubieran sido entregadas", dec¨ªa el Supremo. "Como muy inferior es la cantidad entregada en concepto de patrocinio por la entidad bancaria BSCH, SA. Y desde luego no cabe decir que la entrega lo fuese con la finalidad de dictar resoluci¨®n de contenido determinado en relaci¨®n con la querella interpuesta por D. Rafael P¨¦rez Escolar, ya que esta interposici¨®n es posterior a aquel patrocinio". El Supremo agrega que "ni siquiera puede asegurarse que el dinero entregado" por el Santander tuviese al juez "como directo destinatario (...) porque el receptor del dinero dado por el banco lo fue el Centro Rey Juan Carlos I, el cual solamente sufrag¨® gastos que no consta se originaran por los cursos sufragados con la generosa aportaci¨®n del BSCH". Y ese centro no fue el que satisfizo la n¨®mina o sueldo de Garz¨®n. Hasta ah¨ª, nada que decir.
INFRACCIONES El Supremo se excede
Lo novedoso es que la Sala Segunda del Supremo, cuya funci¨®n es decidir sobre las responsabilidades penales de los jueces y aforados, con el ponente, Luciano Varela, a la cabeza, entr¨® en un terreno que no le corresponde, como es el examen de posibles infracciones disciplinarias, se?alando que Garz¨®n habr¨ªa cometido una falta muy grave por entender que las instancias del juez al Consejo "no comunicaron la percepci¨®n de sueldo a trav¨¦s de n¨®mina, limit¨¢ndose a hacer referencia a sufragio de gastos". Y tambi¨¦n que "las cantidades percibidas pudieran exceder de los l¨ªmites fijados en la ley 53/1984", de incompatibilidades.
Varela y los otros jueces sab¨ªan que las faltas prescriben a los dos a?os, y que en caso de haberse producido la irregularidad -los ingresos est¨¢n declarados a la Hacienda norteamericana y consolidados con el fisco espa?ol, por lo que dif¨ªcilmente habr¨ªa voluntad de ocultar tales ingresos- ¨¦sta estar¨ªa prescrita. Sin embargo, el Supremo remite el caso para su supuesta depuraci¨®n al Consejo. Con ello consigue instalar la sospecha de corrupci¨®n sobre un juez que est¨¢ en plena lucha contra la corrupci¨®n, con lo que su desprestigio es evidente.
PODER JUDICIAL ?Caso prescrito?
El Consejo ya hab¨ªa examinado el caso con la primera denuncia del abogado Panea, que hab¨ªa archivado en abril de 2008. Pero la nueva denuncia del letrado, exactamente igual que la anterior y que se iba a archivar por los mismos fundamentos que la primera estaba todav¨ªa viva, por lo que tras tener noticia del auto del Supremo, la Comisi¨®n Disciplinaria, prescindiendo de que en el supuesto de que hubiera habido infracci¨®n ¨¦sta estar¨ªa prescrita, decidi¨® abrir diligencias informativas para investigar el caso. La citada comisi¨®n est¨¢ integrada por P¨ªo Aguirre Zamorano y Gemma Gallego (nombrados a propuesta del PP), Miguel Carmona (designado a propuesta del PSOE) y Margarita Uria (a instancia del PNV). La comisi¨®n la integra tambi¨¦n el catedr¨¢tico de Derecho Penal Jos¨¦ Manuel G¨®mez Ben¨ªtez, que antes de ser vocal del Consejo fue abogado de Garz¨®n en varios procesos civiles y penales contra Pedro J. Ram¨ªrez, Jes¨²s Cacho o Federico Jim¨¦nez Losantos, por lo que no particip¨® en las deliberaciones.
El caso ha vuelto a la inspecci¨®n para nuevas diligencias en un momento en el que el juez instruye el caso G¨¹rtel por presunta corrupci¨®n de altos cargos del PP y en el que los populares se han querellado contra ¨¦l e intentan desprestigiarle a toda costa. Un momento en el que Garz¨®n se presenta a la presidencia de la Audiencia Nacional y que aunque cuenta con un curr¨ªculo brillante, no tiene apoyos. Las sospechas vertidas sobre ¨¦l por el Supremo han acabado con cualquier posibilidad de que fuera nombrado.
LA SALIDA DE GARZ?N Operaci¨®n de acoso
Lo curioso es que frente a la operaci¨®n de acoso y derribo montada contra el juez por el PP, los que est¨¢n cobrando la pieza van a ser los suyos, los progresistas, por envidias y viejos agravios. Ya lo dec¨ªa el ex ministro de la Transici¨®n P¨ªo Cabanillas: "Al suelo, que vienen los nuestros".
El caso es que Garz¨®n, que es un tipo valiente y no le ha temblado el pulso para atacar a los poderosos -los GAL, ETA, Pinochet, Berlusconi, y un largo etc¨¦tera- siempre ha tenido mucha suerte, porque cada vez que ha tenido problemas, le ha necesitado alguien que le ha ayudado. Ahora, en cambio, se encuentra solo y ha pisado tantos callos a lo largo de los 21 a?os que lleva en la Audiencia Nacional, que s¨®lo le queda el apoyo popular.
Tras una investigaci¨®n exhaustiva en toda regla, el auto del Supremo destila el objetivo muy determinado de "encontrarle algo" a Garz¨®n. El texto lo firma Luciano Varela, el ¨²ltimo magistrado llegado a la Sala Penal del Supremo y el m¨¢s destacado miembro del sector m¨¢s izquierdista de la asociaci¨®n progresista Jueces para la Democracia. La ponencia de Varela, m¨¢s parecida a una instrucci¨®n sumarial a Garz¨®n, no ha causado excesiva sorpresa en medios judiciales. Lo que ha disparado todas las alarmas en los sectores afines al superjuez ha sido el respaldo sin fisuras del presidente de la Sala, Juan Saavedra, y otros tres magistrados a un texto limpio de votos particulares. Se trata de un "aviso" de que Garz¨®n est¨¢ en el punto de mira, y de que el Supremo no le va a pasar ni una al juez m¨¢s inc¨®modo y que m¨¢s causas especiales le ha enviado contra aforados en los ¨²ltimos 20 a?os.
PRESIDENCIA La Audiencia en juego
En plena campa?a de acoso del PP contra Garz¨®n, en el Consejo del Poder Judicial el juez ya cuenta con nueve vocales propuestos por este partido prestos a despedazarle. Pero entre los del sector progresista tampoco parece contar con excesivas simpat¨ªas. De hecho, su candidatura a la presidencia de la Audiencia Nacional, aunque respaldada por sectores pr¨®ximos al Ministerio del Interior, pronto se vio que dif¨ªcilmente contar¨ªa con los 11 votos necesarios. A toda prisa se urdieron al menos otras dos operaciones para situar a un magistrado de Jueces para la Democracia al frente de la Audiencia, la ¨²ltima de las cuales se cerr¨® con la candidatura del magistrado de la Sala Militar del Supremo, ?ngel Juanes, hoy no s¨®lo ya el m¨¢s firme candidato, sino el seguro destinatario del cargo.
Consciente de la falta de apoyos del juez, el PP se dispone a empapelar el Consejo de protestas y el Supremo de querellas contra ¨¦ste. El objetivo es claro: sacar a Garz¨®n de la Audiencia. Y tras conseguir su desprestigio, s¨®lo queda hacer del caso G¨¹rtel el caso Garz¨®n, como en su d¨ªa ya hicieron del caso Naseiro el caso Manglano, el juez que se atrevi¨® a abrir una instrucci¨®n al PP en los a?os ochenta precisamente por otro caso de corrupci¨®n entre pol¨ªticos valencianos que salpic¨® al entonces tesorero del partido, Rosendo Naseiro. El Tribunal Supremo anul¨® las grabaciones telef¨®nicas de los tejemanejes financieros y el sumario pas¨® a engrosar el mont¨®n de legajos polvorientos en alguna remota estanter¨ªa por la que s¨®lo pasa el tiempo.
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