Directo de la huerta a la nevera
Productores agr¨ªcolas se asocian con grupos de consumidores para venderles los productos de sus 'baserris' evitando todos los intermediarios
Son las siete de la tarde y, como cada jueves, I?aki Urkijo, agricultor de Llodio, llega a su cita en el domicilio de Josu en la calle San Francisco de Bilbao. Llama al portero autom¨¢tico y sube una cesta con carne, huevos y verduras. Urkijo comenz¨® el reparto por la ma?ana en Vitoria y, cuando acabe, habr¨¢ llevado a 23 familias de ?lava y Vizcaya los productos de su baserri y de varios m¨¢s con los que se ha asociado.
Todos los productos que vende Urkijo son ecol¨®gicos, de acuerdo con la definici¨®n de la Uni¨®n Europea. "Verduras sin pesticidas y carne de animales que, si han comido piensos, son naturales", explica. Junto a ello, se salta toda la cadena de distribuci¨®n tradicional. No pasa por intermediarios hasta llegar a la tienda. El agricultor vende directamente su productos en la casa del consumidor.
EHNE cifra en 150 los 'baserritarras' de Vizcaya que trabajan de esta forma
"Sale caro, pero tienes unas garant¨ªas por la relaci¨®n directa"
Este modelo, basado en el compromiso entre agricultores y consumidores, se denomina "agricultura de responsabilidad compartida" y est¨¢ siendo impulsado desde hace un par de a?os por colctivos como el sindicato agrario EHNE o los verdes de Ekologistak Martxan. Ambos animan a los consumidores a ponerse en contacto con ellos para crear nuevas cooperativas como la de Urkijo, que, por ahora, est¨¢ completa.
"Tras un tiempo de predicar en el desierto, est¨¢ habiendo un boom", asegura Mikel Corbenzana, responsable de este modelo agr¨ªcola en EHNE, y uno de los productores con los que est¨¢ asociado Urkijo. La central a¨²n no dispone de un censo, pero estima que s¨®lo en Vizcaya unas 150 explotaciones trabajan con esta filosof¨ªa y una decena de grupos de consumidores se han organizado para recibir sus productos.
Urkijo, Corbenzana y otros productores de las comarcas de Ordu?a y Llodio, hasta un total de 20 -empezaron hace dos a?os siendo cinco- han establecido un sistema de reparto a domicilio de cestas que incluyen buena parte de lo que necesita una familia: cerdo, pollo, huevos, leche, ternera, verdura, fruta y derivados. Varias veces al a?o se completan con arroz y aceite de productores valencianos y extreme?os. Unas 60 familias los reciben.
Los grupos de consumo tienen un funcionamiento ligeramente distinto. Los bilba¨ªnos Txokolat o Letxugak, integrados cada uno por una treintena de personas, se organizan en torno a la Ekoetxea (Pelota, 5), donde reciben semanalmente el reparto de los agricultores.
"Cada uno contactamos con un productor", explica Kristina S¨¢ez, miembro de Txokolat. "En mi caso, me encargo de los huevos. Solemos hacer visitas a los ganaderos y nos acabamos implicando con su trabajo", apostilla.
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"Una forma de salvar la agricultura tradicional"
Los argumentos que ofrecen los productores y los consumidores que defienden el modelo de acortar el trayecto de los alimentos de su lugar de producci¨®n al hogar de los ciudadanos tienen que ver con la salud y el medio ambiente, pero tambi¨¦n con el bolsillo de los agricultores. Colectivos como EHNE o Ekonekazaritza critican la enorme diferencia existente entre los precios en origen y finales que, aseguran, impone la industria agroalimentaria.
I?igo Hernani, quien abri¨® en septiembre una explotaci¨®n de responsabilidad compartida llamada La Monta?uela, sostenida por treinta consumidores -¨¦l prefiere llamarles socios- cree que ¨¦sta "es la ¨²nica forma de mantener el modelo tradicional de agricultura" que ha elegido, pues lo que le pagan los distribuidores por sus productos sin pesticidas no le da para cubrir los gastos que supone trabajar as¨ª.
Las cestas semanales con cinco kilos de verdura y c arne que reciben sus socios cuestan 200 euros trimestrales que se pagan por anticipado. "Sale m¨¢s caro que en la tienda", reconoce Tom¨¢s Larra?aga, presidente de Ekonekazaritza, la federaci¨®n vasca de agricultura ecol¨®gica, "pero tienes unas garant¨ªas, derivadas de la relaci¨®n directa que surge entre productor y consumidor". Los usuarios consultados aseguran que esa relaci¨®n de confianza les resulta rentable: "Cuando tienen buena cosecha, llenan la cesta muy por encima de lo acordado".
Las cestas de cuatro kilos de hortalizas que encargan los socios del grupo Txokolat cuestan 10 euros semanales y la docena de huevos, 2,5. Los precios son altos si se comparan con los habituales en los comercios, pero el ahorro ronda el 30% sobre los que las grandes superficies venden como "ecol¨®gicos".
Xabier Abian, de Ekologistak Martxan, explica su apuesta por un criterio de salud, pero tambi¨¦n de proximidad. "Es una locura que la fruta recorra miles de kil¨®metros. Tiene un enorme gasto energ¨¦tico asociado a la refrigeraci¨®n y al transporte", dice. Ecologistas y agricultores hablan de "soberan¨ªa alimentaria": consumir alimentos cercanos para salvar el modelo agr¨ªcola local y, de paso, el planeta.
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