Entrevista
Se?oras y se?ores, buenas noticias: el periodismo televisivo est¨¢ muy vivo. La semana pasada, sin ir m¨¢s lejos, alcanz¨® una de sus cumbres.
Ahora, las malas noticias: ese periodismo del que hablamos no lo hizo un periodista, sino un c¨®mico; el tema era, precisamente, el p¨¦simo nivel del periodismo televisivo; y, para rematar, va a ser dif¨ªcil que ustedes puedan contemplar la cumbre profesional a la que me refiero, porque Viacom ha prohibido que el programa en cuesti¨®n se reproduzca en YouTube. A falta de evidencias, tendr¨¢n que creerme. O creer a Barack Obama, quien hizo saber, a trav¨¦s del portavoz de la Casa Blanca, que se sent¨ªa impresionado por el programa.
Algunos de ustedes estar¨¢n familiarizados con The Daily Show, el programa informativo-humor¨ªstico que presenta Jon Stewart en Comedy Channel. Habr¨¢ quien sepa que Stewart, c¨®mico de profesi¨®n, es considerado uno de los informadores m¨¢s fiables por los estadounidenses menores de 35 a?os. La semana pasada, Stewart dedic¨® The Daily Show a repasar los desmanes de CNBC, m¨ªtico canal de informaci¨®n burs¨¢til, emblema de todos los delirios de Wall Street, y acab¨® centr¨¢ndose en Jim Cramer, el m¨¢s popular analista de CNBC. Cramer fue uno de los muchos economistas reconvertidos al periodismo que proclamaron que Wall Street seguir¨ªa subiendo eternamente, y lo mantuvieron hasta el momento mismo del colapso. "Huy, qu¨¦ miedo, un comediante me critica", se burl¨® un sonriente Cramer desde su propio programa.
De lunes a mi¨¦rcoles, Stewart destroz¨® met¨®dicamente a Cramer y CNBC. Y el jueves, en un gesto valiente, el periodista-analista Jim Cramer compareci¨® en The Daily Show para ser entrevistado. Jon Stewart hizo la entrevista que los periodistas sue?an toda su vida. Fue algo terrible, una carnicer¨ªa. A Cramer se le escaparon las l¨¢grimas. Y, sin embargo, la conversaci¨®n mantuvo un tono de respeto mutuo. Ni un grito, ni una mala palabra, ni una descalificaci¨®n. Fue algo duro de ver, pero fue edificante, digno, informativo.
Nosotros, en Espa?a, tenemos La Noria. El s¨¢bado apareci¨®, por cuarta vez, creo, Violeta Santander. Si lo vieron, ¨¢nimo: con el tiempo lograr¨¢n olvidarlo.
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