Goya vivir¨¢ en el Reina Sof¨ªa
El Prado cede los 'Caprichos' y los 'Desastres' al museo que dirige Borja-Villel
Los caprichos y Los desastres de la guerra, de Goya, entrar¨¢n de forma permanente en el Museo Reina Sof¨ªa procedentes del Museo del Prado. El acuerdo entre los dos centros fue confirmado anoche a este diario por el director del Prado, Miguel Zugaza. La cesi¨®n definitiva servir¨¢ a Manuel Borja-Villel, del Reina Sof¨ªa, para dar carta de naturaleza a la reordenaci¨®n de la colecci¨®n permanente de la instituci¨®n que ha emprendido personalmente hace unos meses. Con ella, plantea un cambio sustancial e hist¨®rico en el discurso del Reina Sof¨ªa.
As¨ª, en su visi¨®n profundamente personal, el comienzo de la historia del arte moderno se sit¨²a en Goya. Y no en 1881, fecha de nacimiento de Picasso, como ha venido siendo desde la fundaci¨®n del museo en 1990.
Es un cambio sustancial en el discurso del Reina Sof¨ªa
Zugaza: "Goya explica como ning¨²n artista el arte del siglo XX"
Borja-Villel: "La modernidad tiene muchos comienzos y muchos futuros"
La idea surgi¨® de Borja-Villel. Y se resolvi¨® en dos reuniones distendidas y llevadas personalmente entre ambos directores. Se plante¨® como una "actuaci¨®n en dos frentes: el conceptual y el administrativo". "Goya explica como ning¨²n artista el arte del siglo XX", dice Zugaza para aclarar que en el mundo de las ideas hubo sinton¨ªa desde el principio.
En el plano administrativo, el escollo que fue necesario salvar fue la normativa establecida en un real decreto de 17 de marzo de 1995, que fija en el nacimiento de Picasso un corte limpio (al menos hasta ahora) entre las dos colecciones. "No hubo resistencia por parte de ninguna Administraci¨®n", aclar¨® anoche Borja-Villel. "Si estamos de acuerdo entre los museos, ser¨ªa absurdo que la ley se mostrase inflexible", a?adi¨® Zugaza.
El r¨¦gimen de pr¨¦stamo de los grabados de Goya, las 162 estampas pintadas entre 1799 y 1810, con las que el genio aragon¨¦s ingres¨® en la madurez, es el de dep¨®sito. El Guernica, propiedad tambi¨¦n del Prado, descansa desde 1992 en el Reina Sof¨ªa como su obra m¨¢s emblem¨¢tica precisamente bajo esta figura.
Borja-Villel tiene claro desde hace tiempo d¨®nde encajar¨¢ Goya en su visi¨®n del museo, el primer cambio profundo en la colecci¨®n permanente desde mediados de los noventa y que ser¨¢ presentada al p¨²blico el 28 de mayo. En la nueva ordenaci¨®n, los grabados se colocar¨¢n en dos espacios diferentes. El director planea instalar Los desastres de la guerra en una sala dedicada a La Espa?a negra, junto a Zuloaga y Guti¨¦rrez Solana. "?Lo ves?", explicaba hace unos d¨ªas Borja-Villel in situ. "Contemplar la negrura de Solana es contemplar a Goya". Tras esta decisi¨®n subyace su visi¨®n "no formalista de la historia del arte", que har¨¢ convivir a Goya con La mujer azul (1901) de Picasso dentro del gran espacio dedicado al Modernismo y el Decadentismo.
La segunda presencia de Goya se har¨¢ sentir en la sala anexa, dedicada al Esperpento, un espacio inspirado en Luces de bohemia, de Valle-Incl¨¢n. Un ejemplar original de la obra ser¨¢, junto a Dar¨ªo de Regoyos, uno de los nuevos vecinos de Los caprichos. "Quiz¨¢s la verdadera Espa?a negra es aquella de G¨®mez de la Serna y de Valle-Incl¨¢n, en la que la risa no es m¨¢s que un medio para exorcizar la muerte y el dolor", explica Borja-Villel.
En Los caprichos se considera el inicio de la primera madurez de Goya. No en vano, el dominio de los recursos del grabado y la tem¨¢tica (doble; el cortejo y la prostituci¨®n, por un lado, y las escenas de brujer¨ªa, por el otro) se considera la transici¨®n perfecta entre el antiguo r¨¦gimen y la sociedad contempor¨¢nea. Los desastres es la respuesta de Goya al estupor de la Guerra de la Independencia. Es com¨²nmente aceptado que en las masacres, las ruinas de la destrucci¨®n y la negrura de esta sobrecogedora serie se halla el origen ¨²ltimo del grito antibelicista del Guernica.
"Esto es el principio de un di¨¢logo constante entre las dos instituciones", explic¨® anoche Miguel Zugaza a este diario para subrayar la total sinton¨ªa en la visi¨®n de ambos acerca del presente y el futuro de la acci¨®n muse¨ªstica. Borja-Villel, desde su trinchera te¨®rica, a?adi¨®: "La modernidad tiene muchos comienzos y muchos futuros. Lo bueno de tener varios inicios, es que esto abre una variedad de futuros. El futuro ¨²nico es autoritario, de otra ¨¦poca. Y abrir posibilidades siempre es democr¨¢tico".
Babelia
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