?Qui¨¦n gan¨® en El Salvador?
Se sabe qui¨¦n ha perdido las elecciones presidenciales de El Salvador; pero no hay absoluta constancia de qui¨¦n ha ganado. Derrotado, el ultraderechista Arena (Alianza Republicana Nacionalista) que lleva en el poder cuatro mandatos desde 1989; que ensangrent¨® el pa¨ªs con los infamantes escuadrones de la muerte; que plane¨® el asesinato del arzobispo ?scar Arnulfo Romero en 1980, y que clonaba los impulsos m¨¢s reaccionarios de Washington. Y ganador, al menos nominal, el izquierdista FMLN (Frente Farabundo Mart¨ª de Liberaci¨®n Nacional), pero dentro del cual o en sus alrededores conviven dos almas bien distintas.
Si el FMLN, heredero de la guerrilla que firm¨® la paz con un Gobierno semidemocr¨¢tico en 1992, ha tardado 20 a?os en llegar al poder, habr¨¢ que preguntarse a qu¨¦ tanta demora. Aquella fuerza revolucionaria estaba muy debilitada por la ofensiva militar armada y financiada por Estados Unidos en 1989; en 1990 los sandinistas, que eran como sus hermanos mayores guerrilleros, perd¨ªan el poder en elecciones democr¨¢ticas; y desde ese a?o o el siguiente, con la desaparici¨®n de la URSS, era obvio que la arruinada Cuba ya no pod¨ªa ser Meca de nadie. Durante todo ese tiempo, los espacios p¨²blicos de poder, que Gilles Bataillon ha llamado intersticiales porque se deb¨ªan al solapamiento imperfecto entre intereses militares y capital agroexportador, limitaban el acceso del nuevo partido al ciudadano, como consecuencia de lo cual la tasa de asistencia a las urnas apenas sol¨ªa superar el 50%. El FMLN acababa, sin embargo, en esta ocasi¨®n de ganar las legislativas -35 esca?os contra 32 de Arena, en enero pasado- y en las presidenciales votaron dos tercios del censo, lo que favorec¨ªa a la izquierda. El Frente, finalmente, presentaba en las elecciones la otra mejilla, encarnada en el candidato socialdem¨®crata Mauricio Funes, en lugar de los ex guerrilleros que hab¨ªan sido sus aviesos antecesores.
Mauricio Funes puede escorarse hacia el chavismo venezolano o a la prudencia de Lula
Hay que preguntarse, entonces, en qu¨¦ medida el presidente electo domina o es dominado por el aparato del partido, porque de ello depender¨¢ el rumbo del llamado pulgarcito de Centroam¨¦rica, que puede escorarse hacia el chavismo venezolano o a la prudencia personificada del brasile?o Lula. Y el salvadore?o cuenta para respaldar sus decisiones con una especie de fuerza personal de despliegue r¨¢pido, llamada los amigos de Funes, entre los que figuran varios empresarios a los que no se sospecha de bolivarianos, pero tambi¨¦n el ex guerrillero Hato Hasb¨²n, de origen palestino, posiblemente sobrevenido a d¨ªas m¨¢s apacibles.
La l¨ªnea dura se halla, con todo, al otro lado del sill¨®n presidencial encarnada por su vicepresidente, Salvador S¨¢nchez Cer¨¦n, que opina que todo lo que perjudique a Estados Unidos es bueno para la humanidad. El ex guerrillero reciclado conferenciante en Oxford, Joaqu¨ªn Villalobos, asegura que tras esa facci¨®n est¨¢ el Partido Comunista, aunque no aclara qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s del partido, porque ya ha pasado el tiempo en que el comunismo pon¨ªa presuntamente en peligro el equilibrio universal.
El giro es, sin embargo, gigantesco a¨²n en la hip¨®tesis m¨¢s domesticada. El jefe del Estado saliente, El¨ªas Antonio Saca, ha sido el ¨²ltimo l¨ªder latinoamericano en mantener tropas en Irak; se aline¨® el primero con el presidente George W. Bush en la guerra contra el terror copiando hasta el ¨²ltimo codicilo de la Patriot Act norteamericana; y fue tambi¨¦n el m¨¢s presuroso en firmar el CAFTA (Acuerdo de Libre Comercio Centroamericano) con Washington, por todo lo cual recibi¨® unos 500 millones de d¨®lares de ayuda en los ¨²ltimos cinco a?os.
Las primeras declaraciones del presidente electo confortan, en cambio, a Brasilia, porque cuando dice que profundizar¨¢ relaciones con Estados Unidos est¨¢ claro que, con Barack Obama en la Casa Blanca, quiere decir algo radicalmente distinto de lo que significar¨ªan esas mismas palabras pronunciadas por Saca en tiempos del anterior presidente republicano. Esos m¨¦ritos taumat¨²rgicos son los que tiene el nuevo l¨ªder norteamericano, hasta el punto de que la sola menci¨®n de su nombre evoca en la opini¨®n Alianza de Civilizaciones, di¨¢logo multipolar, mano tendida a los ¨ªncubos de Bush, y, sobre todo, s¨ªntesis de extremos, que es lo que gu¨ªa la pol¨ªtica de Lula; pero, leg¨ªtimamente, tambi¨¦n hay que preguntarse cu¨¢nto durar¨¢ esa exposici¨®n del sant¨ªsimo.
Funes hizo, por ¨²ltimo, una cita pol¨ªtico-literaria en su discurso de la victoria, cuando dijo que tocaba El turno del ofendido, t¨ªtulo de un libro de Roque Dalton, el revolucionario salvadore?o asesinado por sus camaradas en 1975, para a?adir que aquel era el turno "de los aut¨¦nticos dem¨®cratas". ?En qui¨¦n estar¨ªa pensando?
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