El monstruo estar¨¢ encerrado de por vida

A las 14.05 entra el acusado en la sala 119 de la Audiencia de Sankt P?lten. Josef Fritzl, el monstruo de Amstetten, es un anciano en realidad. Mira un momento y de reojo a la tribuna de los periodistas. Tiene la cara descubierta. De complexi¨®n mediana, canoso, va m¨¢s envuelto que vestido con una americana gris veraniega. Fuera hace un fr¨ªo alpino. Lleva camisa azul y corbata. El pantal¨®n, oscuro. Por los cuatro ventanales entra alg¨²n rayo de sol tras las fuertes nevadas del d¨ªa. Pero, al poco, la sala se queda tambi¨¦n helada. El anciano, peque?o, est¨¢ en el centro de una imponente sala. Vi¨¦ndole es dif¨ªcil imaginar lo que ha hecho. Hasta que la portavoz del jurado comienza a leer las imputaciones. Son una descripci¨®n somera del horror.

La sentencia afirma que el hombre viol¨® y golpe¨® numerosas veces a su hija

El jurado le hace responsable de la muerte de su hijo Michael, de 66 horas

El tribunal de Sankt P?lten (Austria) encargado de juzgar a Josef Fritzl le conden¨® ayer a cadena perpetua, despu¨¦s de que los ocho miembros del jurado popular lo declararan culpable del asesinato por omisi¨®n de socorro de su hijo-nieto Michael, muerto en 1996 a los pocos d¨ªas de nacer. Tambi¨¦n es culpable de esclavitud, secuestro, incesto, violaci¨®n en 3.000 casos y coacci¨®n grave.

Fritzl mantuvo a su hija secuestrada durante 24 a?os en el s¨®tano de su casa en Amstetten (Austria) y concibi¨® con ella siete hijos fruto de sus abusos. Ingresar¨¢ ahora en un centro para delincuentes con trastornos mentales, del que s¨®lo podr¨¢ salir si los m¨¦dicos constatan su recuperaci¨®n.

De darse ese caso, Fritzl pasar¨ªa el resto de la pena en una c¨¢rcel com¨²n y tendr¨ªa derecho a solicitar la libertad una vez cumplidos los primeros 15 a?os de encierro. Antes incluso de que la presidenta del tribunal, Andrea Humer, se lo preguntara, el homicida acept¨® el veredicto con voz firme y lo repiti¨® varias veces. Acto seguido renunci¨® a recurrir la sentencia.

A la pregunta de si el anciano es culpable del homicidio del peque?o Michael, muerto en el s¨®tano a las 66 horas de nacer, el jurado respondi¨® "ocho veces s¨ª", las ocho voces sus miembros. Como tambi¨¦n le han declarado culpable de violar a su hija con ensa?amiento innumerables veces. De haberla humillado sexualmente y golpeado con brutalidad, de haberla amenazado una y otra vez de muerte, a ella y a los hijos fruto de las violaciones. De haber mantenido a tres de ellos, sus propios hijos y los de su hija, toda su vida bajo tierra hasta su liberaci¨®n el a?o pasado. De haber recluido a Elisabeth en el subsuelo insalubre bajo su casa de Amstetten durante casi un cuarto de siglo. "Ocho veces s¨ª". Las suelas de goma de los zapatos de Fritzl golpeaban el suelo.

Una por una, sin apenas inflexiones en la voz casi inaudible, como quien cuenta una mala an¨¦cdota, la portavoz fue desgranando las acusaciones contra el viejo de hombros ca¨ªdos. Atrocidad por atrocidad escuchaba Fritzl las preguntas y un veredicto de culpabilidad tras otro, sin mover m¨¢s que la pierna izquierda y, a veces, tambi¨¦n la derecha.

A las 14.20, los tres miembros del tribunal presidido por Humer ordenaron levantarse a los presentes. As¨ª lo hizo tambi¨¦n Fritzl, rodeado de polic¨ªas. Humer ley¨® la condena a perpetuidad y orden¨® su encierro.

Se sentaron los presentes -Fritzl en medio de todos- y la juez expuso las razones del fallo con una nueva letan¨ªa, esta vez la de los agravantes. Tras aceptar la sentencia y renunciar a impugnarla, Fritzl dej¨® la sala rodeado de polic¨ªas que lo sujetaban por los brazos. Parec¨ªa conservar la firmeza del paso. As¨ª, cuando no hab¨ªan dado las tres de la tarde, termin¨®, tras cuatro d¨ªas, el juicio contra el monstruo de Amstetten.

Sankt P?lten, la barroca y recogida capital de Baja Austria, se ha convertido esta semana en una suerte de feria internacional en torno al monstruo. Los lugare?os elud¨ªan al batall¨®n de reporteros llegados de todo el mundo. Consciente del eco, Fritzl se cubri¨® el principio la cara con un archivador azul. El mi¨¦rcoles, tras ver las 11 horas del testimonio grabado por Elisabeth, dej¨® el archivador en la celda y se reconoci¨® culpable de todos los cargos. Se supo despu¨¦s que su v¨ªctima Elisabeth tambi¨¦n hab¨ªa estado en la sesi¨®n del martes.

La de ayer comenz¨® hacia las nueve. La fiscal Christiane Burkheiser, menos brillante que en su alegato del lunes, pidi¨® cadena perpetua. En el turno de la defensa, el letrado Rudolf Mayer recurri¨® a trucos teatrales de poca monta, con un alegato que en ocasiones parec¨ªa un mon¨®logo bufo, que en alg¨²n momento provoc¨® la risa de los presentes. Hablando muy bajo, Plaz explic¨® que Elisabeth ped¨ªa la cadena perpetua para su padre y que, en la confesi¨®n del mi¨¦rcoles, ¨¦sta ve¨ªa un mero truco para reducir su condena. Seg¨²n Plaz, Elisabeth asumi¨® el "enorme sufrimiento" de relatar durante 11 horas los pormenores de su encierro para que Fritzl "pague por la muerte de Michael".

Fritzl dijo que siente "de todo coraz¨®n" lo que hizo y se lament¨®: "Ya nunca podr¨¦ arreglarlo". El viejo Fritzl cumplir¨¢ 74 a?os el 9 de abril. Internado.