La se?ora Espert y la criada Sard¨¤
Llu¨ªs Pasqual re¨²ne por primera vez a las actrices en 'La casa de Bernarda Alba'
Tienen en com¨²n algunas cosas importantes. Ambas gozan de la condici¨®n de grandes actrices, atesoran dilatadas carreras interpretativas y han protagonizado fruct¨ªferas colaboraciones esc¨¦nicas con el director Llu¨ªs Pasqual. Pero N¨²ria Espert y Rosa Maria Sard¨¤ no hab¨ªan coincidido nunca sobre las tablas. Pasqual las re¨²ne ahora como protagonistas de La casa de Bernarda Alba; Espert ser¨¢ la intransigente madre de la tragedia lorquiana, y Sard¨¤, su hastiada y fiel criada Poncia. Los ensayos del espect¨¢culo empezaron hace unos d¨ªas en el Teatre Nacional de Catalunya, en cuya Sala Petita se estrenar¨¢ el 29 de abril.
Rosa Maria Sard¨¤ pone un empe?o vehemente en combatir el t¨®pico de duelo de actrices que podr¨ªa saludar el encuentro art¨ªstico: "No se trata de una competici¨®n ni de un concurso. Somos profesionales desde hace muchos a?os y vamos a trabajar a favor de la obra". En igual direcci¨®n apunta Pasqual. Como suele ocurrirle siempre, el director tuvo claro de antemano cu¨¢l ser¨ªa el reparto de la pieza, y lo argumenta con el mismo ¨ªmpetu. "Bernarda y Poncia son dos mujeres muy inteligentes. Y la inteligencia no se puede interpretar, debe tenerse".
La obra de Lorca estar¨¢ en el TNC hasta el 28 de junio y luego se ver¨¢ en Madrid
Pero lo cierto es que ni Sard¨¤ ni Espert ten¨ªan inicialmente demasiado clara su participaci¨®n. La primera porque, aunque ha le¨ªdo a Lorca a fondo, no se ve¨ªa interpretando sus obras. Siempre pens¨®, asegura, que ¨¦ste no era su ¨¢mbito. Espert, como Pasqual, se considera en deuda con el autor de Poeta en Nueva York por las grandes satisfacciones profesionales que le ha reportado. Pero confiesa que "no ten¨ªa ningunas ganas" de volver al ambiente claustrof¨®bico de la casa de Bernarda, en primer lugar porque ya hab¨ªa dirigido la obra, con Glenda Jackson y Joan Plowrigth, y adem¨¢s porque la consideraba "un gran t¨ªtulo pero un mal papel".
Sin embargo, ninguna de las dos pudo resistirse a la insistencia de Pasqual. La obra es una de las pocas piezas de Lorca que no hab¨ªa dirigido a¨²n en teatro (firm¨® una versi¨®n coreogr¨¢fica para Antonio Canales) y confiesa que quer¨ªa hacerlo "desde que la sociedad empez¨® a impregnarse de la memoria hist¨®rica. No podemos encarar el futuro ni el presente sin conocer el pasado". Pasqual tiene presente la indicaci¨®n de Lorca en la que califica esta tragedia de "fotograf¨ªa". A juicio del director, lo que ocurre entre las cuatro paredes de la casa de Bernarda, cerrada a cal y canto tras la muerte de su marido, es una imagen prof¨¦tica, un fresco de las tensiones sociales en la Espa?a de mediada la d¨¦cada de 1930. Para Pasqual, el texto muestra "que el poder no puede ejercerse sobre el amor y la pasi¨®n" porque se convierte en una "tapadera de plomo" que acaba por explotar.
En el reparto que encabezan Espert y Sard¨¤ figuran nada menos que otras 40 actrices. Rosa Vila, Marta Marco, Nora Navas, Rebeca Valls y Almudena Lomba interpretan a las hijas de Bernarda, y Teresa Lozano a su madre. Tilda Espluga (criada), Marta Martorell (Prudencia), Montse Morillo (mendiga) y B¨¤rbara Mestanza (muchacha) completan los papeles principales. El resto interpretan a 30 vecinas que Lorca hace entrar en casa de Bernarda en una de las escenas (en realidad el texto habla de 200). Pasqual dice que el principal problema de la obra radica en su perfecci¨®n: cada frase tiene un significado, no se puede obviar ni una acotaci¨®n. Por eso asegura que s¨®lo un teatro p¨²blico pod¨ªa asumir el montaje. En realidad, en este caso han sido dos, ya que es una coproducci¨®n del TNC (donde se ver¨¢ hasta el 28 de junio) y el Teatro Espa?ol de Madrid, que lo programar¨¢ la pr¨®xima temporada.
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