Galicia, pa¨ªs de tontos

Para respetarse uno mismo, para sentir que uno tiene dignidad, hay que tomarse en serio. Pero eso no debiera conducirnos a impostar seriedad, es muy aburrido para uno y para los dem¨¢s. Uno es taciturno o alegre seg¨²n el temperamento de cada cual, no por el respeto que se tenga a s¨ª mismo. Se puede ser persona digna y ser alegre al tiempo, as¨ª que los gallegos no estamos obligados a fingir que nos tomamos en serio, que formamos un pa¨ªs muy digno cuando no es cierto. Las personas con sentido de la dignidad si se les insulta se ofenden; los gallegos y gallegas, no.

La Real Academia Espa?ola nos insult¨® a?os y a?os. En su diccionario, "tonto" sigue siendo sin¨®nimo de "gallego". Aunque parece que va a dejar de serlo. Alg¨²n acad¨¦mico de Costa Rica as¨ª lo quiso y la RAE lo admiti¨®, aunque "gallego" seguir¨¢ siendo "tartamudo" porque alg¨²n acad¨¦mico de El Salvador as¨ª lo quiso y la Academia lo da por bueno. La poblaci¨®n de Costa Rica equivale a la mitad de la gallega y la de El Salvador al doble, aunque el pa¨ªs tenga la mitad de la extensi¨®n de Galicia. Costa Rica y El Salvador no son "espa?olas", mientras que Galicia cre¨ªamos que s¨ª. Y uno piensa, ?de modo que la RAE acepta lo que dicen sobre los gallegos esos acad¨¦micos centroamericanos antes que lo que dicen los propios gallegos? Porque nadie ha preguntado a los gallegos si se consideran "tontos" ni hay constataci¨®n cient¨ªfica de que abunde tanto la tartamudez entre la poblaci¨®n. Tampoco le han preguntado a representantes cualificados en asunto de sin¨®nimos y palabras en general, escritores, profesores, acad¨¦micos. ?O lo hicieron? Es posible, puede incluso que hayan contestado: "La verdad es que s¨ª, somos tontos y tartamudeamos bastante". Es una posibilidad. Aunque parece m¨¢s probable que no lo hayan hecho, pues no les merecemos ni esa consideraci¨®n, la de que existamos.

La Real Academia Espa?ola nos insult¨® a?os y a?os. En su diccionario, "tonto" sigue siendo sin¨®nimo de "gallego"

La conciencia autocr¨ªtica propia de las sociedades democr¨¢ticas va entrando en los diccionarios. El de la RAE, por ejemplo, ha ido eliminando acepciones que entra?aban desprecio a las mujeres, a los jud¨ªos, gitanos... Tampoco se acepta sudaca para esos acad¨¦micos de Costa Rica y El Salvador. Y bien est¨¢.

El caso de los gallegos es aparte. Para ellos se mantienen acepciones que ofender¨ªan a otros. Por ello la RAE no acepta t¨¦rminos ofensivos para madrile?os, andaluces, valencianos, aragoneses, catalanes, vascos, c¨¢ntabros, asturianos... No es que no tengan defectos, alguno tendr¨¢n, es que les ofender¨ªa. A m¨ª se me ocurren acepciones peyorativas para repartir tambi¨¦n basadas en estereotipos, "chulos", "haraganes", "ignorantes", "taca?os", "macarras", "groseros"... Incluso se me ocurre que hay gente que merece el calificativo de "xen¨®fobos" o "fascistas", pero nadie me tomar¨ªa en serio, pues soy gallego y, por tanto, "tonto". Incluso reconozco que hay cosas que me enfadan tanto que en ocasiones tartamudeo.

Aunque el ser tonto no me impide enfadarme porque se insulte a esa ni?a de tres a?os de A Coru?a, a ese ni?o de once de Cospeito, a ese joven de Camari?as, a esa muchacha de Poio, a esa se?ora de Ribadavia, a ese anciano de Cangas, a esa m¨¦dica, a ese profesor, a ese carpintero, a esa redeira, a esa universitaria... Tontos y tontas.

Pero no interesa tanto conocer la ideolog¨ªa y las motivaciones de la RAE para insultarnos cuanto la reacci¨®n de los gallegos: no la hubo, no la hay, no la habr¨¢. Puede ser por dos motivos, creo. O bien porque efectivamente son "tontos" o bien porque carecen de sentido de la dignidad personal y colectiva. Como conozco bastantes gallegos listos, creo que el problema es que carecemos de dignidad.

Galicia fue decapitada social y pol¨ªticamente. Se puede fechar eso en la batalla de Toro. Despu¨¦s de ese trauma desarrollamos varias estrategias de supervivencia, una de ellas fue el pasar desapercibidos, disimular, hacer como que no estamos, como que no somos..., hacer el tonto. Pero una cosa es que hagamos el tonto y otra que lo seamos, y otra a¨²n que nos lo llamen. Creo que ¨²nicamente un parlamentario, el se?or Rodr¨ªguez, protest¨® en las Cortes por ello. Se ve que a nuestras autoridades pol¨ªticas y culturales no les ofendi¨®. ?Se dan por aludidos o se hacen los tontos?

Caramba, con la "lengua com¨²n".