El sistema de protecci¨®n de ni?os deja sin familia a 14.000 menores
Las comunidades internan a tres de cada cuatro desamparados - Una comisi¨®n del Senado estudia c¨®mo favorecer acogimientos familiares y adopciones
El sistema de protecci¨®n de menores en Espa?a hace agua. Hay pocas adopciones nacionales -apenas unas 900 cada a?o-, los tr¨¢mites son lentos, no hay suficientes acogimientos familiares y m¨¢s de 14.000 ni?os desamparados y tutelados por el Estado viven en centros, en ocasiones durante toda su infancia y adolescencia, a pesar de que la Ley de Protecci¨®n del Menor dice que los chicos deben estar en familias y que s¨®lo cuando esto no sea posible o conveniente la Administraci¨®n puede optar por una residencia - de forma provisional y durante el menor tiempo posible-. Por otro lado, y a pesar de todos estos ni?os sin hogar, Espa?a est¨¢ a la cabeza en adopciones internacionales: se han constituido m¨¢s de 23.000 entre 2003 y 2007. El Senado ha puesto en marcha una comisi¨®n para tratar esta cuesti¨®n, analizar los fallos y preparar las reformas legales que sean necesarias.
En Espa?a hay unos 33.000 chicos tutelados por la Administraci¨®n
Los abuelos suelen atender a sus nietos cuando los padres no pueden hacerlo
En Espa?a hab¨ªa unos 33.000 menores tutelados por el Estado en 2007, bien por haberse quedado sin padres o porque estos no pod¨ªan atenderlos de forma adecuada. De ellos, 14.000 estaban en centros y 19.000 en hogares, seg¨²n datos ofrecidos por la directora general de las Familias y de la Infancia, Amparo Marzal. Pero, de los ni?os que entran nuevos en el sistema cada a?o, tres de cada cuatro van a una residencia, seg¨²n los datos del ¨²ltimo Bolet¨ªn Estad¨ªstico de Protecci¨®n a la Infancia del ministerio, con cifras de 2006. Ese a?o hubo 10.621 altas en acogimiento residencial y tan s¨®lo 3.399 en acogimientos familiares. La f¨®rmula que legalmente apenas deber¨ªa usarse, el ingreso en un centro, es la mayoritaria.
"Lo peor es que asumimos esta realidad como normal cuando no lo es", se?ala Jes¨²s Palacios, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Evolutiva y de la Educaci¨®n de la Universidad de Sevilla. "Espa?a es la excepci¨®n, no la regla. Aqu¨ª los ni?os son los grandes olvidados del sistema. Son invisibles. En el resto de Europa lo chocante es que est¨¦n en instituciones. La mayor parte de los pa¨ªses hace a?os que reformaron el sistema y que tienen a pr¨¢cticamente todos los ni?os en familias".
En Reino Unido, por ejemplo, los centros casi han desaparecido. Hace m¨¢s de 20 a?os que el pa¨ªs reform¨® el sistema de arriba abajo y acab¨® con los orfanatos. Siguen existiendo residencias para menores con graves problemas de conducta que necesitan tratamiento terap¨¦utico o para chicos que han sido tutelados por el Estado ya en la adolescencia tard¨ªa, pero la gran mayor¨ªa van directamente a familias. Incluso los extranjeros que llegan al pa¨ªs como inmigrantes.
"El municipio en el que est¨¢ el aeropuerto de Gatwick tiene organizado un sistema para llevar desde el primer momento a los menores no acompa?ados que acaban de aterrizar a una casa de acogida, para que no tengan que pasar por un centro", explica el catedr¨¢tico Jes¨²s Palacios. El acogimiento est¨¢ profesionalizado -lo que significa que se da formaci¨®n a las familias y se les remunera por el servicio- y hay muchas m¨¢s facilidades que en Espa?a para la adopci¨®n. "La diferencia con Espa?a es c¨®mo se reparten los recursos", prosigue el profesor Palacios. "Reino Unido est¨¢ volcado en los acogimientos y las adopciones nacionales, y por eso encuentran familias para todos los menores. En Espa?a el sistema nunca se ha propuesto resolver el problema. Se dice que no hay familias acogedoras, pero no se buscan. Y las que hay no tienen el apoyo suficiente. La media de los contactos de los servicios sociales con las familias de acogida que no conocen previamente al menor es apenas de tres seguimientos cada dos a?os. Si los acogedores son familiares del chico, la cifra se reduce a una llamada o visita cada dos a?os. Faltan recursos, psic¨®logos, trabajadores sociales".
Hay pocas familias en Espa?a que se deciden a acoger a un ni?o con el que no tienen ninguna relaci¨®n: el 80% de los acogimientos son dentro de la familia extensa del menor (t¨ªos, primos, hermanos mayores de edad...) y s¨®lo el 20% se inserta en una nueva familia. En estos casos, muchas veces el ni?o acaba volviendo al centro porque la familia de acogida lo devuelve: o los nuevos hermanos no le aceptan o hay problemas de convivencia o la situaci¨®n con la familia biol¨®gica es dif¨ªcil. Tres de cada cuatro menores que pasan de una familia de acogida a un centro lo hacen porque los acogedores as¨ª lo desean, lo que resulta indicativo de la falta de apoyo de las autoridades hacia las familias que dan el paso de abrir su casa a un menor desamparado.
Otras veces, los jueces obligan a la familia de acogida a entregar al ni?o a unos padres biol¨®gicos que en realidad siguen sin estar preparados para hacerse cargo de su hijo, como lo demuestra el hecho de que en el 71% de estos casos el menor acaba volviendo m¨¢s pronto o m¨¢s tarde a un centro y siendo otra vez tutelado por el Estado.
"Es el otro gran debate pendiente", se?ala Mario Bedera, senador socialista y miembro de la reci¨¦n creada comisi¨®n especial para el estudio de la adopci¨®n nacional y otros temas afines. "Hay que resolver c¨®mo conjugar los derechos de la familia biol¨®gica con los derechos de los menores. Los jueces en Espa?a muchas veces dan una primac¨ªa excesiva a los lazos biol¨®gicos, pero lo que hay que evitar es el peregrinaje de los ni?os por familias y centros. Hay que procurarles estabilidad, ya sea con su propia familia o con una nueva".
Los conocidos casos de Piedad o el ni?o de El Royo son claros exponentes de este problema. Piedad fue apartada de su madre biol¨®gica a los siete meses. Estuvo en dos centros distintos hasta los tres a?os y despu¨¦s pas¨® a vivir con una familia tinerfe?a en r¨¦gimen de acogimiento preadoptivo. Pas¨® tres a?os con ellos, tras los cuales la madre biol¨®gica la reclam¨® de nuevo. Piedad volvi¨® con su madre por orden judicial y la madre de acogida fue condenada por un delito de desobediencia, por negarse a entregar a la ni?a. Un a?o despu¨¦s, en octubre de 2008, la madre biol¨®gica pidi¨® que la ni?a volviera de nuevo a un centro por falta de recursos econ¨®micos. Piedad vuelve a estar sin hogar. Un peregrinaje similar ha vivido el ni?o de El Royo en sus primeros 10 a?os de vida.
Con el texto de la Ley de Adopciones Internacionales, de 2007, se aprovech¨® para poner l¨ªmites a los derechos de las familias biol¨®gicas. Ahora tienen dos a?os para pedir que se anule la declaraci¨®n de desamparo del menor y que ¨¦ste vuelva con ellos. Una vez pasado este plazo, decae su derecho y el ni?o s¨®lo podr¨¢ volver con ellos si la administraci¨®n entiende que esta soluci¨®n es la mejor. En los pr¨®ximos a?os empezar¨¢ a verse si esta medida ha funcionado y se ha logrado una mayor estabilidad para los ni?os.
Otro problema que tambi¨¦n debe resolverse se refiere a las enormes diferencias que las distintas comunidades aut¨®nomas dan a los menores. La legislaci¨®n es la misma para todos, la Ley de Protecci¨®n Jur¨ªdica del Menor de 1996, pero cada uno la aplica en funci¨®n de sus prioridades y recursos, seg¨²n explic¨® en el Senado Amparo Marzal, directora general de las Familias y la Infancia. "Es dif¨ªcil establecer indicadores comunes que permitan evaluar las distintas medidas de protecci¨®n y realizar seguimientos adecuados", se?al¨®.
Los Defensores del Menor de Madrid, Arturo Canalda, y de Andaluc¨ªa, Jos¨¦ Chamizo, tambi¨¦n han comparecido en el Senado, que pasar¨¢ todo este a?o escuchando a los expertos para poder hacer los cambios legales necesarios antes de que acabe la legislatura. En algo coincidieron todos los senadores durante la primera sesi¨®n: el sistema, tal y como est¨¢, no funciona.
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