Africanos
Por lo que a m¨ª respecta, lo que diga o deje de decir sobre los felinos ib¨¦ricos ese remilgado funcionario de la Conferencia Episcopal que es el se?or Mart¨ªnez Camino me resbala. Es exactamente lo mismo que me pasa con monse?or Garc¨ªa Gasco instando a los falleros a la rebeli¨®n antiabortista. Y no digamos con su jefe de filas, monse?or Rouco, tan propenso a darnos lecciones morales cada primer viernes de mes, sea o no fiesta de guardar.
En mi condici¨®n de agn¨®stico cartesiano, sus rid¨ªculas proclamas sobre el derecho al aborto, la prevenci¨®n del sida, la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre y otras de parecido tenor, no hacen sino corroborar mi teor¨ªa de que la curia vaticana no solo est¨¢ cada vez m¨¢s lejos de este mundo (lo que no ser¨ªa una novedad resaltable), sino que adem¨¢s desconoce documentos tan b¨¢sicos para su discurso doctrinario como el evangelio de S. Mateo, por poner un solo ejemplo. O, caso de conocerlo, no han entendido nada. Lo que a¨²n viene a ser m¨¢s inquietante.
Ahora bien, una cosa es lanzar sus pontificales y bienintencionadas propuestas en la desarrollada y culta Europa, donde es notorio que ni sus propios seguidores les hacen ni pu?etero caso (va en ello su salud), y otra muy diferente irse a ?frica y decir, como ha dicho Benedicto XVI, que la distribuci¨®n de preservativos para prevenir el sida no solo no sirve para nada sino que "aumenta los problemas".
O sea que en un continente con 23 millones de afectados por esta enfermedad, atravesado por numerosas guerras ¨¦tnicas, un machismo ancestral que asusta, la extensi¨®n de la poligamia como forma de subsistencia familiar, en donde las violaciones de menores forman parte del paisaje cotidiano y las tasas de escolarizaci¨®n rayan el delito de lesa humanidad, resulta que la ¨²nica v¨ªa para resolver el problema del sida, seg¨²n el Papa, es, atenci¨®n, "la humanizaci¨®n de la sexualidad". ?C¨®mo no hab¨ªamos ca¨ªdo hasta ahora!
Naturalmente, el problema no es que el Papa diga estas cosas (est¨¢ en su perfecto derecho), el problema es que se las puedan llegar a creer algunos gobernantes de estos pa¨ªses, a quienes, generalmente, la poblaci¨®n local les importa un bledo, y que, impresionados por una visita de tanto post¨ªn, acaben por prohibir hasta los preservativos para agradar al magno dignatario. Si es as¨ª, desde luego Ratzinger habr¨¢ cumplido su objetivo. Pero entonces deberemos aceptar que todos sus misioneros/as, tan alejados del boato vaticano y tan cercanos a los problemas reales de la gente, aut¨¦nticos responsables de la expansi¨®n del catolicismo por tierras africanas, renuncien a su acertada estrategia practicada durante lustros y se lancen por favelas, sabanas y desiertos a impartir cursos de reciclaje para "humanizar las relaciones sexuales" seg¨²n les ordena su jefe.
Y yo me pregunto, por qu¨¦ los cat¨®licos, entre los que me consta hay gente de lo m¨¢s sensata, aguantan tan ex¨®ticas interpretaciones de los textos sagrados por parte de sus endog¨¢micos dirigentes. Por qu¨¦ no convocan de una vez elecciones democr¨¢ticas, aceptan la participaci¨®n de las mujeres como en cualquier sociedad civilizada, y eligen por votaci¨®n directa a obispos y cardenales, acabando de una vez con esta farsa. Esto no garantizar¨ªa que la Iglesia fuera m¨¢s progresista, pero al menos asegurar¨ªa que las barbaridades que puedan decir sus dirigentes coincidan exactamente con la opini¨®n mayoritaria de sus bases.
Que Dios les ayude en tan loable empresa. Am¨¦n.
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