El primer hueso de Armstrong
El tejano se cae y se rompe una clav¨ªcula, su primera fractura, en la Vuelta a Castilla y Le¨®n
"Yo iba detr¨¢s de ¨¦l y me pude haber ca¨ªdo, pero fui r¨¢pido con el freno y no llegu¨¦ a tocar tierra". Fred Rodr¨ªguez, un estadounidense hijo de un trompetista de jazz colombiano, disfrut¨® del privilegio de contemplar un hecho ins¨®lito, una ca¨ªda de Lance Armstrong con resultado de fractura. "Se cay¨® solo", explica Rodr¨ªguez, un sprinter que ha llevado en Estados Unidos una carrera paralela a la del ganador de siete Tours; "frenaron unos cuantos delante y ¨¦l clav¨® los frenos. Clav¨® en exceso el izquierdo, se desequilibr¨®, se fue torciendo, torciendo, y al suelo".
Fren¨® el pelot¨®n, que ocupaba todo el ancho de la estrecha carretera azotada por el viento del p¨¢ramo, porque acababa de absorber al antepen¨²ltimo fugado en la primera etapa de la Vuelta a Castilla y Le¨®n -a¨²n quedaban dos delante, el incansable Paco Mancebo y Jos¨¦ Antonio L¨®pez-, Ra¨²l Santamarta, que se qued¨® pasmado, en el centro, y Armstrong acab¨® en la cuneta, salvada la zanja, sentado con cara de no entender nada y un gesto de incomprensi¨®n m¨¢s que de dolor en el rostro mientras se tocaba la clav¨ªcula derecha.
El ciclista del Astana ve "muy complicado" correr el Giro, que empieza el 9 de mayo
La ca¨ªda no deber¨ªa poner en peligro su participaci¨®n en el Tour
A su alrededor, el caos y el chirriar de bicicletas, los afanes de mec¨¢nicos desquiciados y el grito de corredores ca¨ªdos: a sus espaldas, no menos de 15 ciclistas acabaron en el suelo, en una cinta de asfalto estrecho, antiguo y desigual del paraje de los Alfoces, t¨¦rmino municipal de Antig¨¹edad, en el Cerrato palentino, a 20 kil¨®metros de donde acababa la primera etapa. "Cuando me quise dar cuenta, me vi en el suelo", dice ??igo Cuesta, el decano del pelot¨®n, un vasco que cumplir¨¢ 40 a?os dentro de un par de meses. Pero s¨®lo Armstrong se rompi¨® algo.
En pocos minutos, todav¨ªa con la cara de quien est¨¢ en un sitio en el que cree que no deber¨ªa estar y ha acabado all¨ª sin saber c¨®mo, Armstrong, de 37 a?os, seis meses justos desde que anunci¨® que regresaba al ciclismo despu¨¦s de tres a?os de retirada, fue introducido en una ambulancia y trasladado al hospital Cl¨ªnico de Valladolid, donde termin¨® una etapa que deber¨ªa haber acabado en Baltan¨¢s, donde torea El Regio, como el resto del pelot¨®n.
El m¨¦dico de la carrera, Jos¨¦ Vicente Esteban, ya hab¨ªa intuido una fractura de clav¨ªcula que despu¨¦s confirmaron las radiograf¨ªas. Una fractura limpia y sin desplazamiento del tercio medio de la clav¨ªcula derecha. "Sin complicaciones. Recuperaci¨®n r¨¢pida", avanz¨® Johan Bruyneel, el director del tejano en el Astana. "Las del tercio medio son las de mejor pron¨®stico", confirm¨® Jes¨²s Hoyos, m¨¦dico del Caisse d'Epargne, quien a lo largo de su carrera ha visto a sus corredores con clav¨ªculas rotas de todo tipo de forma y color.
Desde que se extendi¨® el uso de pedales autom¨¢ticos, la clav¨ªcula es el hueso favorito de las fracturas. "Se pueden curar con operaci¨®n o sin ella, pero si quiere correr el Giro [uno de los objetivos de Armstrong en su regreso era su debut en la carrera rosa, que empieza el 9 de mayo en Venecia], para acelerar su recuperaci¨®n deber¨ªa operarse. Tardar¨ªa 10 ¨® 12 d¨ªas en volver a la carretera. Si no se operase, ser¨ªa m¨¢s complicado".
En el hospital vallisoletano, Armstrong estuvo el tiempo justo y necesario para una primera cura. Volvi¨® a su hotel en Palencia a media tarde y con unos cuantos calmantes en el bolsillo. En su cabeza, mientras tanto, la duda: ?Operarse o no? "Veo el Giro muy complicado", dijo Armstrong al salir del hospital, el brazo en cabestrillo; "me siento mal, muy mal. Ahora deber¨¦ descansar unos d¨ªas". Hoy mismo ten¨ªa previsto volver a Estados Unidos. Armstrong precis¨® que se le cayeron delante dos corredores antes de verse ¨¦l en el suelo. A Castilla y Le¨®n le hab¨ªan tra¨ªdo, aparte del deseo de verse con Alberto Contador, las largas subidas del mi¨¦rcoles y el jueves y la necesidad de perder m¨²sculo en el tronco.
"?El primer hueso de su carrera?", dec¨ªa incr¨¦dulo Fred Rodr¨ªguez, de 35 a?os; "yo creo que me habr¨¦ roto la clav¨ªcula siete veces". Armstrong ha sido ¨²nico porque ha ganado siete Tours, 147 d¨ªas de competici¨®n y tensi¨®n, sin romperse ni una u?a, pero antes, en 1997, pas¨® un par de veces por el quir¨®fano para someterse a operaciones m¨¢s complicadas que la de una fractura de clav¨ªcula: en una le abrieron la cabeza para eliminarle las met¨¢stasis del c¨¢ncer de test¨ªculos que sufri¨®; en la otra, el pecho.
"Ha sido una pena perder a Lance porque se le ve¨ªa con ganas de hacer una buena preparaci¨®n en esta carrera", dijo Alberto Contador, el dorsal n¨²mero 1 del Astana [Armstrong llevaba el 2] en una competici¨®n que hab¨ªa despertado una expectaci¨®n extraordinaria por ser la primera vez en que coincid¨ªan en una carrera Armstrong y su heredero. "Era una buena oportunidad para trabajar juntos en carrera. Ahora s¨®lo puedo darle ¨¢nimos y desearle que se recupere cuanto antes para que corra el Giro", a?adi¨® el de Pinto.
La ca¨ªda no deber¨ªa, de todas maneras, poner en peligro la participaci¨®n de Armstrong en el Tour.
Breve encuentro con Contador
El t¨ªtulo de la pel¨ªcula deber¨ªa haber sido Vidas cruzadas, el ir y venir de dos campeones que acaban en el mismo equipo, pero se qued¨® finalmente, v¨ªa clav¨ªcula rota, en Breve encuentro, con la ventaja de que ninguno de los dos, ni Lance Armstrong ni Alberto Contador, deber¨¢ echar la culpa al holl¨ªn que se mete en el ojo para justificar las l¨¢grimas, la ruptura con la que acab¨® la primera carrera de su vida en com¨²n y que dur¨® justamente 160 kil¨®metros, ni una etapa completa.
El d¨ªa empez¨® con Armstrong, divertido y juvenil, jugando a pillar con la chiquiller¨ªa terracampina, sin escuela una ma?ana por el evento, a la sombra del espectacular chapitel, mud¨¦jar, multicolores azulejos de cantarero, de Santa Eulalia en Paredes de Nava; continu¨® con la negativa a una foto posada d¨¢ndole la mano a Contador -los juegos, con los ni?os; entre ellos las relaciones son serias- y termin¨® sentado en un barbecho a la sombra de los cerros calizos del Cerrato con una clav¨ªcula rota. Lo que oblig¨® al centenar de periodistas presentes -nunca se hab¨ªa visto nada igual en una carrera espa?ola- a cambiar de registro r¨¢pidamente.
Armstrong, el que hab¨ªa sobrevivido a peligrosas emboscadas en sus campa?as en Francia, el autor de la milagrosa fuga campo a trav¨¦s cuando Beloki dej¨® la cadera en el asfalto en 2003, hab¨ªa ido a caerse en una carrera de preparaci¨®n. A los de la CNN, que no saben que a Antonio Bienvenida le mat¨® una vaquilla, la noticia les pill¨® con el pie cambiado. Acabaron entrevistando a la carrera a un polaco con el dorsal 98 que les dijo que no hab¨ªa visto nada, que todo hab¨ªa sido muy r¨¢pido. Ellos, en efecto, ven¨ªan a otra cosa, a cubrir el gran espect¨¢culo de un encuentro tan breve.
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