El Madrid pierde la primera oportunidad
El conjunto de Plaza cae ante el Olympiacos despu¨¦s de haberle metido un parcial de 1-26
En un partido m¨¢s loco que cuerdo, el Madrid malgast¨® la primera de sus dos oportunidades de volver a su terreno sin tener la eliminatoria pr¨¢cticamente sentenciada en su contra. No anduvo lejos de conseguir su objetivo, pero la ciclotimia de su comportamiento resulta un d¨¦ficit que, a estas alturas, se paga caro.
Empez¨® horrible, como si tuviese todo el tiempo del mundo por delante o qui¨¦n sabe si confiado en su capacidad para remontar marcadores adversos. A mitad de pel¨ªcula, provoc¨® un cortocircuito griego de proporciones may¨²sculas (1-27 de parcial) al que ayudaron tanto la efectiva zona planteada por Plaza como una inusual cadena de errores del Olympiacos, pero en el terreno de la definici¨®n volvi¨® a destemplarse. Buena parte de culpa la tuvo un hecho fortuito del que no se le puede culpar. A falta de siete minutos y con el debate abierto (65-66), Bullock entr¨® a canasta. En el ¨²ltimo instante y ante la intimidaci¨®n de los p¨ªvots rivales, busc¨® un pase que termin¨® en las manos del siempre astuto Papaloukas y concluy¨® con una canasta de Greer en el contraataque. El Olympiacos volv¨ªa a tomar la delantera, pero eso no era la peor noticia. Al caer, el alero norteamericano se torci¨® un tobillo y tuvo que abandonar la cancha. La noticia tuvo efectos demoledores en el Madrid, que, hu¨¦rfano de un hombre en ignici¨®n desde el descanso, se extravi¨® para ya no volver a coger la senda.
OLYMPIACOS 88 - REAL MADRID 79
Olympiacos: Pargo (2), Halerpin (5), Childress (8), Bourousis (5) y Vujcic (19) -equipo inicial-; Papaloukas (13), Greer (19), Vasilopoulos (8), Printezis (7), Erceg (2) y Vougioukas (0)
Real Madrid: Ra¨²l L¨®pez (11), Bullock (15), Alex Mumbr¨² (4), Hervelle (9) y Felipe Reyes (14) -equipo inicial-; Sergio Llull (0), Pepe S¨¢nchez (2), Kennedy Winston (9), Jeremiah Massey (6), Tomas (0), Van den Spiegel (9).
?rbitros: Vojinovic (Serbia), Cerebuch (Italia) y Jungebrand (Finlandia).
Pabell¨®n Paz y Amistad: 12.000 espectadores.
Ganar en Grecia en unos cuartos de final de la Euroliga es una empresa que exige unos cuantos requisitos. Jug¨¢rtela sin tu mejor baza no es uno de ellos. Como tampoco regalar 18 puntos de ventaja al inicio; tener fuera de foco a uno de tus pilares, Felipe Reyes; permitir segundas ocasiones en momentos cr¨ªticos o alcanzar el final con todo por resolver. Aun as¨ª, seguro que los madridistas se fueron a la ducha con la impresi¨®n de oportunidad perdida, la peor sensaci¨®n posible en la derrota.
Hasta el cruce de cables del Olympiacos, el Madrid estuvo ausente. Tard¨® poco en comprobar que uno de los grandes problemas al que va a tener que enfrentarse se llama Vujcic. Su puesta en escena confirm¨® su enorme talento y la complejidad que supone tenerle enfrente. Desde dentro y fuera, sacaba petr¨®leo y colocaba al Olympiacos con la primera ventaja clara (24-16, m. 8). Plaza tuvo que sentar a un impotente Reyes y colocar a Van der Spiegel sobre el croata, lo que cort¨® la v¨ªa de agua. Pero por entonces ya estaba Papaloukas, que tom¨® el relevo dirigiendo con ese punto de anarqu¨ªa tan eficaz con el que se mueve, buscando el dos contra dos, especialidad que domina, y anotando m¨¢s que de costumbre.
El partido se le escapaba al Madrid sin dar se?ales de vida (46-28, m. 6 del segundo cuarto). Era tanta la diferencia, tanto lo que ense?aban los componentes del cuadro griego y tan poco los del madridista que hasta la eliminatoria en su globalidad parec¨ªa una quimera. Pero pocas argucias defensivas tienen la capacidad de voltear las din¨¢micas como una zona. El Olympiacos pas¨® de 100 a 0 casi instant¨¢neamente y el Madrid entr¨® en esos momentos de ¨¦xtasis que ni siquiera el descanso fue capaz de parar: 1-27. Lo nunca visto (47-55, m. 5 del tercer cuarto).
Aquello no pod¨ªa durar eternamente y el partido termin¨® estabiliz¨¢ndose. Hasta que lleg¨® la lesi¨®n de Bullock. Fueron s¨®lo cuatro minutos los que estuvo fuera. Pero igual que hay canastas que, valiendo lo mismo, no tienen el mismo peso, parecieron una eternidad. Suficientes para dejar escapar una buena oportunidad de recobrar la ventaja del factor campo. Para bien o para mal, el Madrid no tiene espacio para lamentarse. Ma?ana se juega pr¨¢cticamente todo su futuro en esta Euroliga.
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