"Quedan tantos agujeros negros que nunca me aburrir¨¦"
No es frecuente que alguien se pase la vida pr¨¢cticamente al borde de un agujero negro, pero es el caso del astrof¨ªsico Luis Colina. Estudiar las condiciones en estas singularidades en la trama del espacio tiempo es su trabajo, para lo que utiliza los telescopios m¨¢s modernos. Investigador del CSIC en el Instituto de Estructura de la Materia, no parece tener grandes caprichos cuando se trata de compartir un almuerzo. Se limita a sugerir restaurantes cercanos a su lugar de trabajo, en la madrile?a calle de Serrano y, aunque califica positivamente los platos que ha elegido -ensalada de jud¨ªas verdes, foie y setas, y chipirones-, no le importa dejar que la comida espere mientras explica lo que le atrae en el universo, tan lejano para tantos y tan cercano para ¨¦l.
El astrof¨ªsico lamenta que los suyos ya no miran al cielo. S¨®lo pantallas con datos
Los agujeros negros ya no son hipot¨¦ticos y ex¨®ticos objetos celestes, sino que se ha comprobado que son muy reales y numerosos en el universo, "en parte gracias al Hubble", recuerda Colina, quien estuvo seis a?os trabajando, en Estados Unidos, en el instituto cient¨ªfico de este hist¨®rico telescopio espacial. La primera referencia al Hubble, al que sigue teniendo cari?o, surge ya durante el primer plato. Pero ahora est¨¢ inmerso en la preparaci¨®n de su sucesor, el James Webb, un proyecto conjunto de la NASA y la ESA.
Aunque la astrof¨ªsica no entra en los agujeros negros -se para en su borde u horizonte de sucesos- quedan tantos agujeros negros por estudiar y tantas cosas por saber de ellos que Colina bromea con que no se va a aburrir en muchos a?os. Estudia galaxias cercanas, como la M82, para ver en detalle lo que pasa alrededor de los agujeros negros que tienen en su centro, pero tambi¨¦n galaxias muy lejanas, que es como viajar hacia atr¨¢s en el tiempo, a cuando el universo era muy joven. ?Pero qu¨¦ fue antes, el agujero negro o la galaxia que lo alberga? "Todav¨ªa no se sabe", reconoce el astrof¨ªsico, que no parece muy preocupado por tama?a inc¨®gnita mientras saborea sus chipirones. "Vemos que hay una relaci¨®n muy directa, hay indicios de que se forman al mismo tiempo el agujero negro y las estrellas, pero no se sabe cu¨¢l es exactamente la relaci¨®n causa efecto". Lo m¨¢s curioso es que el agujero negro de cada galaxia masiva representa una fracci¨®n muy concreta de la masa total de la galaxia, "como si el agujero negro supiera d¨®nde est¨¢ y fuera como el coraz¨®n de un organismo que sabe cu¨¢nta sangre tiene que bombear", explica Colina.
Este madrile?o del 59, que ha dado muchas vueltas por el mundo antes de recalar en Madrid, asegura que lleg¨® a la astrof¨ªsica por vocaci¨®n, ya que desde el bachillerato le interesaba.
Los astr¨®nomos ya no suelen mirar el cielo, sino pantallas de ordenador con los resultados brutos de las observaciones que los operadores de los telescopios programan siguiendo sus instrucciones. As¨ª se aprovecha mucho mejor el tiempo de observaci¨®n. A cambio, no s¨®lo se pierde el romanticismo sino que se plantea el problema de "c¨®mo ense?ar a los nuevos astr¨®nomos sin tocar telescopio", comenta Colina. Sin embargo, todav¨ªa hay observatorios en Espa?a donde se puede observar a la vieja usanza, recuerda.
Termina la comida y ya sabemos que, adem¨¢s de los agujeros negros, hay otra cosa a la que no se puede resistir: el carrito de los postres.
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