El Madrid, ante el abismo
Al conjunto de Plaza no le basta con dar la cara ante el Olympiacos
El asunto se ha puesto ciertamente complicado. El Madrid vuelve con las manos vac¨ªas y necesita una heroicidad para llegar a la Final a Cuatro. En el segundo acto mejor¨® mucho su estabilidad y siempre plant¨® cara al Olympiacos, pero le falt¨® rematar la faena. L¨¢stima para ¨¦l, pues tampoco el equipo griego, vistos los dos primeros partidos, parece gran cosa. Sus jugadores son pintones, sin duda, y cuentan con una bater¨ªa inagotable de repuestos, pero su juego deja bastante que desear a tenor de su potencial construido a base de euros, algunos sin sentido como la millonada pagada por Childress. El Madrid, como ocurri¨® el martes, aunque por distinto camino, tuvo sus posibilidades, pero fracas¨® en el momento decisivo. Desde el 70-69 con posesi¨®n blanca a falta de tres minutos, encaden¨® errores fatales. Algunos, de pura precisi¨®n, como dos triples de Mumbr¨² y Bullock, y otros de elecci¨®n. El caso es que se qued¨® clavado en el instante m¨¢s inoportuno y, como castigo, cosech¨® la segunda derrota.
OLYMPIACOS 79 - REAL MADRID 73
Olympiacos: Halperin (0), Pargo (0), Childress (2), Printezis (18) y Vujcic (14); Papaloukas (12), Greer (21), Vasilopoulos (3), Bourousis (9) y Erceg (0).
Real Madrid: L¨®pez (4), Bullock (22), Winston (2), Massey (4) y Reyes (23); Van den Spiegel (1), Mumbr¨² (4), Hervelle (6), Llull (5) y Tomas (2).
?rbitros: Pukl (Esl.), Herceg (Cro.) y Rocha (Por.). Excluyeron por personales a Hervelle, Reyes y L¨®pez.
12.000 espectadores en el Palacio de la Paz y la Amistad.
Si algo resulta fundamental en una eliminatoria larga es aprender de los encuentros anteriores. El primero apunt¨® en varias direcciones. Una. El Madrid no tiene m¨¢s remedio que exprimir a Ra¨²l L¨®pez. A Llull se le ha visto rebasado y S¨¢nchez no parece estar para lances tan exigentes f¨ªsicamente. Dos. Reyes necesita dejar a un lado sus guerrillas, del tipo que sean, y centrarse para volver a ser el habitual. Tres. El Madrid s¨®lo tiene un lanzador fiable, Bullock. Cuatro. Mientras los griegos no demuestren lo contrario, la zona se les atraganta.
A todas estas cosas atendi¨® Plaza y fueron causa directa del buen aunque incompleto partido de los madridistas. Ra¨²l tuvo todo el mando posible, Reyes estuvo imperial y la zona volvi¨® a meter miedo. Arreglar lo de Bullock ya es m¨¢s dif¨ªcil, pues el problema es estructural. Vamos, que no existe en la plantilla repuesto fiable, pues Tomas anda bajo el agua. No es de extra?ar que Yannakis, que de tonto no tiene un pelo, dispusiese su b¨²squeda y captura durante todo el encuentro aprovech¨¢ndose de que tiene jugadores suficientes para la tarea, como Halperin o Papadopoulos. Al final, logr¨® que el alero madridista llegase algo justo de fuerzas a la zona de definici¨®n y no pudiese resolver.
Despu¨¦s de los grandes vaivenes del primero, el segundo partido obedeci¨® m¨¢s a los guiones cl¨¢sicos del g¨¦nero. Mucha tensi¨®n y diferencias exiguas. S¨®lo al principio del tercer cuarto y de la mano del mejor jugador del partido, Printezis, y del m¨¢s acertado hasta ahora de la eliminatoria, Greer, el Olympiacos pareci¨® dispuesto a romper (50-41).
La cosa se pon¨ªa fea, pero la zona del Madrid volvi¨® a ejercer de salvavidas. Poco a poco, jugando los mejores minutos de la eliminatoria, Ra¨²l, Bullock, Mumbr¨², Hervelle y Reyes (mejor quinteto no hay) fueron ara?ando puntos y disparando ilusiones. Con dos triples de Bullock, la diferencia se extingui¨®. Pero falt¨® un buen final, necesario colof¨®n para poder concretar un triunfo tan necesario.
Total, que, con la sensaci¨®n de que pudieron ganar los dos encuentros, los blancos se ven obligados ahora a una remontada tipo misi¨®n imposible. Que poco bot¨ªn para tanto esfuerzo.
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