Berlusconi acapara en sus manos el poder en la derecha italiana
El populismo de Forza Italia del primer ministro y el posfascismo de Alianza Nacional de Fini se funden en el I Congreso del Pueblo de la Libertad
Todo est¨¢ listo para la coronaci¨®n de Silvio Berlusconi como emperador de la derecha italiana. La desangelada Feria de Roma es un traj¨ªn continuo de operarios colocando sillas azules y pantallas de plasma. Los coroneles velan armas y sue?an con pescar algunos de los puestos clave que la construcci¨®n del partido ¨²nico dejar¨¢ libres. El I Congreso del Pueblo de la Libertad, tambi¨¦n conocido como el Partido de los Italianos, funde este fin de semana las fuerzas de Forza Italia y la posfascista Alianza Nacional.
La fiesta de Il Cavaliere, que durar¨¢ hasta el domingo, tiene un gran componente simb¨®lico. Quedan atr¨¢s 15 a?os de querellas internas y pluripartidismo, la oposici¨®n se desangra en sus guerras internas, y el magnate milan¨¦s de la comunicaci¨®n y el entretenimiento ve, a sus 72 a?os, casi cumplido un proyecto hegem¨®nico al que s¨®lo le falta la guinda de la presidencia de la Rep¨²blica.
"Hay que acabar con el sistema" parlamentario, dijo el jefe de Gobierno
Hoy, incluso sus enemigos ac¨¦rrimos reconocen a Berlusconi sus m¨¦ritos. Italia se ha rendido a su idea cultural (o acultural); su control medi¨¢tico es incontestable; la inmunidad judicial est¨¢ garantizada de por vida gracias a la Ley Alfano aprobada en el albor de la legislatura; su popularidad sigue siendo desbordante (en torno al 55%), y mantiene un olfato ¨²nico para interpretar el talante p¨ªcaro y la an¨¢rquica gen¨¦tica de sus compatriotas.
El fin de semana ser¨¢ sonado. Il Cavaliere paga, decide e invita. Abre hoy la reuni¨®n con un discurso, la cierra el domingo con otro. Seg¨²n sus adl¨¢teres, ha supervisado cada detalle. El tama?o del palco, el men¨² que se servir¨¢, la lista de los 120 dirigentes, los estatutos dise?ados por su abogado, Nicol¨® Ghedini.
Calentando motores y sin disimular la euforia, ayer volvi¨® a arrasar. Hizo un chistecillo sobre Barack Obama ("yo soy m¨¢s p¨¢lido, hace mucho que no tomo el sol") e incluso se pele¨® un poco (quiz¨¢ para reconciliarse hoy mejor), con el que deber¨ªa ser su n¨²mero dos, Gianfranco Fini, presidente de la C¨¢mara de Diputados y ex l¨ªder de Alianza Nacional. "?Los diputados? Est¨¢n ah¨ª haciendo bulto y votando enmiendas de las cuales no saben nada. Es un sistema lento y torpe, hay que acabar con ¨¦l", dijo. "La democracia parlamentaria tiene procedimientos y reglas que deben ser respetados por todos, en primer lugar, por el jefe de Gobierno. Se pueden cambiar, pero no re¨ªrse de ellas", le reconvino Fini.
La representaci¨®n de la farsa entre los gallos del corral, que tanto gusta por estos lares, no esconde algunos secretos muy mal guardados. Llegados a este punto y a esta edad, Berlusconi tiene realmente prisa, y ve el Parlamento y la arquitectura institucional como un estorbo que lentifica y dificulta su acci¨®n de Gobierno. Quiere tener las manos libres sobre cada tema, dice la oposici¨®n, "le pierde la pulsi¨®n autoritaria".
Pero tras ese discurso anti casta (popular porque la gente sabe que un parlamentario italiano puede llegar a ganar 19.000 euros al mes), hay un reto directo. Berlusconi sabe que ya ni siquiera los generales de Fini discuten su liderazgo en el nuevo partido, ideado por ¨¦l precisamente con ese fin.
V¨ªsperas amenas, que lo son m¨¢s porque ayer sali¨® de un hondo silencio Marcello Dell' Utri, viejo y fiel secretario de Il Cavaliere desde los tiempos en que contrat¨® para la Villa de Arcore a un paisano siciliano, por m¨¢s se?as capo de la Cosa Nostra, llamado Vittorio Mangano. Condenado en primer grado por concurso externo en asociaci¨®n mafiosa, y en firme por fraude fiscal, Dell'Utri record¨® en Il Corriere della Sera que ¨¦l fue el "entrenador y preparador f¨ªsico del equipo Forza Italia" que salt¨® al campo pol¨ªtico en 1993.
Hoy, en Roma, se conmover¨¢ seguro, asegura, pero no tanto como Berlusconi: "?l ha puesto el coraz¨®n. Tiene en la cabeza el bien del pa¨ªs, el prestigio de Italia en el mundo. ?se es su objetivo. Y el que est¨¢, est¨¢. Si le hubiesen tendido la mano del otro lado, la habr¨ªa estrechado. No lo hicieron. Y va adelante solo".
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