Una procesi¨®n laica en honor de Valle-Incl¨¢n

Estudiantes melenudos, jubilados trajeados, vecinos en los balcones del Madrid m¨¢s castizo, turistas despistados o teatreros convictos y confesos. Una procesi¨®n laica y variopinta de centenares de personas recorri¨® anoche, en su XII edici¨®n, los principales escenarios de Luces de bohemia, la obra cumbre de Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n (1866-1936) y una de las piezas m¨¢s importantes del teatro espa?ol, la que abri¨® paso al esperpento. Aquello que comenz¨® como charla de caf¨¦ de un grupo de ilustres del mundillo teatral (autores, int¨¦rpretes, profesores, periodistas...), a mediados de los noventa, se ha convertido en una cita original, que act¨²a como pr¨®logo del D¨ªa Mundial del Teatro.

En medio de la Puerta del Sol, el escritor Moncho Alpuente record¨® al acad¨¦mico Alonso Zamora Vicente, uno de los grandes expertos en Luces de bohemia, para destacar la aspiraci¨®n de una obra ya universal. "Se trata", record¨® Alpuente, "de creer en la esperanza de un mundo m¨¢s cordial donde siempre haya una mano tendida al infortunio". La casa de Larra, en la calle de Santa Clara; la estatua de Calder¨®n, en la plaza de Santa Ana; o el callej¨®n del gato, fueron testigos anoche, una vez m¨¢s, de un Madrid abigarrado y lleno de personajes diversos. Como en Luces de bohemia. Incluida la charanga de b¨²lgaros que acompa?¨® a la comitiva.