La escultura en el tiempo
Es sabido que no hay cosa (objeto, trasto, imagen, evento o -como dir¨ªa Gramsci- concept¨ªn) que hoy en d¨ªa pueda darse por excluida del campo de la escultura, o de aquello en lo que se ha convertido. Por otro lado, tal expansi¨®n sin l¨ªmites no es algo estrictamente reciente, sino una tendencia suya bien reconocible en sus dispares desarrollos a lo largo del siglo XX. Esto es algo que se puede constatar en la exposici¨®n en donde el IVAM exhibe su colecci¨®n de escultura. De hecho, ¨¦sta es una de sus principales pi¨¨ces de r¨¦sistance. Nacido a partir de la adquisici¨®n de importantes fondos de obra de Julio Gonz¨¢lez, la colecci¨®n se articul¨® desde el principio en la direcci¨®n de arropar esa obra y complementarla mostrando su contexto, el del arte de vanguardia de los a?os treinta, y extendi¨¦ndolo hasta nuestros d¨ªas.
La muestra, aparte de los trabajos de Julio Gonz¨¢lez, y de peque?as piezas cer¨¢micas de Maillol, Derain o Picasso, incluye nombres cl¨¢sicos de la vanguardia (Lipchitz, Gabo, Pevsner, Moholy-Nagy, Schwitters, Torres Garc¨ªa, David Smith, Calder...), junto a neovanguardistas (Rauschenberg, Oldenburg, Tony Smith, Judd, Fonseca, Caro, Cragg, Shapiro, Smithson, Nauman, Zorio, Melotti, Hamilton, Tuttle, Kirkeby, Fischli & Weiss...), aparte de los espa?oles (Chillida, Chirino, Alfaro, Rueda, Criado, Navarro, Calvo, Vald¨¦s, Cardells, Solano, Iglesias, Mu?oz...). Como suele decirse, no est¨¢n todos los que son, pero s¨ª son (casi) todos los que est¨¢n. En cualquier caso, ese panorama de esculturas realizadas en toda clase de materiales y bajo tan diferentes perspectivas y principios, no s¨®lo resulta bastante impresionante, sino que se resiste a cristalizar en ning¨²n concepto determinado (es decir, al concepto de lo que sea a fin de cuentas la escultura), mientras que, como suger¨ªa Kant, mueve a infinitas reflexiones.
Pero cuando uno se detiene en sus reflexiones (siempre hay que hacerlo en alg¨²n momento, cr¨¦anme) y pasa de esta gran exposici¨®n museal a otra m¨¢s peque?a en una galer¨ªa, resulta que tiene que ponerse de nuevo a reflexionar. Hablo de una muestra de esculturas de Folkert de Jong (junto a pinturas de Fendry Ekel) en las que se hace manifiesta la dependencia del arte respecto de su pasado. De Jong (holand¨¦s nacido en 1972) practica una escultura decididamente figurativa: conjuntos (a veces "instalaciones") de personajes de poliuretano, de tama?o natural, enf¨¢ticamente coloreados, entre grotescos y siniestros, como bordeando el kitsch, pero desde una elevada autoconciencia art¨ªstica. En esta ocasi¨®n juega con referencias expl¨ªcitas a los acr¨®batas de Picasso, lo que le inspira melanc¨®licos arlequines, saltimbanquis y maternidades...
Con Picasso se top¨® antes Julio Gonz¨¢lez. En el IVAM puede verse todav¨ªa una exposici¨®n comisariada por Tom¨¤s Llorens en donde aparecen ambos confrontados. Llorens llama la atenci¨®n sobre la manera en que al Picasso de principios de siglo se le convert¨ªan los rostros en m¨¢scaras. Lo cual nos lleva de nuevo al escultor. Y en concreto a su permanente inter¨¦s por las m¨¢scaras. Y esto, junto a la admiraci¨®n de Picasso por el "arte primitivo", nos conduce a otra exposici¨®n tambi¨¦n inductora de infinitas reflexiones.
Ahora me refiero a la muestra sobre La misi¨®n etnogr¨¢fica y ling¨¹¨ªstica Dakar-Djibouti y el fantasma de ?frica, en donde se recogen fascinantes materiales relativos a aquella expedici¨®n del Atl¨¢ntico al Mar Rojo que dirigi¨® Marcel Griaule entre 1931 y 1933, y en donde participar¨ªa como secretario el gran Michel Leiris, el disidente de Breton. Los comisarios, Nicol¨¢s S¨¢nchez Dur¨¢ y Hasan G. L¨®pez Sanz, han acertado a presentar, bien contextualizada en t¨¦rminos te¨®ricos, una buena parte del valioso bot¨ªn no siempre leg¨ªtimamente obtenido durante la traves¨ªa. Hoy se encuentra en el Mus¨¦e du Quai Branly, en Par¨ªs, pero en su momento sirvi¨® para apuntalar el proyecto del Mus¨¦e de l'Homme, en el Trocad¨¦ro.
La finalidad declarada de la misi¨®n era proveer de fundamentos a la etnolog¨ªa, esto es, poner a prueba su metodolog¨ªa mediante el trabajo de campo y la recopilaci¨®n de fuentes estables (de objetos y documentos fotogr¨¢ficos). Y lo que resulta irrepetible, visto desde el presente, es aquella conjunci¨®n de colonialismo e inter¨¦s cient¨ªfico, de gusto por lo ex¨®tico y por la aventura, de etnolog¨ªa y surrealismo (v¨¦ase el n¨²mero especial de Minotaure dedicado a esta aventura, por no hablar de la intervenci¨®n del boxeador negro Panama Al Brown y de Josephine Baker en la financiaci¨®n del asunto). La exposici¨®n ofrece documentos tan variados como apasionantes: fotograf¨ªas del viaje, carteles, escritos y cantidad de objetos. Entre ellos, juguetes (mu?ecas "primitivas"), utensilios diversos (instrumentos musicales, vestidos rituales, amuletos, estatuillas zoomorfas, elegantes y pr¨¢cticos estuches para el pene...). Y m¨¢scaras, muchas m¨¢scaras. Pero, claro, ¨¦stas no eran escultura, como las de Gonz¨¢lez. ?Ni siquiera lo eran los estuches! Aunque tal vez s¨ª eran arte en su sentido m¨¢s estricto. Ni cabe descartar tampoco que la escultura del siglo XX sea en alg¨²n momento el futuro objeto de estudio de la etnolog¨ªa.
La escultura en la colecci¨®n del IVAM. Instituto Valenciano de Arte Moderno. Guillem de Castro, 118. Valencia. Hasta el 5 de abril. Folkert de Jong y Fendry Ekel. Galer¨ªa Luis Adelantado. Bonaire, 6. Valencia. La misi¨®n Dakar-Djibouti (1931-1933) y el fantasma de ?frica. Museu Valenci¨¤ de la Illustraci¨® i de la Modernitat (Muvim). Quevedo, 10. Valencia. Hasta el 10 de mayo. www.muvim.es
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