El infierno en un frasco de caviar
Vladimirske Central es un antiguo penal que en la ¨¦poca del estalinismo serv¨ªa, como tantos otros, para albergar a los prisioneros pol¨ªticos v¨ªctimas de la represi¨®n. Actualmente sirve tambi¨¦n para hacer turismo. Una agencia de viajes especializada organiza tours en el penal por la m¨®dica cantidad de 100 euros. La expedici¨®n consiste fundamentalmente en disfrazar a los turistas de presidiarios, con sus uniformes y n¨²meros de identificaci¨®n, proporcion¨¢ndoles la emoci¨®n de pasar un d¨ªa en las viejas celdas e incluso distraerse un poco en los destartalados talleres en los que ten¨ªan lugar los trabajos forzados. Como el turista-presidiario no puede quedarse con hambre tambi¨¦n se le ofrece un rancho que imita el que recib¨ªan los presos.
'Archipi¨¦lago Gulag' es un juicio permanente contra la brutalidad del totalitarismo
Lo que s¨¦ es que el libro de Soljenitsin es el m¨¢s decisivo del siglo XX
Seg¨²n contaba recientemente Vitali Shentalinski, uno de los investigadores que entraron en los archivos del KGB para estudiar los expedientes de los escritores represaliados, la propuesta tur¨ªstica de Vladimirske Central ha tenido tanto ¨¦xito que la agencia de viajes, desbordada por las peticiones, se plantea aumentar la tarifa de la excursi¨®n. La gente encuentra que ¨¦sta es muy emocionante y que el rancho que se proporciona es variado y abundante. Las c¨¢maras digitales trabajan a toda velocidad y a la salida del penal, abandonado el uniforme de presidiario, los excursionistas se muestran unos a otros disfrazados de reos del feroz estalinismo.
No obstante, esto no significa que Stalin sea particularmente feroz para la Rusia de hoy. Junto a la m¨¢s bien macabra an¨¦cdota de Vladimirske Central, Shentalinski tambi¨¦n se refer¨ªa a la paulatina dificultad de los historiadores para acceder a los archivos de la represi¨®n y a su temor de que la Rusia de Putin, con la excusa de un renacimiento nacional, abra el paso a una rehabilitaci¨®n del tirano, no muy lejana si tenemos en cuenta que un 50% de los rusos actuales respetan el papel hist¨®rico de Stalin frente a una proporci¨®n much¨ªsimo m¨¢s baja hace una d¨¦cada. De la actitud de los j¨®venes tampoco se puede esperar mucha variaci¨®n pues o bien -como el resto de los j¨®venes del mundo- saben muy poco de lo que pas¨® anteayer o bien se inclinan por el m¨¢s crudo de los pragmatismos. La nieta de un antiguo detenido en Siberia declaraba que Stalin hab¨ªa sido "un buen manager". Nada menos.
No es de extra?ar, por tanto, que hace unos meses los peri¨®dicos informaran de que Stalin, en una votaci¨®n por televisi¨®n en la que hab¨ªan participado millones de personas, hab¨ªa sido designado el tercer ruso m¨¢s importante de la historia, tras Alexander Nevski, el primero, y un ministro del zar Nicol¨¢s II cuyo nombre no se citaba en la noticia.Para conseguir su relevante posici¨®n el padrecito Stalin hab¨ªa desbancado, para m¨¢s iron¨ªa, a Pushkin; quiz¨¢ no hay que dramatizar con estas est¨²pidas votaciones televisivas. Con este m¨¦todo el portugu¨¦s m¨¢s decisivo de la historia de Portugal result¨® ser Oliveira Salazar, y si no recuerdo mal, en una gran demostraci¨®n de conocimientos respecto al propio pasado, los televidentes norteamericanos eligieron a Ronald Reagan y los espa?oles, a Juan Carlos de Borb¨®n. O, por el contrario, quiz¨¢ s¨ª que haya que dramatizar con estos resultados.
Como quiera que fuere el asunto de la hipot¨¦tica rehabilitaci¨®n de Stalin se cruz¨® continuamente en mi memoria cuando el otro d¨ªa vi un espl¨¦ndido documental franc¨¦s titulado La historia secreta del archipi¨¦lago Gulag. Es una pel¨ªcula realizada el a?o pasado por Sean Cr¨¦pu y Nicolas Miletitch en la que a trav¨¦s de la ¨²ltima entrevista a Alexander Soljenitsin dos meses antes de la muerte de ¨¦ste, se revela paso a paso la prodigiosa composici¨®n del Archipi¨¦lago Gulag.
Cuando apareci¨® este libro en 1973, primero en Francia y luego, r¨¢pidamente, en varios pa¨ªses europeos la campa?a contra Soljenitsin fue demoledora por parte de muchos medios izquierdistas, un eco de la orquestada desde Mosc¨². En aquel entonces yo era estudiante y recuerdo perfectamente la opini¨®n de diversos intelectuales que ten¨ªan prestigio entre nosotros, los estudiantes, contra Soljenitsin. Para ellos, Un d¨ªa en la vida de Iv¨¢n Denisevitch resultaba aceptable, una buena novela sobre la desestabilizaci¨®n en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero Archipi¨¦lago Gulag era pura y duramente un producto "anticomunista". Soljenitsin fue sucesivamente un agente de la CIA, un m¨ªstico, un paranoico. Con el tiempo desapareci¨® lo de "agente de la CIA" y Soljenitsin, pese a haber ganado el Premio Nobel de Literatura en 1970, permaneci¨® en una suerte de limbo de la cultura literaria contempor¨¢nea como un "loco m¨ªstico".
No s¨¦, ni me importa, si Archipi¨¦lago Gulag es una de las cumbres literarias del siglo XX. Lo que s¨ª s¨¦ es que es el libro m¨¢s decisivo de esa centuria, el ¨²nico capaz de ofrecer a los que sufrieron cruelmente el totalitarismo una vindicaci¨®n y una catarsis que, si afecta particularmente al pueblo ruso, se extiende asimismo al mundo entero. Aunque pudiera llegar una siniestra rehabilitaci¨®n de Stalin la sola existencia del Archipi¨¦lago Gulag es un juicio permanente contra la brutalidad del totalitarismo y un tribunal de la memoria m¨¢s duradero que cualquiera que pudiera poner en marcha, como de otra parte ser¨ªa su obligaci¨®n democr¨¢tica, el Estado ruso.
Precisamente esto es lo que demuestra fehacientemente el documental de Jean Crep¨² y Nicolas Miletitch. En ¨¦l un Alexander Soljenitsin envejecido, extremadamente delgado, terminal, se saca definitivamente la m¨¢scara de "loco m¨ªstico" y revela con extraordinaria lucidez que culmin¨® en su libro. Es dif¨ªcil que ning¨²n texto reciente haya requerido tantas energ¨ªas y comportado riesgos semejantes. Antes de Archipi¨¦lago Gulag, nadie, ni en Rusia ni en Occidente, ten¨ªa una imagen del inmenso conjunto carcelario creado por Stalin. Se conoc¨ªan los sufrimientos particulares pero no el dibujo global que permit¨ªa recuperar la grandeza de estos sufrimientos y advertir a la humanidad futura.
La pel¨ªcula expresa el coraje y la tenacidad de Soljenitsin, a menudo, aislado en los largos a?os de escritura del libro. No obstante, m¨¢s all¨¢ del escritor desfilan por los fotogramas los h¨¦roes an¨®nimos que contribuyeron a la obra tanto como ¨¦l: los centenares de presos que dieron su testimonio, las tres mujeres que mecanografiaron el texto, el cineasta que lo microfilm¨®, los c¨®mplices que lo escondieron, los campesinos estonios que dieron refugio al autor, el periodista sueco que se manten¨ªa en guardia, el hombre que finalmente, arriesg¨® la vida para llevarse a Par¨ªs el microfilme del libro ?dentro de un frasco de caviar!
Qu¨¦ maravillosa paradoja que un recipiente tan peque?o pueda contener tanta pasi¨®n, tanta resistencia y tanta libertad.
Rafael Argullol es escritor.
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