La vida no era una t¨®mbola
"Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender m¨¢s tarde", dec¨ªa Jaime Gil cuando se dio cuenta de que ya no volver¨ªa a ser joven. El a?o de sus Poemas p¨®stumos Marisol estaba dejando de ser la ni?a rubia que puso color en los franquistas a?os sesenta para ser una joven a la que hab¨ªa que disimular sus relieves. El negocio de aquellas falsas moralidades consist¨ªa en que siguiera siendo la perpetua adolescente. Las curvas eran para privado disfrute de sus inventores.
No pudo ser. Se empe?¨® en crecer, se despoj¨® de los colorines de reina del pop aflamencado, se borr¨® de estrella de luz y de color, o o or. Sab¨ªa que debajo del tecnicolor segu¨ªa la vida en blanco y negro. Despu¨¦s de la pel¨ªcula se desmontaba la t¨®mbola. La casta guapeada que la rodeaba iba de moderna entre Marbella y Torremolinos, una Sodoma y Gomorra espa?oleadas. Se paraba en estas santas fechas, se disimulaba. Disfraz de negro y mantilla, dejarse ver en procesiones y pasar del rayo de luz a las sombras de las caperuzas. Del corre corre caballito a los pasos de las cofrad¨ªas. De las cabriolas a las cadenas. De la voz del angelito rubio a la gravedad en saeta.
Pepa Flores dice cosas que no comparto, pero mantiene el silencio m¨¢s clamoroso y digno de nuestros mitos
Ven¨ªa de Londres, de soportar en vallas, peri¨®dicos, televisiones o pubs la presencia de la ¨²ltima estrella de la telebasura, Jade Goody. No estaba preparado para enfrentarme con dos cap¨ªtulos televisivos sobre nuestra estrella de los sesenta. Nada tienen que ver la vida, miserias, sonrisas y l¨¢grimas de la tragic¨®mica historia de Jade con la de una joven que se llam¨® de Marisol y que consigui¨® ser Pepa Flores, pero su explotaci¨®n televisiva, el uso del morbo, esa intenci¨®n de vendernos sus vidas privadas me parecieron negocios paralelos. Jade vend¨ªa sus nadas a pedazos. Marisol fue vendida a golpes de pel¨ªculas y reportajes. En Inglaterra se vende la muerte de una princesa real o la de los suburbios. Aqu¨ª nos ofrecen los interiores de una ni?a que se hizo mujer y que nunca se quiso vender.
No mejoramos. De aquellas simp¨¢ticas banalidades folcl¨®rico-infantiles de Marisol a estos polvos/lodos de una serie que abarata situaciones, sentimientos, m¨²sicas y letras. Para hacer una cr¨®nica sentimental de lo que fuimos hace falta un poco m¨¢s de V¨¢zquez Montalb¨¢n y un poco menos de est¨¦tica de culebr¨®n. No se lo merece Pepa Flores. Se desnud¨® cuando quiso, ante el envidiado C¨¦sar Lucas, con Mario Camus en compa?¨ªa de maquis o con Antonio Gades como Pepa de d¨ªa o de noche. Lleva banderas que no son las m¨ªas, dice cosas que no comparto, pero mantiene el silencio m¨¢s clamoroso y digno de nuestros mitos. Su voz se hizo grave, profunda, emocionante. Pas¨® de la vida como t¨®mbola al desgarro de las presas. Dej¨® las galas de anta?o y se acerc¨® a las que sue?an en las galer¨ªas de perpetuas. Dijo adi¨®s a todo esto. ?Por qu¨¦ seguimos sac¨¢ndola en procesi¨®n? -
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