Evitar el proteccionismo
La pr¨®xima cumbre del G-20 en Londres ha despertado una razonable expectaci¨®n. La gravedad y extensi¨®n geogr¨¢fica de la crisis ha cifrado en ese encuentro esperanzas para la adopci¨®n de decisiones que, con la misma extensi¨®n global, traten de contener el desplome sin precedentes en la demanda mundial y el inquietante ascenso del desempleo. M¨¢s de a?o y medio despu¨¦s de su estallido, la crisis financiera que naci¨® en EE UU sigue impactando en las econom¨ªas de todo el mundo hasta determinar decrecimientos del PIB en un n¨²mero cada vez mayor de econom¨ªas. El FMI y el Banco Mundial acaban de admitir que la econom¨ªa mundial va a contraerse en este a?o. Y, no menos inquietante, tambi¨¦n lo har¨¢ el comercio internacional. Como consecuencia de esto ¨²ltimo, muchos pa¨ªses, aqu¨¦llos m¨¢s dependientes de monocultivos exportadores, pueden sufrir las consecuencias en mayor medida que las econom¨ªas m¨¢s pr¨®ximas al epicentro de la crisis financiera.
Frente a ese doble cuadro de vulnerabilidad bancaria y de hundimiento de la demanda, las reacciones de los Gobiernos nacionales est¨¢n siendo desiguales. Estados Unidos ha asumido un compromiso claro por el est¨ªmulo econ¨®mico a trav¨¦s de la reducci¨®n impositiva de las rentas m¨¢s bajas y el aumento de la inversi¨®n publica y, desde luego, el saneamiento de su sistema bancario. Europa, por su parte, se presenta mucho m¨¢s cautelosa con el aumento del d¨¦ficit p¨²blico que podr¨ªan originar las pol¨ªticas expansivas. De hecho, la UE, con Alemania a la cabeza, tratar¨¢ de dar prioridad a la reforma de la regulaci¨®n financiera con el fin de evitar crisis bancarias similares a la que hoy est¨¢ deteriorando las condiciones de vida de millones de ciudadanos en todo el mundo. Es razonable, adem¨¢s, que Europa combata la existencia de los denominados para¨ªsos fiscales y de los centros financieros en los que la opacidad es la principal ventaja competitiva.
Pero es mucho m¨¢s urgente convenir en la adopci¨®n de est¨ªmulos significativos mediante aumentos de gasto p¨²blico por parte de las principales econom¨ªas que acudir¨¢n a Londres, China incluida. La capacidad de ese G-20 ampliado (los pa¨ªses que acudir¨¢n a Londres representan m¨¢s del 70% de la poblaci¨®n mundial y m¨¢s del 80% del PIB y del comercio mundial) para condicionar el crecimiento global es notable. Tambi¨¦n para garantizar la vigencia del sistema multilateral de intercambios.
En efecto, la gran demostraci¨®n de que ese c¨®nclave no resulta un fracaso y un factor que frenar¨ªa el deterioro de la confianza en los pol¨ªticos ser¨ªa el expl¨ªcito rechazo a las tentaciones proteccionistas que sobrevuelan en los Gobiernos de algunos pa¨ªses: no tolerar el m¨¢s m¨ªnimo atisbo de desencuentro entre los asistentes a ese foro que alimente la involuci¨®n en la multilateralizaci¨®n de los intercambios comerciales y en los flujos internacionales de capital. Respetar el juego limpio y el libre comercio hoy equivale a admitir que de esta crisis ning¨²n pa¨ªs puede salir por sus propios medios. La Administraci¨®n de Obama ya lo ha admitido. Ser¨ªa bueno que los dem¨¢s tambi¨¦n lo hicieran, con Europa demostr¨¢ndolo dentro y fuera de la Uni¨®n. Pero con hechos; porque hasta el momento, los Gobiernos no han renunciado a tomar medidas de protecci¨®n para sus econom¨ªas a pesar de los buenos deseos expresados en la cumbre de Washington.
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